- Háblame.
Lisa caminaba al costado de Jennie con una sonrisa traviesa en el rostro. Su mejor amiga le había comentado que había conocido un hombre la noche anterior mientras trabajaba en el casino, lo único que le logró contar a Lisa, es que era alto y tenía una manera de expresarse muuuuuy atractiva, y que aparte de ello, era atento y cordial a la hora de hablar. La rubia, al escuchar como su amiga le expresaba su admiración por el muchacho, sintió un revoloteo raro en la panza, uno que no la hizo sentir bien en su momento. Sin embargo, quería saber más.
- Oye, no puedo -Jennie sonrió tímida, caminaban por la galería del shopping, iban en busca de un regalo para el padre de Jennie-. Te comentaré mejor cuando lleguemos al auto, la gente es muy... Chismosa -soltó con cierto desagrado al notar que la mujer que venía detrás, venía escuchando con atención lo que venían hablando.
Lisa rió.
Caminaron un poco más, hasta que un reloj de mano llamó la atención de la castaña. La rubia caminaba a su costado, como si se tratara de su hija siguiendo a su madre.
- ¿Crees que puede gustarle? -consultó la castaña, sonriendo con ternura.
- Claro que le va a encantar -Lisa soltó con sinceridad-. Pero, ¿Acaso no es tu padre el coleccionista número uno de los relojes de mano?
Jennie soltó una risita asintiendo con la cabeza.
- Pero es lo único que le gusta, es muuuy molesto cuando se trata de ropa, que si no le queda largo, le queda corto o justo, que el color, que el bordado -intentó imitar la voz de su padre, logrando que Lisa riera mientras la mirara-. Ash, prefiero regalarle algo que todos sabemos que voy a regalarle.
- Es buen punto, creo -alzó los hombros despreocupada-. ¿Entonces ese es el elegido?
- Yes.
Se adentraron a la tienda, no había gente a decir verdad, en medio del salón, había una estantería llena de joyas que llamaron la atención de Lisa, observaba cada una con cierto anhelo, quizás dos meses de trabajo le alcance para pagar siquiera la mitad... Miró a su amiga, quién también observaba el lugar con atención, habían muchas piedras de valor que resaltaban en el lugar, Lisa se sintió pequeña.
No estaba a la altura.
- Hola, ¿Que tal? -una voz amigable le llamó la atención, Jennie le sonreía a la muchacha que la atendía con una sonrisa inmensa en el rostro.
- Hola -Jennie respondió con un tono de voz dulce, el mismo que usaba hasta para hablar con confianza-. Vi un reloj de mano en la vidriera de afuera, ¿Podría mostrármelo?
La mujer asintió con la cabeza, sacando del mostrador que las dividía, el reloj que habían visto anteriormente afuera.
- Me lo llevo -respondió Jen después de observarlo-. Es para regalo.
La rubia asintió con la cabeza, llevando la cajita de terciopelo hacia un costado. Lo siguiente, fue pagar, mientras ella sellaba la bolsita delicada con un moño de regalo, Jennie contaba el dinero sin problema alguno. Lisa observaba todo desde un costado, deseando algún día poder llegar a hacer lo mismo que su amiga.
Gastar sin tener que preocuparse en la comida de la semana.
Salieron del local después de unos largos minutos, la siguiente parada fue la heladería, mientras Lisa esperaba que prepararan su helado, Jennie sonreía con emoción mientras tecleaba su celular.
- Cariño, creo que deberías de mirar al frente aún que sea por unos segundos -soltó Lisa entre risas, mientras recibía el helado que le pertenecía a Jennie.
La castaña se ruborizó, el muchacho que atendía en la heladera soltó una risita traviesa al notar que la castaña estaba embobada con el celular que tenía en sus manos. Caminaron fuera del local cuando recibió cada una lo suyo, Lisa parecía una niña de cinco años, feliz. Hacia cuánto no sentía esa emoción que estarla sintiendo en ese momento se sintió como un abrazo al pecho.
- ¿Y qué tal tu semana? -consultó la castaña cuando se sentaron a descansar en uno de los bancos públicos que habían en el shopping.
