𝐄𝐧𝐭𝐞𝐧𝐝𝐢𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨 || 𝟎𝟖

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Los días habían transcurrido con una extraña calma en Gravity Falls. La familia Pines y sus amigos estaban ocupados con sus habituales y extrañas actividades: Stan seguía adelante con su último negocio ilícito, esta vez traficando perritos de contrabando; Ford y Dipper se sumergían en la investigación sobre Bill Cipher, tratando de desentrañar cada pista que pudieran; mientras tanto, Mabel y sus amigas habían tenido su propia lucha, esta vez con unos unicornios testarudos. Todo parecía normal, al menos según los estándares de Gravity Falls.

Lillith, por su parte, no había dado señales de vida. Su inquietante presencia, que usualmente se sentía como un peso invisible sobre los hombros de todos en la cabaña, parecía haber desaparecido por completo. Esto trajo un respiro momentáneo a la familia, un raro día sin la sensación constante de estar bajo vigilancia.

Ford estaba absorto en su trabajo, enfocado en la grieta dimensional que tenía delante. El frasco que la contenía mostraba una fisura que lo llenaba de pavor. Sabía que cualquier error podría desencadenar un desastre cósmico, y la idea de perderlo todo lo impulsaba a encontrar una solución.

De repente, un golpe seco resonó detrás de él. Ford giró rápidamente, esperando encontrar a Dipper o Mabel, pero su expresión se tornó indescifrable cuando vio a Lillith tendida en el suelo.

—¿Qué le hicieron a la cabaña...?—murmuró Lillith mientras se levantaba lentamente, claramente adolorida. Había aparecido para hablar con Ford, pero sus poderes parecían haberse desvanecido casi por completo. Sin su habilidad para flotar, había caído al suelo con un impacto que la dejó aturdida.

Ford la observó con frialdad, su mirada captando cada detalle. Lillith ya no flotaba; su cabello, que solía ondear en el aire como si estuviera suspendido en agua, ahora colgaba normalmente sobre sus hombros. Sus pasos eran torpes, como si no estuviera acostumbrada a caminar. Todo indicaba que la gravedad, por primera vez, tenía un efecto real sobre ella.

—Ahora está protegida de seres como tú y Bill—dijo Ford con recelo, su desconfianza evidente. Mientras hablaba, Lillith lograba llegar hasta él, aunque con evidente dificultad. Sus ojos, antes llenos de una maliciosa chispa, ahora mostraban una mezcla de frustración y... ¿algo más?

—Pudiste avisarme—replicó Lillith, su tono carente de la usual burla mientras se paraba junto a Ford, notando la tensión en su postura.

—No tengo por qué avisarte de nada—respondió Ford bruscamente, dejando caer el lapicero que estaba usando sobre la mesa con un golpe seco. Con un cuidado extremo, guardó la grieta en una caja acolchada, consciente del peligro que representaba.

Lillith lo miró fijamente, observando la fisura en la grieta dimensional, sabia que eso la afectaba y que traeria muchos problemas, sus ojos reflejando una mezcla de emociones. —¿Podemos hablar? Sin trucos ni peleas—pidió Lillith, su tono más suave de lo habitual. No era el tono juguetón ni sarcástico que Ford había llegado a esperar de ella.

Ford soltó una risa seca, casi incrédula. —No, ¡lárgate!—su voz era firme, cortante, una clara señal de que no quería tener nada que ver con ella.

Lillith pareció encogerse ligeramente ante su rechazo.—Bill también me hizo daño, Ford. Yo también quiero verlo destruido—la voz de Lillith se quebró ligeramente, mostrando una vulnerabilidad que Ford no había visto antes. —Eso es lo único que tenemos en común. No quiero lastimar a tu familia.

Ford notó el cambio en su tono, y aunque no quería admitirlo, algo en sus palabras lo descolocó. Había una sinceridad en su voz que no podía ignorar, pero se obligó a mantener su posición. —Me da igual si nuestros intereses son los mismos, no voy a confiar en ti—dijo mientras se acercaba a ella, apuntándola con el dedo como si fuera una amenaza tangible.

𝐓𝐇𝐄 𝐄𝐘𝐄𝐒 | 𝘚𝘵𝘢𝘯𝘧𝘰𝘳𝘥 𝘱𝘪𝘯𝘦𝘴 𓁹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora