prólogo

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El timbre sonaba de manera insistente, Violeta, que terminaba de ponerse los zapatos, se levantó del diván ubicado junto a la ventana de su habitación y comenzó a caminar hacia la puerta para abrirle a sus locas amigas, quienes minutos antes le habían enviado un mensaje avisando que estaban cerca. Se detuvo un momento frente al espejo del recibidor para comprobar su aspecto y luego de tomar su cartera y guardar en ella el móvil y las llaves, se dispuso a disfrutar la noche que le quedaba en la ciudad.

En el pasillo frente a su puerta se encontraban sus amigas, de piel canela y ojos negros, Rebecca lucia una blusa roja de una maga larga dejando su otro brazo al descubierto junto con un pantalón blanco de talle alto y botines de un rojo un poco más claro que el top. Erika por el contrario llevaba un top negro sin tirantes junto con un short dorado y unos tacones rosa palo con dorado en las puntas. Violeta vestía un vestido negro de manga larga que llegaba a media pierna junto a unas botas que subían hasta la rodilla.

Cada una la tomo por un brazo y entre risas, la arrastraron al ascensor, estaban dispuestas a que su última noche juntas, dejara un fantástico recuerdo en su memoria. Llegaron al primer piso y el portero, un agradable hombre entrado en la cincuentena que siempre tomaba el turno nocturno porque según él era más tranquilo, se encargó de pedirles un taxi que las llevara a su lugar de destino.

La discoteca tentaciones se encontraba en el centro de la ciudad, una construcción de dos plantas con puerta automática en cristal, el suelo era tipo ajedrez, las paredes de color rojo, sofás blancos en forma de L y mesas pequeñas en el centro de las mismas, frente a ellos una barra con banquetas y tras ella una vitrina iluminada con luces neón, cerca de los sofás estaba la pista de baile, lo que hacía posible ver a quienes bailan sin estar en medio. A un costado, unas escaleras que ascendían al segundo nivel, donde se ubicaba la zona VIP, similar al piso inferior, contaba con una especie de balcón con vidrio espejo para mantener la privacidad de sus ocupantes.

Apoyado en la barra mientras tomaba su copa, Aidan observó detenidamente a las chicas que bailan juntas en la pista, su primo lo había invitado y no encontró como negarse, saliendo del trabajo solo pudo pasar rápidamente por su casa para darse una ducha y vestirse para salir nuevamente, había llegado unos minutos antes y comenzaba a aburrirse, hasta que vio a la pequeña mujer mover su cuerpo junto a sus amigas. Cuando las vio acomodarse en uno de los sillones, decidió enviarles con uno de los camareros unas copas de champan, esperaba que con ello decidieran invitarlo a acercarse. Mirando alrededor notó detalladamente el diseño e internamente felicitó a su hermana, quien, sabia, era el artífice de la decoración del local recientemente adquirido por Felipe.

Contrario a lo que pensó, luego de recibir las copas y mirar en su dirección con una sonrisa, fueron ellas quienes se acercaron a la barra. De cerca era mucho más bella, su cabello castaño caía ondulado sobre su espalda mientras sus ojos marrones lo miraban sonrientes.

‒ Gracias por la copa‒ su voz era cálida y melodiosa, hablaba un poco alto para ser escuchada por encima de la música.

‒Fue un placer ‒esbozó una sonrisa ‒ aunque soy yo quien debe dar las gracias a ustedes, hermosas damas, por brindarme su compañía.

Comenzaron una agradable conversación mientras continuaban consumiendo una copa tras otra, pasado un rato y con un alto grado de alcohol en su sistema Aidan y Violeta fueron a la pista, se estaban ubicando en un extremo de la pista cuando comenzó a sonar «turn me on» una canción lenta que hizo vibrar el cuerpo de Aidan cuando la voz de Norah Jones se adentraba en su mente, con los brazos de Violeta alrededor de su cuello y sus manos en las caderas de ella comenzaron a moverse lentamente mientras sus cuerpos, debido a la proximidad experimentaban pequeñas corrientes allí donde sus cuerpos entraban en contacto, acercándose más a él, podía sentir contra su pelvis como el cuerpo de su compañero de baile iba despertando.

Acaricio con suavidad la espalda de Violeta mientras sus labios se acercaban a su oído, sintió el cálido aliento contra su mejilla y su piel se erizo cuando comenzó a bajar dejando cortos besos en su descenso hacia su cuello, donde se detuvo un momento para luego pasar la lengua en un lento ascenso hasta llegar a su boca, ansiaba saborear sus labios probar su cuerpo desde el instante mismo en que la vio. Tan inmersos estaban en ellos mismos que separaron bruscamente sus cuerpos cuando la música termino y notaron las miradas y unas pocas sonrisas socarronas de algunas de las personas que, como ellos, también se encontraban en la pista de baile.

Mientras iban de regreso a la barra donde los esperaban Rebecca y Erika, iban riendo por la escena que habían protagonizado, cuando llegaron junto a ellas notaron la presencia de algunas personas que les hacían compañía, eran un grupo de amigos que, como ellos, también habían salido a divertirse, no dudaron en integrarse a la animada platica que parecían sostener, recibiendo las copas que le tendía uno de ellos, pasó una a Violeta, que sedienta como estaba, la bebió casi en un solo trago, causando así la hilaridad de Aidan, el único que, aparentemente, se dio cuenta de ello.

Con el paso de las horas, la cercanía de Aidan y violenta se incrementaba, sus cuerpos de una u otra manera parecían buscarse, rozándose constantemente en diferentes lugares, habían decido dejar la barra para instalarse en la comodidad de los sofás dado que el numero había aumentado, se estaba bien en ese lugar, el ambiente era muy agradable y no se podía mejorar la compañía. Sentada junto a él, con la pequeña mesa a rebosar de copas vacías entre ellos y los que quedaban del grupo que no estaban bailando, la mano de violeta, que quedaba oculta a la vista de los demás, se posaba en la rodilla de él y acariciaba con lentitud por la pierna, removiéndose en su asiento, Aidan detuvo la pequeña mano que lo incitaba mientras sentía como su deseo por esa mujer comenzaba nuevamente a despertar.

Trababa de ocultar la sonrisa en sus labios, esos que durante horas lo habían torturado, levantándose, camino en dirección al baño con la intención de echarse agua sobre su cabeza, al mirarla su mente no podía evitar imaginar que sus cuerpos se unían y ya comenzaba a sentirse mal intentando ocultar su estado. Con la cabeza inclinada hacia el frente y las manos apoyadas sobre el lavamanos, escuchó como el pestillo era corrido y giro el rostro en esa dirección, apoyada en la puerta.

Violeta contemplaba como unas gotas de agua caían del cabello hacia la frente, recorrió con la mirada su cuerpo y con cada parte que observaba más crecía el deseo que ese hombre despertaba en ella. Con andar delicado y sintiendo su cuerpo arder, acorto la distancia que los separaba, estaba decidida a todo, por esa noche no escucharía su mente que le decía que él era un extraño, haría solamente caso a su cuerpo, ese que pedía casi a gritos que diera rienda suelta a la pasión que sentía.

Con un arrojo pocas veces experimentado por ella, acercó su cuerpo al de Aidan, sus labios buscaban los masculinos, trataba de obtener una respuesta por parte de él y no fue defraudada, tomando el control del beso, Aidan llevo las manos al trasero de Violeta para pegarla a su excitado pene, soltando un gemido de satisfacción se restregó contra el miembro masculino, la cabeza de Aidan descendió hasta la altura de los pechos y con la boca tomo uno chupando con avaricia por sobre el vestido mientras las manos femeninas luchaban por desatar el cinturón y liberar de su confinamiento la erección que sus manos sentían crecer, estaba ardiendo por dentro cuando sintió sus dedos haciendo a un lado su tanga e ingresando en ella, sintió un poco de frio cuando su vestido fue levantado para ser rápidamente sustituido por un calor que incrementaba por segundo y que llego al culmen con un gemido ahogado que soltó al sentir como Aidan se enterraba profundamente en su interior y comenzaba a moverse primero con lentitud para ir incrementando la velocidad de sus embestidas. El clímax se acercaba con rapidez, haciendo estallar sus cuerpos con un placer tan intenso que difícilmente seria superado.

Cuando finalmente lograron recuperar el aliento y normalizar su respiración, arreglaron sus ropas mientras sus miradas se buscaban con complicidad, evidenciando lo que había pasado unos momentos antes contra el muro del lavabo, estando lo más presentables que se podía, salieron del baño en dirección a la mesa donde deberían encontrar sus amigas, misma que en ese momento se encontraba ocupada por unas personas completamente diferentes a sus antiguos ocupantes, confundida, Violeta reviso su teléfono encontrando que tenía un mensaje de sus Erika, donde le informaban que se habían marchado del lugar en buena compañía. No lo podía creerlo, la habían abandonado por una noche de placer, aunque no podía ser hipócrita dado que ella casi había hecho lo mismo, guardo nuevamente el móvil y se giró a mirar a Aidan, quien también la observaba con una pregunta a la vez que una invitación en los ojos, tomando su mano lo arrastro a la salida del establecimiento, la noche aun no terminaba.

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