El ambiente en la cabaña de Hermes era frenético, como siempre. Campistas corrían de un lado a otro, organizando objetos perdidos, ajustando mochilas, e intercambiando bromas rápidas. Wyatt, sin embargo, estaba sentado en su litera, mirando fijamente la puerta. Los demás sabían lo emocionado que estaba por la llegada de un nuevo campista, Percy Jackson. Había rumores de que Percy era especial, aunque todavía no se sabía cuál de los dioses era su padre o madre divino. Wyatt sentía una curiosidad inmensa. Era como si algo lo atrajera hacia Percy antes incluso de conocerlo.
De pronto, la puerta de la cabaña se abrió, y Percy Jackson entró. Se veía un poco perdido, aunque su apariencia irradiaba una energía natural que capturó de inmediato la atención de Wyatt. Tenía el cabello despeinado y unos ojos azul profundo que parecían buscar respuestas en cada rincón del lugar. Percy había oído hablar de la cabaña de Hermes, siempre llena y caótica, pero parecía más abrumado que molesto.
Wyatt se levantó de su litera y caminó hacia Percy con una sonrisa sincera, aunque nerviosa. Apenas lo vio, las palabras salieron de su boca sin pensar.
—Eres como un ángel, tallado por la misma Afrodita.
La declaración dejó a Percy boquiabierto, claramente incómodo. No estaba acostumbrado a recibir cumplidos tan directos, y mucho menos de alguien que apenas conocía. Percy miró de reojo a Luke, quien estaba ocupado amarrando unos sacos en la esquina.
—¿Qué le pasa? —susurró Percy a Luke, buscando algún tipo de explicación para el extraño comentario.
Luke soltó una risa suave, sin molestarse en desviar la mirada de su tarea.
—Solo es Wyatt siendo él —respondió, como si fuera lo más normal del mundo.
Percy giró de nuevo hacia Wyatt, tratando de esconder su incomodidad con una sonrisa forzada. Wyatt, aunque se esforzaba por mantenerse sereno, no pudo evitar notar la confusión en los ojos de Percy. Había cometido el error de ser demasiado honesto, demasiado rápido. Algo dentro de él le decía que Percy era diferente, especial de alguna forma, pero no estaba acostumbrado a hablar así sin sentirse vulnerable.
—Gracias, supongo —dijo Percy finalmente, rascándose la nuca—. Me gusta tu... ¿gorro? Te queda bien, te hace resaltar entre la gente.
El comentario inocente golpeó a Wyatt como un mazazo. Instintivamente, llevó la mano al gorro de lana que siempre usaba, su única barrera entre su naturaleza y el mundo exterior. Sabía que los otros campistas ya lo entendían, sabían lo que escondía bajo ese gorro: la herencia maldita de su madre, Medusa. La sola idea de que Percy lo mencionara, sin saber la verdad, lo hizo tensarse.
El silencio que siguió fue palpable. Wyatt sintió como su rostro se calentaba por la vergüenza, y los murmullos en la cabaña parecían detenerse, como si todos estuvieran esperando lo que pasaría después. Los campistas cercanos sabían exactamente lo que significaba ese gorro y cómo Wyatt odiaba que se mencionara.
Luke levantó la cabeza al notar el cambio en el ambiente, su mirada pasando de Wyatt a Percy. Con rapidez, intervino para desviar la situación incómoda.
—Oye, Percy, ven. Deberías conocer la cabaña, hay un par de cosas que podrías necesitar saber. —Luke lo guió hacia el fondo de la cabaña, con la intención de calmar la creciente tensión.
Wyatt respiró profundamente, agradecido por la intervención de Luke. Sabía que Percy no había tenido malas intenciones, pero cada mención de su naturaleza lo hacía recordar que, a pesar de lo mucho que intentaba encajar, siempre estaría al borde de ser diferente. La sombra de Medusa siempre estaba allí, acechando, y Wyatt tenía que cargar con eso todos los días.
Percy, por su parte, siguió a Luke, todavía sin comprender del todo lo que había pasado. Pero antes de irse, miró a Wyatt por última vez, con una mezcla de disculpa e incomprensión en los ojos. Wyatt le devolvió una sonrisa vacilante, aunque por dentro, la tormenta de emociones seguía creciendo.
Era solo el principio, y ya Percy había tocado una fibra sensible que nadie más había osado tocar.
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❝𝙋𝙧𝙚𝙟𝙪𝙙𝙞𝙘𝙚𝙨❞ | 𝔓𝔢𝔯𝔠𝔶 𝔍𝔞𝔠𝔨𝔰𝔬𝔫 ☆
Fanfic"Todos siempre me tienen prejuicios sin conocerme."