☆BILL☆

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El destello de luz azul iluminó por completo el comedor donde Hannibal Lecter estaba a punto de iniciar su cena. Cualquier otro humano habría quedado deslumbrado por la repentina aparición de ese ser sobrenatural, pero el doctor ya estaba acostumbrado a las visitas inesperadas de su buen amigo Bill Cipher.

—¡Vaya, vaya! Creo que interrumpo algo —dijo Bill, riendo al notar que Hannibal había detenido su tenedor justo antes de llevarlo a la boca—. Oh, ¿estabas a punto de cenar a alguien? ¿He sido inoportuno?

Hannibal, imperturbable, sirvió vino tinto en una copa vacía que siempre tenía a mano para su estruendoso acompañante y la ofreció con un gesto elegante.

—Tu capacidad para hacer acto de presencia siempre es impresionante, Bill. Y no, no eres inoportuno. De hecho, eres justo lo que necesitaba esta noche. ¿Qué te trae por aquí?

—El universo es vasto, Doctor Lecter. Sin embargo, ¡eres uno de mis humanos favoritos! —exclamó Bill, flotando en el aire mientras sus palabras resonaban en el ambiente.

—Bill, no soy alguien que se deje impresionar fácilmente por los cumplidos, pero debo admitir que logras hacerme sonreír —respondió Hannibal, con una ligera curva en los labios—. Espero que tengas apetito. La carne de hoy es de la más alta calidad.

—¡Ja! Sabes que mi apetito se satisface con caos y destrucción, pero jamás podría rechazar uno de tus platillos —dijo Bill, dando una vuelta en el aire antes de tomar asiento junto a su querido amigo—. Tu cocina y tu sed de sangre son lo más cercano al arte que he visto en esta aburrida dimensión sin gracia.

Hannibal esbozó una sonrisa sutil mientras continuaba la conversación.—¿Y cómo van las cosas en tu universo, Bill? O mejor dicho, ¿cómo van las cosas con TU universo? —preguntó Hannibal, haciendo énfasis en el "tú" al referirse claramente a Stanford Pines, un tema recurrente en sus charlas de despechados.

—¿El universo? Todo va de maravilla. He jugado y traumatizado mentes como nunca antes —Bill hizo un gesto exagerado de beber vino, a pesar de que no necesitaba hacerlo— Pero déjame decirte, mi dulce seis dedos sigue siendo tan obstinado como siempre

—¿Stanford realmente no ha dado el brazo a torcer? —inquirió Hannibal, genuinamente interesado.

—¡Así es! Sus intentos de fingir que ya no tiene interés en mí son patéticos. Me recuerda bastante a tu humano... ¿cómo era su nombre?

—Te refieres a Will Graham, Bill. —Hannibal hizo una pausa, reflexionando— He llegado a la conclusión de que la única forma de llegar al corazón de alguien es adentrándose primero en su mente. Aunque para ti, amigo mío, eso debe ser algo tan cotidiano como la vida humana misma.

Bill soltó una carcajada irónica.

—¡Por supuesto que lo es! Pero para ti no debe ser tan complicado. Te enseñé bastante bien como manejar la mente de tu propia especie y he visto resultados que enorgullecen —el triángulo guardó silencio unos momentos — Pero Ford es realmente un rompecabezas que no puedo resolver fácilmente y eso me mantiene enganchado a él. ¿Eso te ocurre con Will? Ambos son musas rebeldes, pero así es como nos han capturado.

—Ambos sabemos que podemos quebrantar sus mentes de todas las maneras existentes y aún así es inviable dar el golpe final y certero en un solo parpadeo, pero... ¿dónde quedaría la diversión y la pasión por el conocimiento de su mente?

Bill asintió con frenesí, Hannibal había dicho justamente las palabras que él a diario solía pensar.

—Nuestro manto de oscuridad atraerá de cualquier manera a ambos. ¿Crees qué pueden vivir sin nosotros? ¡Somos quienes decidimos si viven por nosotros o mueren por nosotros! Toda la existencia de esos pequeños inestables se encuentra en nuestras manos.

Ambos rieron disfrutando de la conversación.

—Dime, ¿qué es lo que sugieres? ¿Deberíamos esperar pacientemente a que su "moralidad" se quiebre, o simplemente damos el empujón que necesitan? —la pregunta de Hannibal era genuina. Gracias a los consejos y enseñanzas de Bill él era una persona tan lista como el mismo Sherlock Holmes, y aún así necesitaba la guía de su triangular mentor.

—Quizás un poco de ambas, querido amigo. La paciencia es una virtud y aunque tienes la desdicha de ser un simple mortal, puedes estar seguro de que Will y tú estarán bajo mi manto durante toda eternidad.

Los ojos del psiquiatra brillaron como dos estrellas. Una eternidad junto a Will sonaba como el paraíso.

—Agradezco el aprecio, Bill. Si algún día lo necesitas, yo estaría gustoso de acompañarte a tu universo y darte el pequeño empujón que necesitas para recuperar a este hombre.

—¡Me encanta como piensas, Hannibal! Ten por seguro que este juego recién inicia.

Hannibal levantó su copa al igual que Bill, esto para hacer un brindis por aquella productiva plática.

—¡Por las mentes abnegadas de estos hombres tristes!

Bill levantó su copa también, con un entusiasmo radiante.

—¡Y por estos tercos que hacen que destruir todo valga la pena!

Dichas estás palabras, la cena continuó con alegría, planes e ideas. Ambos eran un dúo perfecto que disfrutaba de impartir maldad y sufrir por hombres de apariencia descuidada que lograban despertar emociones que nunca nadie había logrado hacer salir.

☆Cute best friends:Hannibal Lecter and Bill Cipher Donde viven las historias. Descúbrelo ahora