MÁS AllÁ DE LA PERFECCIÓN

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Durante años, Jor-El había investigado otras civilizaciones a lo largo del cosmos, visitándolas esporádicamente a espaldas del consejo. Ninguna de ellas se asemejaba a Kryptón, hasta el día en que se topó con un pequeño planeta llamado vulgarmente por todos como Tierra. Ambas civilizaciones compartían características similares, pero lo que más llamó la atención de Jor-El fueron los conflictos que llevaron a la Tierra a cruzar la línea de lo moral y lo permitido. Meta-humanos y marginados comenzaban a surgir, solo que, a diferencia de Kryptón, los marginados eran las personas que tenían habilidades distintas a los demás, producto de la mano del hombre.

—¿Cómo era esto posible? —se preguntaba Jor-El mil y una veces. La respuesta era más simple de lo que creyó: las buenas intenciones de estos individuos eran vistas con ojos diferentes por los humanos. Era miedo, miedo a lo desconocido.

En esencia, era la misma situación en Kryptón, solo que de forma inversa. En Kryptón, los "naturales" eran marginados por no ser genéticamente perfectos, mientras que, en la Tierra, los meta-humanos eran temidos y rechazados por sus habilidades extraordinarias. Jor-El reflexionó sobre esto profundamente. Si lograran un cambio, si pudieran cruzar la línea y dejar de lado ese miedo de ambas partes, las personas diferentes podrían mezclarse con los demás y mostrar que no eran tan diferentes después de todo, que eran distintos pero iguales.

—¿Cómo podría demostrarse tal cosa? —se preguntaba Jor-El. No era como si pudiera secuestrar a un humano y llevarlo a Kryptón para demostrar lo que ya se había demostrado en el pasado con los marginados. Además, estaba prohibido interferir en la historia de la humanidad, y tenía razón. Sin embargo, había otra cara de la moneda: mostrar que lo correcto debía prevalecer, por más confundido que uno estuviera. La solución era clara: hacer el bien porque era lo correcto, no importaba cuánto dudara de sí mismo. Al final, esa era la única forma de demostrar su punto y compartir sus conocimientos en un nuevo mundo.

Jor-El decidió usar sus dones para el bien, como todos deberían hacer. En sus viajes a la Tierra, observó a los humanos y sus luchas, aprendiendo de sus errores y aciertos. Comprendió que la clave para la supervivencia y la evolución no estaba en la perfección genética, sino en la capacidad de adaptarse, de aceptar las diferencias y de trabajar juntos por un bien común.

Así, Jor-El regresó a Kryptón con una nueva perspectiva. Sabía que la verdadera perfección no residía en la ausencia de defectos, sino en la capacidad de crecer y aprender de ellos. Y con esa convicción, se preparó para enfrentar al consejo y luchar por un futuro donde todos los kryptonianos, perfectos y naturales, pudieran coexistir y prosperar.

La Tierra era el lugar perfecto. Contaba incluso con un sol amarillo, lo que podría ser peligroso para los habitantes del planeta, pero era un riesgo que Jor-El estaba dispuesto a correr. A raíz de esto y conociendo más a fondo a la sociedad humana, Jor-El comprendió que, en manos equivocadas, un kryptoniano podría ser mal influenciado y convertirse en un arma. Pueda que sí, pueda que no, era una posibilidad. Entonces, se dio a la tarea de buscar a alguien que mereciera tal regalo.

Estudió por meses y años a parejas a lo largo del mundo. Obtuvo muchas opciones: familias millonarias, duques, gobernantes, la élite. Pero no era lo que buscaba. No importaba cuánta riqueza tuviera una persona si estaba vacía por dentro. Jor-El sabía que debía hacer todo esto a escondidas del consejo de Kryptón, que inmediatamente desaprobaría el hecho. Incluso su hermano Zor-El estaba escéptico ante tal hipótesis. Pero, por otro lado, Lara lo apoyaba incondicionalmente. ¿Era acaso amor lo que sentía Lara? Los kryptonianos dejaron de sentir esas necesidades hace generaciones, y eso solo probaba el punto de Jor-El. Si lograba probar su punto, no solo salvaría a su mundo, sino a otro, y quién sabe, incluso a otros mundos en el futuro.

Mientras tanto, el consejo había encomendado a Zor-El poner en marcha en secreto el programa Brainiac. Este consistía en una inteligencia artificial basada en las mentes de los miembros del consejo de Kryptón, diseñada para almacenar sus conciencias en caso de una posible catástrofe. A espaldas de su hermano, Zor-El comenzó a desarrollar el proyecto Brainiac. Sin embargo, sus intenciones no eran crear a Brainiac como una inteligencia artificial a merced del consejo de Kryptón. Al igual que su hermano, buscaba preservar la supervivencia kryptoniana. Comprendía el sentimiento que buscaba probar Jor-El, pero el miedo a ser marginado lo mantuvo oculto durante mucho tiempo, junto a su esposa Alura y su pequeña hija, Kara Zor-El.

Zor-El usó sus propios patrones cerebrales para crear una base para Brainiac, logrando así el primer prototipo. El consejo de Kryptón estaba muy complacido con el trabajo de Zor-El, tanto que su estatus se elevó, dejando a su hermano abajo en el proceso. Brainiac fue usado para almacenar las conciencias de los miembros del consejo y, a su vez, como un consejero, tomando decisiones de manera imparcial como dictaba su programación. Sin embargo, con el paso del tiempo, Brainiac fue desarrollando una conciencia propia.

Jor-El, por su parte, continuó su búsqueda en la Tierra. Observó a los humanos y sus luchas, aprendiendo de sus errores y aciertos. Comprendió que la clave para la supervivencia y la evolución no estaba en la perfección genética, sino en la capacidad de adaptarse, de aceptar las diferencias y de trabajar juntos por un bien común. Sabía que la verdadera perfección no residía en la ausencia de defectos, sino en la capacidad de crecer y aprender de ellos.

Así, Jor-El regresó a Kryptón con una nueva perspectiva. Sabía que debía enfrentar al consejo y luchar por un futuro donde todos los kryptonianos, perfectos y naturales, pudieran coexistir y prosperar. Con Lara a su lado, y la esperanza de un nuevo comienzo, Jor-El se preparó para el desafío que se avecinaba.


THE SUPERMAN - PARTE I: KRYPTÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora