Character 2

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Residencia de la Familia Yūki - Madrugada

La mansión Yūki estaba en silencio, envuelta en la quietud de la madrugada. Sora yacía en su cama, con la mirada perdida en el techo. Aunque cerraba los ojos, el sueño no venía. La angustia en su pecho era demasiado pesada, y cada pensamiento la llevaba de vuelta a la misma conclusión: su tiempo se estaba agotando. Finalmente, incapaz de soportar la inquietud que la consumía, se levantó de la cama, sus pies descalzos apenas haciendo ruido en el suelo de madera.

Salió de su habitación, recorriendo los pasillos oscuros con pasos ligeros, como si no quisiera despertar a los fantasmas que habitaban su mente. La casa, se sentía aún más vacía en esas horas solitarias. Sora avanzó hacia el jardín, buscando algo, lo que fuera, que le diera un respiro a sus pensamientos.

Cuando llegó al jardín, el aire fresco de la noche la envolvió, brindándole un alivio temporal. La luna estaba alta, su luz plateada bañando las flores y árboles que se extendían ante ella. Caminó lentamente por el sendero de piedra, tratando de encontrar paz en la serenidad del lugar. Pero su mente no se callaba, y sus emociones seguían revoloteando como mariposas atrapadas en una red.

Al girar una esquina, Sora se detuvo en seco. No estaba sola.

Izuku Midoriya estaba allí, sentado en un banco de piedra bajo un cerezo, su rostro iluminado por la suave luz de la luna. Parecía absorto en sus pensamientos, su habitual energía contenida en una calma reflexiva. No se había dado cuenta de la presencia de Sora, sus ojos estaban fijos en el cielo, como si estuviera buscando respuestas entre las estrellas.

Sora vaciló por un momento, sorprendida de encontrarlo allí. Pero antes de que pudiera decidir si debía retroceder o avanzar, Izuku giró la cabeza y la vio. Sus ojos verdes se encontraron con los de ella, y una suave sonrisa apareció en su rostro.

"Sora-chan," dijo en voz baja, para no romper la paz de la noche. "¿No puedes dormir?"

Sora bajó la mirada, sintiendo un torbellino de emociones dentro de ella. "No... No puedo," respondió, caminando lentamente hacia él. "¿Y tú? ¿Por qué estás aquí?"

Izuku se encogió de hombros, su sonrisa se volvió melancólica. "Supongo que tampoco puedo dormir." Hizo un gesto hacia el banco, invitándola a sentarse a su lado.

Sora aceptó la invitación y se sentó a su lado, sintiendo la calidez inesperada de su presencia. Durante un rato, ninguno de los dos habló. La noche los envolvía en su manto silencioso, pero la tensión en el aire era palpable.

Finalmente, Sora rompió el silencio, su voz temblando ligeramente. "Izuku-san... ¿Por qué están haciendo esto? ¿Por qué se preocupan tanto por alguien como yo?"

Izuku la miró con una sinceridad que casi la desarmó. "Porque es lo correcto, Sora-chan. Nadie debería pasar por algo así. Y sé que estás sufriendo."

Sora sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas, pero las contuvo. "No entiendes... No hay nada que puedan hacer para cambiar lo que va a pasar."

Izuku inclinó la cabeza hacia un lado, su mirada firme y llena de determinación. "No lo sé, Sora-chan. Pero lo que sí sé es que no vamos a darte por vencida. No importa lo que creas. Y si hay algo que pueda hacer."

Las palabras de Izuku resonaron en el corazón de Sora, encendiendo una pequeña chispa de esperanza que había intentado apagar. Por primera vez en mucho tiempo, sintió que alguien la veía, no solo como la portadora de un Quirk sin sentido, sino como una persona que merecía ser salvada.

Sora desvió la mirada hacia el cielo, sus ojos fijos en la luna brillante. "Gracias, Izuku-san," susurró, su voz quebrada por la emoción que no podía contener. "Gracias por no rendirte conmigo."

Five Days | Izuku Midoriya |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora