El Proyecto

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Gotham, Acería Sionis.

—¡Michael, abre la puta puerta! —exigió Larry desde el exterior de la sala de fundición de la Acería Sionis.

Michael abrió la puerta. Larry entró desesperado, tropezando luego de dar su primer paso al entrar. Michael empujó la puerta para volver a cerrarla, usando diversos cerrojos para evitar algún visitante indeseado. Michael se acercó a su compañero y lo ayudó a levantarse. Corrieron hasta la oficina al centro de la fundidora. Sus pies saltaban de escalón a escalón. Los alrededores se iluminaban gracias al metal líquido que brillaba al rojo vivo.

—¿¡Qué sucedió!? —preguntó Michael.

—No estoy seguro —Larry cerró la puerta de la oficina. Desenfundó su MP-412—. Fue muy rápido. Solo logré ver cómo es que arrojó a Vinny a uno de los pozos de fundición.

—Pero el murciélago no haría algo así —Michael limpió su sudor de la frente, sudor que no solo apareció por la alta temperatura de la zona.

—¡Eso es porque no nos estamos enfrentando al murciélago! —gritó Black Mask, saliendo desde debajo de su escritorio.

—¡Eso es porque no nos estamos enfrentando al murciélago! —gritó Black Mask, saliendo desde debajo de su escritorio

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—Sea quién sea este bastardo, ya ha atacado antes —Black Mask sacudió su traje—. Escuché rumores de que alguien acabó con Killer Croc en las alcantarillas. También ha estado cazando a los hombres del Pingüino.

—Había una mujer, ¿no? —Michael asomó su cabeza por una de las ventanas— Huntress si no mal recuerdo. ¿Será ella?

—¡Y una mierda si es esa puta o es el condenado Papa! —gritó Larry, mordiendo su lengua al sus palabras tropezar entre sí— Lo único que sé, es que está dispuesto a matarnos.

Michael alzó la mirada, sus ojos vieron como es que sobre el techo de cristal descendía una figura.

—¡Cuidado!

Los tres agacharon sus cabezas. El vidrio llovió sobre ellos unos fugaces dos segundos. Todos apuntaron con sus armas en toda dirección, pero además del cristal en el piso, nada más había caído. El silencio los hizo mantenerse atentos. Otro estruendo de cristales, un cuerpo entró por la ventana. Vinny había sido arrojado al interior. Larry asomó su arma, soltando dos disparos, pero nadie estaba afuera.

Veloz y fugaz, él bajó tras los tres. La hoja de su katana atravesó por debajo de las costillas de Black Mask. Michael alzó su pistola y disparó. Él arrojó el cuerpo del jefe a un lado, puso el filo de su espada en una corta distancia entre la suya y de la bala. El proyectil fue dividido en dos que no hicieron más que rozarle los pómulos. En un grácil movimiento, la katana amputó los dedos del arma, dejando solo el pulgar. Una patada sobre el pecho de Michael lo sacó por la ventana.

Larry cayó en un rincón de la habitación. Disparó cuatro veces. Falló su disparo cuatro veces. Ninguna bala estuvo cerca de darle al encapuchado. Larry lo reconoció. Lo llamaban el chico maravilla. Solía llevar un traje de colores chillones (rojo, amarillo o verde) al acompañar al murciélago, pero ahora era diferente. Sus colores seguían igual de llamativos, pero parecía armado para lo que al menos podría ser una cruzada. Resaltó aquellas púas sobre los nudillos en sus guantes. O aquel par de katanas tras su capa amarilla.

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⏰ Última actualización: Aug 26 ⏰

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