1

53 7 2
                                    


La lluvia caía a cántaros en aquel bosque señido por la oscuridad, era difícil pensar que hace unos minutos atrás aquel tranquilo paisaje fue llenado con los gritos de personas moribundas pidiendo por sus vidas.

En lo profundo del bosque, parado entre los cadáveres había un hombre alto, de apariencia intimidante y fríos ojos azules, miraba con indiferencia y con algo de asco el cadáver sin piernas del hombre frente a el, sacudió su espada echa de energía y desactivo su quirk haciendo que está misma desapareciera en sus manos como si nada, sus ropas, antes blancas y doradas, se habían ensuciado de un color rojo oscuro en muestra de las muertes que había provocado, miro por última vez el lugar antes de darse la vuelta y empezar a caminar, el teléfono en su bolsillo timbró indicando que lo llamaban, con irritación agarro el teléfono y lo acercó a su oreja contestando la llamada mientras se alejaba del lugar a pasos tranquilos pero firmes.

¿Que?– su voz salió tan fría como sus ojos azules, la línea al otro lado se quedó en silencio unos segundos –¿Encerio van a joderme con una puta broma? ¿Que pasa?– hablo irritado ante el silencio del otro lado de la llamada.

señor...– la voz cansada y preocupada de una mujer mayor se oyó por fin –es la señora... Ella... Está dando a luz.– como si el mundo se hubiera detenido los ojos azules del hombre se abrieron con sorpresa, aceleró su paso al punto de casi empezar a correr, no sabía si era la lluvia helada que caía sobre su cuerpo o si era por la sorpresa y el miedo del momento, pero su cuerpo estaba temblando ligeramente y su corazón latía con fuerza.

Llegó al auto que lo esperaba afuera del bosque y no dudo en entrar y empezar a conducir en dirección a su casa, la lluvia parecía empeorar con cada momento que pasaba y su desesperación al no poder estar con su esposa en este momento parecía crecer más en su pecho.

–por favor, mi señora, ya casi, usted puede, puje!– la voz de la doctora resonaba en la habitación siendo opacada por los gritos desesperados de la mujer de cabellos morados postrada en la cama teniendo fuertes contracciones, eran alrededor de las...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

por favor, mi señora, ya casi, usted puede, puje!– la voz de la doctora resonaba en la habitación siendo opacada por los gritos desesperados de la mujer de cabellos morados postrada en la cama teniendo fuertes contracciones, eran alrededor de las 11 o 12 de la noche y ella hace menos de dos horas había entrado en labor de parto.

Los ojos morados de la mujer estaban cristalinos por las lágrimas y apretaba con fuerza la tela que tenía en sus manos, las criadas y los doctores de la mansión estaban de un lado a otro atendiendo a la mujer que pronto daría a luz al heredero de la familia Mizu.

MALDITO EL DIA QUE DECIDI QUEDAR EMBARAZADA Y MALDITO EL HOMBRE QUE ME EMBARAZO!!– la mujer gritaba maldiciendo al hombre de cabellos dorados, todo esto le dolia como el infierno, no creia que podria con esto.

La puerta de la habitación fue abierta de manera brusca dejando ver al hombre que anteriormente había sido maldecido hasta por respirar por la mujer, se acercó a la cama donde estaba su esposa rodeada del personal y se sentó a su lado agarrando su mano con fuerza.

ℜ𝔢𝔢𝔫𝔠𝔞𝔯𝔫𝔞𝔠𝔦ó𝔫 𝔡𝔢 𝔩𝔞 𝔇𝔦𝔬𝔰𝔞 𝔢𝔫𝔦𝔤𝔪𝔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora