Capítulo 2 · QUÉ HP.

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➤DANNY ·


La fiesta del nene había terminado hace par de horas, apenas David estaba afuera despidiendo a toda su familia y parte de las personas que habían llegado con él en la tarde, mientras que yo acostaba a mi bebé en su camita con mucho cuidado de que no despertara.

—Duerme bien mi amorcito, te amo —besé su frente, acaricié su manita y me dispuse a salir.

Justo en la entrada de la habitación del niño estaba David, con dos copas en sus manos, esa sonrisita coqueta entre sus labios levemente mojaditos y una ceja arqueada, invitándome a beber o lo que fuera que él quisiera.

Negué sonriendo—. ¿Qué intentas, David?

—Te estoy invitando a beber, Danny... Normal, hablar con la mai’ del nene, la mujer de mi vida...

—¿La mujer de tu vida? —una risita burlona se me escapó, él rió viniendo detrás mío.

—Tú sabe’ baby, tú sabe’ que si... Si eres, y no me vas a negar eso, porque yo te he demostrado que nadie va a hablar mal de ti, así como tú lo haces conmigo.

Asentí llegando a la isla de la cocina, me recargué sobre mis codos y crucé los brazos por debajo de mis senos, él dejó las copas y el vino frente a mi, sonrió con amabilidad y yo hice lo mismo.

—Eso de llegar tarde, no fue culpa mía... Fue del avión, y lo que hablé con tu mamá y tu hermana...

—No me importa lo que les hayas dicho, David —aseguré mirándolo a los ojos—. No me tienes que aclarar nada, yo te conozco y sé como eres, lo mucho que te importa nuestro hijo y por eso te sigo incluyendo a todo lo que tenga que ver con él, también a tu familia... Y aunque peleemos, yo no voy a mezclar lo nuestro, con él... Simple y sencillamente, voy a pedirte que abras la maldita botella y me sirvas, porque me provocaste bilis, dale.

Se carcajeó con fuerza, echando la cabeza hacia atrás y me reí con él.

Agradecía a la vida, al universo y a todo lo que tuviera que ver con nosotros —con esta relación tan sana—, porque nunca nos llevamos mal, simplemente nuestras agendas no cuadraban, eso fue lo que nos separó, no hubo nada más allá.

—Eso era lo que yo quería escuchar de esa boquita...

—Anda, sírveme en lo que voy y pongo la cámara en la cuna del nene para verlo en el monitor...

—¿Qué?

—La cámara del nene.

—¡Ah! Pa’ ver que esté bien... Dale, ve —dijo dándose la vuelta para servir, en lo que yo fui hacia la escaleras por lo que le dije.

Busqué en mi habitación el monitor y antes de salir, me encontré con mi reflejo en ese hermoso espejo que tenía en mi closet.

Me encantaba el outfit de hoy, un jumpsuit rosado que dejaba uno de mis hombros al descubierto, ajustado en la cintura y los muslos, después ancho desde las rodillas a los tobillos, dejando ver esos Giuseppe negros, robándose mi atención por completo.

—Que linda —dije para mi misma, sonreí y salí de acá.

Hice lo que tenía que hacer, coloqué la cámara en el borde de la cuna, cubrí al nene con una de sus sábanas y volví a la cocina.

David me miró y se tomó lo poco que tenía en su copa, de un solo trago y apresurado.

—¿La misión es..? ¿Alcoholizarte hasta quedar tirado?

—Alcoholizarme para coger valor —dijo haciendo énfasis en cada palabra salida de esa boca.

—¿Por qué, David?

Se encogió de hombros y se sirvió nuevamente mientras yo tomaba la otra copa y lo miraba a los ojos, él sonreía y negaba a la ves que se llenaba la copa.

—Ya, dime... ¿Qué te pasa?

Se fijó en mi sin decir nada, solamente se quedó mirándome por varios minutos en total silencio y respirando agitado, yo bebía lento y saboreaba el vino, tampoco le bajaba la mirada y él por fin, decidió que iba a beber pero, otra vez fue, todo lo que contenía la copa y la dejó vacía sobre la isla para venir al otro lado, donde yo me encontraba.

—Desde que te vi con esto... Que te queda bien apretao’ de atrás —azotó su mano sobre mi nalga haciéndome brincar de la impresión—. Me llegaron unos pensamientos asquerosos a la cabeza, que quiero hacerte... Si te soy sincero, y espero que no me detengas, mami.

—No sería adecuado...

—Deja esas formitas de hablarme, Danny —se quejó, totalmente irritado—. No somo’ unos cabrones licenciados... No ere’ abogada, ¡eres mi mujer!

Eso último me sobresaltó un poco, él sonrió y se me acercó, dispuesto a besarme.

—Y quiero estar contigo, mami —murmuró súper bajito, tomándome con fuerza por la cara y pegándome a él—. Te extraño mucho, mi amor... To’ los días despierto sin ti, eso no es vida.

—David, por favor...

Ni siquiera le importaba lo que yo tenía que decirle —al menos no ahora, que ya se le habían subido los tragos, al parecer—, y yo sin poder alejarlo de mi, David besándome con rudeza y yo intentando quitármelo de encima pero, no podía.

—Ya, ya... Para...

—¿Qué tú no me extrañaste? —sus manos rodearon mi cintura, yo lo mantenía un poco alejado ya que mis manos estaban sobre su abdomen—. ¿O es que tienes a alguien y por eso no quieres conmigo, eh?

Negué—. Dejémoslo así, por favor.

—Responde primero.

—No tengo a nadie, no estoy con nadie...

—¿Y por qué no quieres?

—Porque... Tengo que recoger la basura, no quiero que quede así, no me gusta y...

—Bla, bla, bla...

Sus manos bajaron hasta mis nalgas y las apretó, su boca fue directo a la mía y sin más rodeos, cedí a lo que él quería. Un simple juego de besos, caricias y gimoteo, hasta que me pegó contra la isla y cada vez, se encajaba más en mi.

—¡Puñeta, mami! No puedo seguir así...

Desesperado, me cogió por las piernas hasta subirme encima de la isla, bajó el tirante de mi jumpsuit dejando mis tetas de fuera y comenzó a jugar con ellas, mientras yo le acariciaba el pelo y de vez en cuando, buscaba sus labios.

Todo comenzaba a subir de tono, yo me sentía mojada y él iba bajando mi traje cada vez más, hasta que buscó la manera de bajarlo por completo —desde el zipper por la parte de atrás—, lo deslizó hasta donde pudo y me bajó de la isla para que este se fuera directo al piso, ayudé sacando mis pies y quedando, completamente desnuda ante esos ojitos verdes, dilatados, que brillaron como oro al tenerme así.

—Diablo, que hijueputa’ te ves.

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⏰ Última actualización: Aug 21 ⏰

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