- Pudo haber sido mejor -respondió sin interés, mientras lamía el helado.
- Oye. Sabes que siempre puede ser mejor. -respondió con dulzura.
- Aquí vamos de nuevo -suspiró la rubia, mientras miraba atenta la expresión de su amiga. Jennie también suspiró, pero en su lugar le sonrió con tristeza.
- ¿Hace cuánto no comes? -le tocó la mejilla, acto que dejó a Lisa con la cabeza en blanco-. ¿Te estás alimentando bien?
- Jen, no soy una niña -sonó obvia, mientras evita el tema a toda costa-. Y claro que estoy comiendo.
- Hoy estás más delgada de lo normal -Jennie suspiró-. Lo siento, es que, me destroza verte de esta manera.
Aguardaron silencio por unos minutos, Lisa observó a su alrededor, no quería sincerizarse en un lugar público, no quería que alguien que no conociera supiera sobre los problemas de su vida, a decir verdad, Lisa no había estado alimentándose bien y no quería aceptarlo, odiaba recibir las mismas palabras de siempre; vas a estar bien. Era lo mejor. Por qué ella ya lo sabía, sabía que era lo correcto y lo ideal, pero aún le dolía, porque aún estaba transitando el camino hasta lo sano.
- ¿Podemos ir al auto?
Jennie asintió, mirando hacia otro costado, sintió que había metido la pata, pero lo cierto era que no, había tocado en donde realmente debió de haber tocado hace tiempo, su amiga estaba buscando liberarse y tal vez, si ella se hubiera quedado en silencio, no habría logrado que Lisa llegase a soltar todo lo que la consumía de a poco sin que ella lo notase.
Ya dentro del auto, Lisa se prendió el cinturón de seguridad y miró el reloj del auto. 10:37am. Muy temprano para llorar, ¿No?
- Lo cierto es que me e sentido muy angustiada estos días -empezó después de unos minutos callada, Jennie la miraba con dulzura, lo que la impulsaba a seguir hablando, no se sentía juzgada-. Perdí a mis papás hace un año y ahora a Marco, ya sé que pasaron tres meses, pero aún me cuesta aceptar que él no está conmigo, que tenemos que cruzarnos en los tribunales y no para conversar amablemente, porque él busca arrancarme algo que no tengo, para ser honestos.
Jennie le tomó la mano, generándole un calor maternal incomprendible, pero reconfortante. Lisa le sonrió sin mostrar los dientes, los ojos de un momento a otro le ardieron, quizás por lo mismo que retenía el llanto.
- La casa se siente vacía y sé que es muy loco que esté llorando por alguien que nunca me quiso, pero llevábamos años siendo novios, me aguanté tanto solo porque realmente pensé que era la locura del momento... Él solía decirme eso -hizo una pausa-. Estoy segura de que él no era para mí, que el destino lo cruzó en mi camino en el momento incorrecto, sin embargo, no lo sé... Me sentí en el borde estos últimos días, no tengo con quien llorar y sé que eres mi mejor amiga, estoy muy agradecida por tenerte, por poder charlar contigo esto que me estuvo contando meses... Pero, Jen. Mamá no está. Papá tampoco. Y lo único que tenía, se fue porque yo sé que era lo correcto, sin embargo, duele.
No obtuvo respuesta de la otra parte, lo único que recibió por parte de Jennie, fue un abrazo que le reconstruyó el alma, uno que duró minutos y que le permitió sentirse tranquila y menos angustiada. El pecho le dejo de doler y aún que lloraba, ya no era igual de doloroso que como hace minutos atrás. Sin embargo, las palabras que la castaña soltaron al último le hicieron entender una cosa.
No estaba sola.
- Estoy para lo que necesites, cariño. Y si necesitas llorar en el hombro de alguien, sabes que vas a contar conmigo en todo momento.

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Heal | jjkk ;; lsmn ¹
FanfictionCansada de llorar todas las noches a su costado y de no recibir lo mismo de la otra parte; Lisa decide darle fin a su relación tóxica, llevándose consigo también; un odio inmenso hacia los hombres. Pero una reunión de negocios la lleva a conocer a J...