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Capítulo 1

"Errantes y exorcistas"

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-Estás despedido, Lucas -La declaración del jefe resuena como un disparo en la mente de joven que tenia al frente suyo, dejando una vibración pesada de sentimiento de fracaso y vergüenza.

-¿Qué? ¿Despedido...? ¿Por qué? ¿Qué he hecho?-diría consternado-

El rostro de Lucas se palideció al escuchar las palabras de su jefe, y su corazón latía con una intensidad que casi podía oírse. La presión en su pecho parecía estar a punto de explotar. El ambiente en la oficina, normalmente impersonal y ordenado, ahora se sentía opresivo y hostil, como si las paredes mismas estuvieran burlándose de su fracaso.
Sin inmutarse ante la reacción del joven, solo se limitaría a contestarle. Que con un tono gélido y cruel le diría:

-El hecho es que somos un negocio y necesitamos tomar medidas para asegurarnos de que el resultado final sea lo más favorable para nosotros -mostrando los informes de lucas- Lamentablemente, con tu rendimiento mediocre y tu actitud inapropiada junto a tu llegada fuera de horario, nos has demostrado ser una carga para este equipo-.

-Espere por favor déjame explicarte...-

-No hace ni falta más excusas, yo mismo he determinado de que no eres el tipo de persona que queremos en esta empresa -ignorando completamente lo dicho por el joven-

- ¡P-pero jefe yo...! -Lucas se queda con la mente en blanco y el corazón galopando mientras trata de enfrentarse a su patrón. Finalmente, decide no decir nada y se queda callado con la mirada fija en el suelo.

- Recoge tus cosas y lárgate que tengo cosas por hacer -diría el hombre firme y autoritario-

Apenas saldría del edificio, este se pondría a caminar torpemente, con una mirada perdida. Su mente no podía procesar lo que acababa de suceder. Sus pies parecían tropezar con cada paso, como si la gravedad se hubiera vuelto más pesada.

-Despedido... Despedido... -Lucas repetía la palabra una y otra vez, incrédulo, como si al hacerlo, pudiera darle algún sentido.-

La palabra resonaba en su cabeza como un eco interminable, cada vez más fuerte, hasta que finalmente se detuvo. Se llevó las manos a la cabeza, apretándolas contra sus sienes como si tratara de exprimir el dolor y la confusión que lo invadían.

-2 años trabajando como burro para ser despedido por incompetente, es increíble -penso con bastante resentimiento-

Respiró hondo varias veces, tratando de calmarse. Se quedó quieto un momento, cerrando los ojos, y cuando los abrió, su mirada reflejaba una mezcla de resignación y cansancio.

- Maldita sea... ¿Qué tengo que hacer para que las cosas empiecen a mejorar? -Lucas murmuró mientras trataba de recomponerse, mirando al cielo que se tornaba de un tono oscuro y apagado.-

Mientras retomaba su camino, las dudas seguían persiguiéndolo, pero esta vez se permitía un breve instante de claridad, una reflexión amarga sobre la vida adulta.

-La vida adulta apesta... Todo es tan monótono... Un día tras otro, todo igual, y cuando menos lo esperas, te dan una patada y te dejan tirado. -Lucas sacudió la cabeza, con una mezcla de frustración y amargura. Sabía que quejarse no cambiaría nada, pero no podía evitarlo.-

Ya en el autobús, Queriendo distraerse para olvidarse del mal rato que estaba pasando tomo su teléfono y buscaría algo con que entretenerse. Aunque para su mala suerte esto terminaría empeorando su ya mal humor cuando se da cuenta de que su teléfono está muerto mostrándose realmente irritado como resultado.

Phantom Edén: Y El eco de las sombras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora