Capítulo 1

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El aeropuerto internacional de Miami estaba a rebosar, siempre sin importar la hora, podía verse las personas caminando de un lado a otro ya fuera llegando o saliendo, familias con sus niños de vacaciones y personas solas deseando disfrutar de las playas. Dividido en tres terminales cada una con varios vestíbulos y diferentes servicios para comodidad de los pasajeros.

Después de hacer el check-in y pasar el control de seguridad, Violeta se dirigió a la sala de espera ubicada en la sala J de la terminal S para esperar la llamada de su vuelo, el que la llevaría de regreso a su querida España. Un momento después y con la gracia que la caracterizaba Hanna, la que fue su compañera de piso durante los 3 últimos años, se sentó a su lado.

- Entonces... - comenzó diciendo con los ojos brillantes de entusiasmo -¿Cuánto dura el vuelo?

-Diez horas hasta Madrid si no hay retraso- le respondió y soltó una carcajada al ver como fruncia el entrecejo -¿te arrepientes de ahora de querer venir?

- Ni lo pienses Lettie- la señalo con el dedo- sabes que una de las razones de acompañarte, aparte de conocer otra parte de ti, es practicar mi español, no me basto con las pocas conversaciones que tuvimos en este tiempo.

De repente, se escucha un sonido de campana suave a través de los altavoces, seguido de una voz clara y profesional "atención pasajeros del vuelo IB6124 con destino a Madrid. El abordaje comenzará pronto. Por favor tengan sus tarjetas de embarque y documentos de identificación listos"

Algunas personas alrededor de ellas comenzaron a levantarse y organizar sus pertenencias. Mientras la voz hablo de nuevo "llamamos a los pasajeros de la zona 1 para abordar. Por favor diríjanse a la puerta 12"

Una fila comienza a formarse frente a la puerta, mientras los pasajeros muestran sus tarjeras de embarque al personal de la aerolínea, la voz en los altavoces añade "invitamos a los pasajeros con necesidades especiales, familias con niños pequeños y pasajeros de primera clase o clase ejecutiva a abordar en este momento".

El proceso de abordaje avanza de manera ordenada y eficiente, con los pasajeros entrando en el avión uno por uno. Nuevamente se escucha por los altavoces "Esta es la última llamada para los pasajeros del vuelo IB6124 con destino Madrid. Por favor aborden de inmediato"

Al oír el llamado Violeta y Hanna se apresuran en ir a la puerta de embarque con sus documentos en la mano, luego de un rápido vistazo por parte del personal, las dejan pasar al interior del avión.

Violeta estaba sentada junto a la ventana, observando como las nubes pasaban lentamente. A su lado, Hanna se entretenía con una revista. El sonido constante del motor y la suave vibración del avión creaban un ambiente perfecto para que Violeta se perdiera en sus pensamientos.

Recordaba el día que conoció a Hanna en el Wynwood walls, un museo de arte callejero en Miami. Era una tarde soleada y el lugar estaba lleno de vida y color. Violeta estaba absorta en un mural cuando una voz amigable comento a su lado.

- Es impresionante ¿verdad?

Se giro y a su lado estaba una chica de cabello castaño rizado, piel dorada por el sol y una sonrisa cálida. Animadas, siguieron recorriendo el museo juntas, compartiendo sus impresiones sobre cada obra de arte. La conexión fue instantánea, como si se conocieran desde siempre.

Después de explorar el museo, Violeta había sugerido que tomaran un café.

-Conozco una cafetería cercana que es genial.

Hanna acepto con entusiasmo, y ambas se dirigieron a Panther Coffe, un lugar acogedor y lleno de aroma a café recién molido. Mientras esperaban sus bebidas, la conversación fluyo naturalmente. Descubrieron que ambas eran estudiantes de Miami ad school y que compartían la misma clase de redacción publicitaria, aunque nunca se habían visto antes.

Al final del día se despidieron con la promesa de mantenerse en contacto. Con el pasar de los meses su amistad se fortaleció y cuando se enteraron de un apartamento desocupado cerca de su lugar de estudio, decidieron vivir juntas.

La voz de Hanna la sacó de sus recuerdos.

-¿en qué tanto piensas Lettie?

- recordaba cuando nos conocimos.

El resto del viaje transcurrió con normalidad, pasadas unas horas de estar en el aire, ambas se durmieron y fueron despertadas por un auxiliar de vuelo cuando ya casi era momento de aterrizar.

Violeta y Hanna llegaron al aeropuerto internacional Adolfo Suárez Madrid-Barajas con una mezcla de cansancio y emoción. El aeropuerto estaba lleno de vida con viajeros de todas partes del mundo. Una al lado de la otra, se dirigieron hacia la zona de recogida de equipajes, donde esperaron pacientemente a que sus maletas aparecieran en la cinta transportadora.

Hanna, siendo la primera vez que visitaba España, tuvo que pasar por inmigración. Violeta la acompaño hasta la fila y se hizo a un lado cuando le llegó el turno de acercarse a la ventanilla. Después de unas preguntas de rutina, paso sin problema y se reunieron nuevamente.

Con sus pertenecías en la mano, se dirigieron a la zona de alquiler de coches. Habían decidido alquilar un coche con chofer para que las llevara a la estación de tren de atocha, desde donde tomarían el uno a Toledo. El chofer un hombre joven y amable, las recibió con una sonrisa y las ayudo a acomodar las maletas en el maletero del auto.

Durante el trayecto, admiraron la vista de Madrid a través de las ventanas del vehículo, la ciudad a Hanna, le parecía vibrante y llena de historia. Conversaron sobre los lugares que Hanna quería visitar y las experiencias que esperaba tener en Toledo.

Al llegar a la estación de Atocha, les informaron que el tren a Toledo estaba retrasado. Violeta suspiro, pero Hanna le dio un apretón en la mano y sonrió.

-No te preocupes por el retraso, aprovechemos este tiempo para explorar un poco y tomarnos un café.

Con esa actitud positiva, entraron a una de las cafeterías de la estación, Hanna estaba lista para disfrutar cada momento del viaje, incluso de los imprevistos.

Llegaron a la estación de tren de Toledo. Para Violeta después de varios años en otro país y viviendo otra cultura, todo se veía diferente. Las calles empedradas, los edificios históricos, y el bullicio de la estación le resultaban extraños y familiares al mismo tiempo.

Mientras bajaban del tren, violeta miraba a su alrededor con una mezcla de nostalgia y emoción. Había enviado un mensaje a su papá avisándole del retraso del tren, y ahora, para su alegría, lo veía esperándola en el andén. No lo había visto desde hacía más de un año, ya que durante el tiempo que estuvo en Miami, él la había visitado algunas veces, pero no lo suficiente para calmar su añoranza.

-¡Papá! -exclamo Violeta, corriendo hacia el con los brazos abiertos.

Daniel Soler recibió a su hija con un abrazo cálido y fuerte, como si quisiera recuperar todo el tiempo perdido en ese instante. Hanna, que observaba la escena con una sonrisa, se acercó a ellos. Ella y Daniel ya se conocían bien, pues cuando él iba de visita, se quedaba con ellas en el apartamento.

-Hanna, que gusto verte de nuevo - Dijo el papá de Violeta extendiendo la mano.

-Igualmente, señor - respondió Hanna estrechando la mano y con una sonrisa.

-¡Violeta! -se escuchó el grito de dos voces mientras Violeta era apretujada en fuerte abrazo por Rebecca y Erika.

Sus dos locas amigas también estaban allí para recibirla, aunque con ellas no se había visto en persona en esos años, si hablaban constantemente por videollamada. A pesar de no conocer a Hanna, si sabían de ella y también fue apresada en la muestra de cariño y bienvenida que estaba recibiendo Violeta.

Los cinco se dirigieron a la salida de la estación, conversando animadamente del viaje y los planes para los próximos días. Violeta sentía que, a pesar de los cambios y el tiempo transcurrido, estaba de nuevo en casa, rodeada de las personas que más quería.

Encuentro casualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora