Japón. Un país famoso y hermoso, conocido por su estereotipica estética cálida y sus ciudadanos trabajadores. Todos con algo que hacer, todos inteligentes y respetuosos.
Que estupidez.
Puede que hayan millones y millones de habitantes con buena suerte de conseguir un trabajo y triunfar en éste; de lo contrario, vivirían como personas promedio o en la miseria, para luego matarse, aunque sea la minoría.
Komaeda Nagito y Ouma Kokichi formaban parte de ésta minoría.
Solo que estos estúpidos no se han muerto. Quizá hayan intentado darse de baja, incluso juntos, como los amigos que son, pero como son una anormalidad de la naturaleza no les salió.
Si, que tontos.
En fin. Un camión con placa sospechosa se iba acercando a un puesto de dildos baratos para hacer Dios sabrá que. Un hombre que parecía que tenía más tetas que cabeza ingresó al puesto con la cabeza en alto, seguido por otros dos gringos igual de tetones.
Se encontraron con la escena de dos afeminados bailando como si estuvieran rogando al sol que llueva. El más alto tenía cabello verde moco y el más bajo uno amarillo pichi potente.
-¿Donde está Iruma? Dile que llegó su paquete.
El hombre que encabezaba al grupo habló con firmeza, flaquenado su postura ante la escena que ocurría frente a él.
-¡Shh! Ya casi.
El enano continuó moviendo sus caderas mientras cantaba la vida loca porque al parecer él también era loco y se le notaba. El otro tampoco parecía cansarce ya que seguía cantando como pájaro.
-Ea ea ea e-
-¿Podemos simplemente terminar esto de una vez?
Escupió ya harto el macho intimidante.
-¡Huantanamera, ahia huantanamera, ahia huantanameEEEERaaa, aHIA HUANTANAMERAAAAAAA!
-Qu-
-Explicales.
-Dice que no te dará ni un solo centavo hasta que no le diga' de que tamaños son los dildos.
Habló rápidamente el más alto por su compañero.
-De treinta centímetros, es lo que ordenó.
-Traiganla, hijos míos.
Acató la orden y mandó a un chichón para que fuera a traer la caja que era tan grande que apenas entraba por la puerta.
-¿Habrá una de cincuenta centímetros?
-Muérete Nagito, ni para una de cinco te alcanza.
-...
-Aquí está la caja.
El másculo que se encargaba de entregar la caja los ignoró mientras les entregaba lo encargado y se ponía en marcha porque no soportaba estar cerca de gays.
-Ey ey ey ey, quieto ahí papi.
Dijo el chatito mientras se sacaba un moco.
-Eaaeaeawae lalalalalalabanban Seee necesita un aksksnsk de graciAAAAA.
-... - El hombre se les quedó viendo todo sacado de pedo y cada vez mas asustado.
-Dile. -Dijo por fin el peli blanco.
-Él dice: FBI. Están arrestados.
Se sacaron esas pedorras pelucas con coordinación y todo qué el chichón se espantó.
-Va a huir.
-No lo hará.
Y como dijo el komadreja el tetón y sus gringos echaron a correr
-...
-...
-HIJOS DE-
Se agarraron a hostias y se empezaron a golpear muy extravagantemente como si no estuvieran en un jodido puesto de dildos que para colmo una señora que pasaba con su hija vio y no supo si enojarse por los dildos, por los gays o por la pelea.
-¡Entreguen la droga, cabezas de simulacro! -Gritó a todo pulmón el enanito.
-¡No tenemos ninguna droga! ¡Vendemos dildos por el amor de Atua!
-¡Basta! ¡O juro que les dispararé a ambos! -Exclamó Nagito con su peligrosa ya cargada apuntandoles al pelimorado y a un gringo nada que ver.
-¡Nagito imbécil apuntales a ellos, no a mí!
-...
-¡YAA! -Y el imbécil se giró para que lo derrumbaran. -AOSKSKSNSKNDWKoaksk
Kokichi le metió un vergazo con un dildo de caballo que estaba por ahí al gringuito, lo que lo desorientó y el chico aprovechó para aventarle el microondas que Miu utilizaba para calentar su pan con hot-dog todas las mañanas.
-¡Ay, mi cabello!
Gritó Nagito cuando uno lo agarró por su melena y lo jaló hasta tirarlo.
-¡Oye! ¡El único que puede jalarle de las greñas a ese homo soy yo!
Kokichi se tiró encima del opresor y agarró el arma de Nagito para disparar al aire e intimidar a todos.
Como era de esperarse, todos se quedaron tiesos. Komaeda aprovechó para soltarse y pararse junto al otro.
-¡Te lo dije, Nagito! Lo hicimos solos y sin ayuda, ¿como la ves? -Exclamó exhausto el joven de ojos morados, la pelea fue demasiado para su delicado cuerpo de flor.
-Fue un golpe de suerte, hehehe. -Se rascó la nuca el mayor. "Golpe de suerte el que te daré", pensó Ouma, pero estaba muy cansado para bromear.
-Un golpe para nuestra carrera, mejor dicho. Nos darán todo el crédito por... -mientras decía eso, se acercó al dichoso paquete que tantos problemas les habían traído para por fin abrirlo y revelar el contenido que los llevaría al éxito. - ¿40 tipos de dildos? ¡Oye, panzón! ¿Y la droga?
-Te lo dije, no vendemos droga, solo dildos de diferentes tipos y tamaños. ¿Quieres uno con venas? Te lo traemos. ¿Quizá uno con glitter? Claro, ¡solo déjanos en paz!
-...
-...
-...
-...
-... ¿Puedo quedarme con uno?
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¿... Y donde están las chichonas?
HumorKomaeda y Ouma son jóvenes agentes del FBI, totalmente inútiles que nadie sabe como se ganaron su trabajo. Ambos deciden disfrazarse de mujeres tetonas para poder protegerlas de un futuro secuestro. No todo saldrá como lo planearon, ¿verdad? Después...