Los meses pasaban tan rápido y con ello aumentaba mi confusión con Maeve, porque sentí que regresamos al punto de "te quiero solo un día cuando estamos a solas y te ignoro el resto de la semana porque están mis amigos".
Y no supe qué hacer, porque solo pensaba "¿Para que le vas a decir algo? No estás en derecho de reclamarle nada, principalmente porque todavía no son nada", luego pensaba, "pero si no soy honesta me sentiré peor", así que lo dejé así.
No volví a buscarla, no nos volvimos a ver por una semana y no volvimos a hablar.
Creí que todo había acabado ahí.
Pero no fue así.
Fue un martes por la tarde cuando salí de mi última clase, usualmente me estaba empezando a quedar en la universidad hasta las ocho de la noche incluso cuando acababan mis clases a las cinco, solo por pasar un tiempo con Maeve, pero específicamente ese día a inicios de octubre, decidí no hacerlo.
Regresé a casa sin enviarle, sin decir absolutamente nada, solo mentalizándome que siempre era así y que nada cambiaría.
Era aceptarlo o dejarlo.
Y yo en ese momento realmente estaba considerando en dejar algo que ni siquiera había tenido tiempo de iniciar.
En la oscuridad de mi cocina, empecé a preparar mi cena cuando llegó ese mensaje que en definitiva no estaba esperando pero anhelaba que llegara en cualquier momento.
Maeve: ¿Sigues en la universidad?
Brie: Ah, ¿Ahora sí existo?
Maeve: Siempre has existido, tonta.
Brie: no se nota tu interés.
Maeve: vale, no te veo, entonces.
Brie: como quieras.
Ahora estaba enojada, porque solo sentía que jugaba conmigo y no quería eso. Estaba demasiado enamorada de alguien que cada que podía se olvidaba de mi existencia haciéndome sentir muy pero muy pequeña. Y eso me aterraba porque no estaba acostumbrada a que me hicieran sentir así.
Cuando me empezaba a sentir de ese modo, excluida totalmente de la vida de alguien que dice tener interés en mí, me alejaba por completo.
Solo que ella no me dejaba alejarme realmente y eso me enojaba más, porque ni me elige ni me suelta.
Creí que la conversación estaría hasta ahí, pero entonces, otro mensaje de su parte llegó.
Maeve: No te había escrito porque no tuve un lindo fin de semana y cuando me pasan cosas que no puedo controlar, me aíslo porque no me gusta arrastrar a nadie en mis problemas, pero eso no significa que no te quiera ver.
ESTÁS LEYENDO
Simplemente Tú
RomanceBrie creía que no había nada que pudiese arruinar esa paz que tanto le gustaba vivir, dejó de creer en las amistades que se entablan con facilidad y en esa clase de amor en que la conexión es más fuerte que el tiempo que llevan de conocerse, pero un...