Capítulo 1:El Descubrimiento

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El sol se filtraba a través de las ventanas del dojo de los Tendo, bañando el espacio en una luz dorada que contrastaba con el peso de las palabras que pronto se dirían. Ranma Saotome, recién despierto y aún adormilado, se frotaba los ojos mientras se dirigía a la cocina. Su mente ya estaba enfocada en el entrenamiento del día, en perfeccionar sus habilidades y demostrar su fuerza. Como siempre, estaba convencido de que era un alfa, destinado a liderar y ser invencible.

Pero ese día, las cosas estaban a punto de cambiar.

“Ranma, despierta de una vez, muchacho.” La voz de Genma, su padre, resonó con urgencia desde el pasillo. Al aparecer en la puerta de la cocina, Genma lo miró con una mezcla de preocupación y algo más que Ranma no lograba identificar.

“Hoy es un día importante. Necesitamos hablar de algo que cambiará todo.”

Confundido, pero no alarmado, Ranma siguió a su padre hasta el dojo, donde Soun Tendo, el padre de Akane, esperaba con una expresión seria. Akane estaba de pie a un lado, con los brazos cruzados y una mirada indescifrable. Había algo en su postura que hizo que Ranma se sintiera nervioso, aunque no comprendía por qué.

Soun rompió el silencio primero. “Ranma, hemos llegado al punto en que ya no podemos ocultarte la verdad sobre tu condición.”

El corazón de Ranma se detuvo un instante. ¿Qué estaba ocurriendo? Su padre siempre había sido claro: él sería un alfa, fuerte y poderoso, como su madre había deseado. Pero las palabras que siguieron lo dejaron en shock.

“Ranma, no eres un alfa. Eres un omega dominante.”

El aire en el dojo se volvió denso, como si el tiempo mismo se hubiera detenido. Ranma sintió que la tierra se movía bajo sus pies. Omega. Dominante. Las palabras retumbaban en su cabeza, pero no lograban asentarse. ¿Cómo podía ser esto cierto? ¿Cómo podía ser él, un guerrero tan fuerte, un omega?

Genma, notando la confusión y el enojo en el rostro de su hijo, continuó. “Entiendo que esto sea difícil de aceptar, pero es la realidad. Como omega, tu futuro debe asegurarse, y por eso hemos decidido comprometerte con Akane.”

Akane, quien había estado en silencio hasta ahora, finalmente levantó la mirada, su expresión serena pero con un destello de incomodidad en sus ojos. “Es por el bien de nuestras familias, Ranma. No es una decisión que tomemos a la ligera.”

La rabia, la confusión y la sensación de traición se arremolinaban en el pecho de Ranma. Todo lo que había creído sobre sí mismo se estaba desmoronando en un instante. “¡Esto no es justo!” exclamó, apretando los puños. “No pueden simplemente decidir mi vida por mí.”

“Ranma, por favor, entiende…” Akane intentó razonar, pero Ranma no podía escuchar. El rugido en su mente era demasiado fuerte.

Sin decir una palabra más, Ranma salió corriendo del dojo, sus pasos resonando en el suelo de madera. Necesitaba espacio, aire, algo que lo ayudara a procesar esta revelación. Se dirigió al jardín, donde el aire fresco le golpeó la cara, intentando calmar el torbellino de emociones que lo consumía.

Mientras se encontraba solo, sumido en sus pensamientos, no se dio cuenta de que alguien más lo observaba desde la distancia. Ukyo Kuonji, su vieja amiga de la infancia y ahora dueña de un okonomiyaki móvil, había llegado para hacerle una visita. Al verlo tan alterado, Ukyo decidió no acercarse de inmediato, optando por observar desde lejos.

“¿Qué te habrá pasado, Ran-chan?” murmuró para sí misma, sintiendo una punzada de preocupación. Desde niños, Ukyo había mantenido un afecto especial por Ranma, pero ahora, mientras lo veía luchar con algo tan profundo, sintió que su conexión iba más allá de la simple amistad.

Mientras tanto, Ranma respiraba hondo, tratando de calmarse. Aún no podía aceptar lo que había escuchado, pero una cosa era segura: su vida había dado un giro inesperado, y tendría que encontrar la manera de seguir adelante.

Ukyo, notando que Ranma parecía más tranquilo, decidió acercarse, lista para ofrecer su apoyo, aunque aún no sabía exactamente lo que estaba ocurriendo.

“Ran-chan, ¿todo bien?” preguntó suavemente, su voz cargada de preocupación.

Ranma la miró, y por un instante, el peso de todo lo que estaba sintiendo amenazó con abrumarlo. Pero al ver la sincera preocupación en los ojos de Ukyo, algo en él se relajó. “No… no lo sé, Ucchan. Todo está cambiando, y no sé qué hacer.”

Ukyo se acercó y le puso una mano en el hombro. “No tienes que hacerlo solo, Ran-chan. Estoy aquí para lo que necesites.”

Ranma asintió lentamente, agradecido por su presencia. Aunque todavía tenía muchas preguntas sin respuesta, sabía que, con Ukyo a su lado, tal vez podría encontrar un camino a través de la confusión.

Lazos Inseparables[Ryoga X Ranma]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora