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Seis meses antes

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Seis meses antes...

Deteniéndose en mi escritorio, Beomgyu me miraba con recelo.

―Uh-oh, te tiemblan los párpados. ¿Qué ocurre? ¿Alguien te confundió de nuevo con el modelo de la valla publicitaria de concientización sobre la sífilis?.

Entrecerré los ojos a mi amigo y compañero de trabajo.

―No. Y no me parezco en nada a él ―ya habíamos tenido esta conversación, pero a Beomgyu le gustaba pincharme de esa forma que solo haría uno de tus amigos más cercanos.

―Tienes los mismos ojos cafés y pómulos pequeños. Su cabello no es exactamente del mismo tono rubio que el tuyo, pero está cerca.

La gente siempre asumía que el color de mi cabello salía directamente de una botella. La verdad es que lo heredé de mi abuela medio sueca.

―Pero él no tiene tu flequillo contundente o los labios hermosos ―continuó Beomgyu porque, sí, era un dolor en mi trasero cuando estaba aburrido.

―¿Podemos no hablar sobre el modelo que se parece en nada a mí, por favor?.

―Por supuesto.

―Estupendo. Si has venido a hablar con Felix, aún no ha regresado de su reunión para almorzar, pero no debería tardar mucho.

―Vine a ver cómo estabas. Un pajarito me dijo que vieron entrar a Sunghoon entrar al edificio antes. La última vez que el idiota vino aquí, casi tuviste que llamar a seguridad para sacarlo.

¿Y quién era Sunghoon? El hermano astuto, zalamero y autoritario de mi jefe.

Suspiré.

―Estoy bien, solo molesto. Quería esperar a Felix en su oficina, dije que no e intentó coquetear conmigo para salirse con la suya. Dije que no, y afirmó que tenía migraña y que solo necesitaba un lugar tranquilo para sentarse. Dije que no, y luego se puso todo pesado y exigió que lo dejara entrar. De nuevo, dije que no. Dimos vueltas y vueltas así durante un tiempo hasta que, finalmente, se marchó, pero no sin antes amenazar con despedirme.

Beomgyu negó con la cabeza.

―Es una comadreja. ¿Por qué crees que quería acceder a la oficina de Felix?.

―Dijo que quería esperarlo ahí ―no me hubiera sorprendido si hubiera tenido la intención de husmear y olfatear algún material sensible que pudiera vender a los competidores de Felix. Sunghoon parecía albergar un profundo resentimiento por su hermano. Sospeché que eran celos mezquinos ya que, en total contraste con Felix, lo único en lo que Sunghoon parecía tener éxito era en ser un imbécil absoluto.

Beomgyu ladeó la cabeza.

―Aunque es un furúnculo en nuestros traseros, generalmente no hace que ese párpado tuyo se contraiga. Por lo general, se necesita más que eso para desencadenarlo. Vamos, dime qué te molesta. Te sentirás mejor por ello. Y soy entrometido, ayuda a un chico.

Inversión en Tentación | LixjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora