6.

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—¡Sangre! —gritó al abrir los ojos como platos, por alguna razón sentía que le dolía la espalda. Adán se sentó en el suelo, solamente para darse cuenta de que; estuvo acostado e inconsciente todo este tiempo en el suelo —. ¿Qué…? ¿Qué pasó? —alzó la vista; solamente para encontrarse con Lucifer sentado en la orilla de la cama; sosteniendo a algo en brazos que no dejaba de hacer ruiditos —. Mierda… —musitó, no podía creer que ya hubiera nacido. Adán se levantó del frío suelo de piedra —. No lo puedo creer, ya nació tu hijo…

Lucifer sonrió, para haber estado inconsciente tanto tiempo, no podía creer que su reacción fuese una positiva.

—Así es… —habló al enseñársela, era una bebé, una hermosa y linda bebé con un aroma parecido al de Lilith —. Lute dice que es alfa… —sonrió.

Adán sonrió al verla, aunque tenía un parecido con la Reina loca; se parecía un poco más al tipo que estaba enfrente de él.

—¿Y cómo la llamaste? —le cuestionó.

Lucifer se quedó pensativo por unos minutos.

—Bueno… en estos tres días, aún no he decidido un nombre —Adán abrió los ojos como platos ¿Cómo que tres días? ¿No se supone que apenas había nacido el bebé?

—¿Tres días? —cuestionó Adán desconcertado; para él, solo habían pasado horas.

Lucifer asintió.

—Si, estuviste inconsciente por tres días. Le pedí a Lute que te ayudara a despertar, pero ella dijo: "Está respirando, no te preocupes" —explicó dejando aún más desconcertado a Adán ¿Se había desmayado por tanto tiempo?

—¿Qué mierda…? —fue lo único que el castaño grisáceo pudo pronunciar. 

—¿Y como está el papá? —habló Lute en un tono burlón al ver a Adán entrar al comedor; jamás había visto a ese sujeto inconsciente por tanto tiempo.

—No soy el papá —habló Adán de mala gana mientras se sentaba en una de las mesas —. Dame un poco de cerveza…

Lute arrugó la frente y de mala gana le entregó un vaso de barro. Adán no dudó, lo bebió y luego escupió; eso no era cerveza; era té, desagradable té de manzanilla.

—¡¿Qué demonios Lute?! ¡¿Cuál es tu problema?! —alegó furioso.

—¡Hay un bebé en tu habitación y quieres embriagarte! —lo regañó —. Ese es mi problema —habló en un tono más calmado.

—Entonces… cámbiame de habitación —pronunció.

—Lástima, todas ocupadas… —gruñó ella—. ¿Comerás algo? Ya sabes, estuviste en hibernación por tres días —exclamó. Adán rodó los ojos —. No puedo creer que seas  un cobarde, solo viste un poco de sangre y te desmayaste… ¿Dónde está el sujeto que dijo que peleaba con gigantes? El maldito desgraciado que asesinó al dueño de un burdel… ¿Eh? ¿Dónde está ese infeliz que me abandonó? —alegó.

—No inicies… —suspiró—. Tú sabes que desde que ella murió… ya no he sido el mismo, los Omegas son frágiles y… —recordó perfectamente el cuerpo inerte de su amada envuelto en un charco de sangre—. Con un trato brusco, ellos pueden morir… —habló con la mirada perdida.

Lute rodó los ojos, otra vez estaba imaginando a la prostituta barata de la que se enamoró.

—Y si deseas, tenemos carne… —mencionó de mala gana mientras se alejaba de él.

—Esto es bastante bueno, muy bueno de hecho —habló una mujer de vestimenta negra mientras veía fijamente a la reina; por lo que tenía entendido; había arrasado con sus tropas. 

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