Capítulo diez

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AGENDA LLENA

I know we're only halfway there, But you can take me all the way.

Love Somebody by Maroon 5

Paris Graham.

No tengo peor enemigo que mi "yo" borracho.

El dolor de cabeza no es tan fuerte, pero apenas percibo la luz del sol es horrible para mis córneas cerradas, por lo cual solo me decido acomodar mi rostro hacia el lugar caliente, oscuro y con un aroma masculino... ¿masculino? Me levanto un poco, con mucha calma para que mi dolor de cabeza no empeore y es cuando reconozco el cuerpo de Darcy con la camisa de hermano. ¿Así que no lo soñé? En realidad, lo traje a mi cuarto. Nunca había traído un chico a mi cuarto, no sé cómo se supone que tenga que despertarlo.

Lo único bueno es que mi hermano no está en el apartamento.

Espera, ¿Qué hora es?

Me muevo de la cama y revisó la mesa de noche. El reloj de la mesa de noche aparece en brillantes letras rojas que hacen que mi cabeza duela por lo estridente del color. El cuerpo de Darcy se remueve a mi lado probablemente sintiendo mi incomodidad. Su cabello despeinado y su expresión relajada me provocan una mezcla de confusión y culpa. Intento recordar los eventos de la noche anterior, pero mi mente es un revoltijo de imágenes borrosas, besos y la sensación constante de estar cruzando una línea que nunca pensé que cruzaría.

Me levanto con cuidado de la cama, tratando de no hacer ruido. Necesito aclarar mi mente, tomar una ducha y decidir cómo enfrentar todo esto. Mientras camino hacia la puerta del baño, me detengo un segundo para mirarlo, de nuevo. No debí cruzar esa línea, estamos en la misma banda, por amor a Cristo, esto se volverá incómodo.

En el espejo del baño, mi reflejo hace que recuerde aún más de anoche: la camisa de pijama que llevo puesta está arrugada, lo que es un testimonio de una noche agitada. Recuerdo subirme a su regazo, balancearme y frenarme. Mientras me lavo la cara, mi mente se vuelca en los besos de anoche en la cama. ¿Cómo se supone que volveré a dormir en esa cama cuando hice eso anoche?

Salgo del baño, evitando mirar a la cama y por consiguiente al hombre que está el domingo en ella. Apenas salgo del cuarto, me encuentro la vista de mi hermano con un café en la sala, es cuando cierro la puerta con velocidad.

¿¡Qué hace mi hermano aquí!?

Mi hermano sube la vista del periódico y me mira. Trago grueso, sonrió y él frunce el ceño. Podría destilar nerviosismos en este momento y él no se daría cuenta, pero lo hace y eso solo hace que mis nervios se desarrollen al mil. Me alejo de la puerta y trago grueso. Llegué a la nevera y la abro, agarré una manzana y una barra de frutas.

¡Que no salga!

Por favor, ¡que no salga!

Con la misma suavidad que llegué intentó volver a entrar a la habitación.

— ¿Por qué estás tan nervioso? —pregunta mi hermano, quien ha dejado la taza de café sobre la mesa y pone el periódico en su regazo—. ¿Algo que quieras decirme?

— ¿Qué? ¿De qué hablas?

— ¿Cuándo iba a conocer a tu chico?

Mi cerebro se congeló cuando hablo, pero mi mente apenas escuchó un murmullo cuando se escuchó un gemido lastimero de adentro de mi habitación qué hizo que no pudiera negar nada de lo que me decía. Alza una ceja y aplano los labios en respuesta, parece estar a punto de burlarse y también a punto de amenazar, cualquiera que pase al momento sería mi fin.

Lo que quiso decir esa canción ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora