↦08. ɪɴsᴀᴄɪᴀʙʟᴇs

70 10 23
                                    

↦ᴍᴀʀᴋ |08
°°°


Las calles estaban bastante tranquilas, especialmente para transitar a esa hora, por lo que la música del auto y la carretera daban calma en ese momento, al menos a mi. Ava seguía haciendo mala cara, y a mí ahora me daba gracia especialmente porque lo que no sabía era que no la llevaría a su casa.

—¿Seguiras molesta en serio? —la pregunta surgió cuando tuve que frenar en una luz roja.

Ella no me respondió parecía estar en serio cuando se trataba de la ley del hielo, así que para hacerla hablar deslice mi mano por su cintura bajo su camisa, sabía que era uno de sus puntos débiles. Ella rápidamente detuvo mi mano y me miro con molestia una vez más.

—Si, en serio seguiré enojada. —soltó con seriedad.

La luz de volvió amarilla y yo no pude evitar admirar la manera tan jodidamente sexy que se veía cada vez que se enojaba o me miraba con intención de querer matarme de alguna forma.

—Tranquila, el estrés puede alterar tus hormonas. —continúe bromeando como ya venía desde antes.

Estaba claro que no iba a dejar que se embarazara y mucho menos de mi, sería solo seguir agrandando mis problemas con ella. La luz paso a verde, y yo acelere aprovechando que iba derecho en toda la calle. Mi mirada estaba completamente en frente hasta que Ava apretó sus manos en mis piernas, entonces note su expresión de nervios por el retrovisor.

Baje un poco la velocidad y gire por el camino más largo, desviandome completamente de donde era su casa.

—Tenias que tirar por el otro lado. —me reclamo y empezó a moverse sobre mi con intención de ir hacia el otro asiento, cosa que ya no me gustaba. Estaba sin ropa interior y su contacto directo no me ayudaba con autocontrol.

—Quédate quieta. —pedí de forma tranquila, pero sólo me ignoro.

Solté un suspiro y cuando pude frenar la toma de la cadera con fuerza y la senté sobre mi presionando sobre mi entrepierna, así se quedó quieta, completamente quieta solo mirándome por el retrovisor.

— Ya sabes a donde llega tu terquedad, así que no me obligues a adelantar tu castigó por llegar tarde. —hable directo y firme cerca de su oído, con intención de que le quedará claro.

—Bajame. —ordenó sin quitar la vista del espejo. — bajame ahora.

—No claro que no, estamos en medio de una autopista. —negué con la misma seriedad que ella estaba manejando.

—No me interesa, bajame. —Rode los ojos cuando de nuevo trato de fugarse.

Yo no era una persona impaciente como tal, pero con ella nadie podía estar tranquilo y menos cuando una idea se le metía en la cabeza. Coloque el automático del auto y deje mis manos hacia atrás, dejando que siguiera con su berrinche mientras avanzabamos.

—¿Ya terminaste, o tengo que callarte yo mismo? —cuestione estirando un poco mis piernas.

Ella se giro a mirarme y sabía que con intención de golpearme levanto sus brazos, los mismos que tome con fuerza para dejarla inmóvil.

—Tienes la energía de un niño de cinco años. —mi tono ahora era severo. — no te lo vuelvo a repetir Ava, quédate quieta maldita sea, si no quieres que aquí mismo te vuelva a arrancar la ropa. —mire sus ojos con intensidad, se hizo un silencio cuando termine de hablar.

Ella no quitaba sus ojos de los míos, y aún en la oscuridad del coche era obvio que su mirada estaba siendo intensa no sabía si por mi sinceridad o porque le molestaba no tener una salida como siempre.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 18 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝐑𝐔𝐌𝐎𝐑𝐒|| ᵖᵃʳᵃ ˢᶦᵉᵐᵖʳᵉ ᵘⁿᵃ ⁿᵒᶜʰᵉ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora