Durante toda la semana ha sido un gran caos en la casa, los siervos han trabajado más de lo normal por órdenes de mi madre, no entiendo el porqué de verla tan preocupada de que todo estuviera bien. Cada que le pregunto la razón de dicho preparativo siempre me evade, nunca me responde, incluso le pregunte a mi hermano por qué el actuar de nuestra madre a lo que él me dijo que tampoco sabía, pero por la forma en que lo dijo sé que me está mintiendo, algo sabe él.
Para descansar de todo ese ajetreo preferí salir a caminar por las calles de la ciudad, me entretengo viendo todo con sombro, pues como se acerca el cumpleaños del emperador todas las calles de la ciudad se encuentran diferentes caravanas con cualquier tipo de mercancía, desde los esclavos hasta animales exóticos.
A lo lejos puedo ver a las personas ofreciendo grandes cantidades de monedas por unas rameras, pero lo que más me sorprende es ver a mi hermano en tal subasta, sin pensarlo dos veces me acerco a él.
- Se puede saber qué diablos estás haciendo aquí –
- Tranquila hermanita, solo quiero comprar a una de esas mujeres o algún esclavo para dárselo de regalo a nuestro invitado –
- ¿invitado? Pero si no... – me interrumpo al saber que es por eso que mi madre ha estado como loca toda una semana – es por eso que mamá ha estado así toda la semana –
- Exacto, es alguien muy especial –
- ¿Quién? – solo tengo un nombre en la mente, pero es imposible que sea ella, hace muchos años que ella se fue.
- Mi futura esposa – su respuesta solo hace que ría de él – de que te ríes es la verdad –
- Antonio por los dioses no digas mentiras que te castigaran –
- Me duele que dudes de mí, pequeña –
- Dime la verdad ¿Quién es la persona? –
- No te lo diré, pero conociéndote sé que ya lo sabes o por lo menos lo intuyes – se encoge de hombros restándole importancia – pero hoy confirmaras tus sospechas –
No dice más, regresa su atención al ver la mercancía, hasta que encuentra a los siervos perfecto, por sus aspectos puedo decir que son prisioneros de guerra, son una pareja, el hombre tiene rasgos maduros, es alto y corpulento, la mujer es alta con un cuerpo bien formado, ambos con tes pálida.
Mi hermano ordena a sus hombres que lleven a la pareja de esclavos a la casa, los soldados acatan su orden, mi hermano es un centurión romano, es una persona muy importante en la ciudad al igual como lo es toda nuestra familia, mi padre fue un importante cenador de Roma, antes de fallecer mi padre dejo ordenado que Antonio se hiciera cargo de los negocios, cosa que nunca hizo, sino que yo soy quien dirige el negocio de mi familia y él está en el ejército.
Desde pequeño jugaba a ser parte de la guardia real con Diana, una gran amiga de la familia, ella de igual manera quiso ser parte del ejército, mi hermano siempre le decía que eso era imposible, pero Diana siempre le dijo que las mujeres también podrían ser soldados, muchas veces decía que quería ser como Atenea la diosa de la guerra.
Ahora ambos han crecido, mi hermano es un centurión romano el cual pronto será ascendido a tribuno, mientras tanto de Diana no puedo decir mucho, hace tiempo se fue y nunca volvió a contactarnos.
Al terminar la compra deje a mi hermano para tomar ir a casa, tenía asuntos que necesitaban de mi atención, mientras caminaba de regreso a casa, los recuerdos que tenía con Diana inevitablemente vinieron a mi mente, ella fue mi mejor amiga en la infancia, ella junto con Antonio y yo éramos inseparables, siempre andábamos juntos, me acuerdo que en una de nuestras tantas platicas que tuvimos los tres, ella había dicho que se casaría conmigo y que junto con Antonio siempre me protegerían de los enemigos, decía que yo era su princesa.
Creo que mi hermano tomo muy enserio sus palabras, pues cada vez que alguien me acorteja, él se encarga de espantarlos, incluso a muchos los amenazó con matarlos si no se alejaban, hubo algunos que no tomaron enserio sus amenazas, cosa que fue un gran error ya que mi hermano los mandaba arrestar o desaparecían por extrañas circunstancias por un tiempo. Al principio pensé que eran celos de hermano, pero me había equivocado, cuando le cuestioné el porqué de su actuar con los que me pretendían el me haba contestado "nadie de ellos es digno de ti, solo una persona y con Diana te casaras".
Con tan solo recordarlo una sonrisa se adueña de mi rostro.
Al entrar a casa saludo a los siervos, incluso puedo ver que los esclavos que fueron comprados ya estaban cambiados, solo esperaban instrucciones.
- ¿De dónde son ustedes? –
- De Corinto – responde la mujer apenas con un susurro, no me mira.
- ¿Cuáles son sus nombres? –
- Demetrio y mi esposa Priscila mi señora – responde de la misma forma que su esposa
- Bien, pueden ir a descansar, ustedes serán entregados a su futuro señor, espero y le sean leales – ambos se inclinan para retirarse
Todo el día me la paso encerrada revisando papeles y las cuentas del negocio, estaba tan absorta en mi trabajo que no me doy cuenta de que la noche a caído. Uno de los empleados me avisa que me esperan para cenar, así que sin perder tiempo me dirijo a mis aposentos para bañarme y prepararme.
Mientras me dirijo al comedor, puedo escuchar la música y la gran algarabía que hay en la casa, mi madre se levanta recibirme.
- Has tardado mucho querida –
- Discúlpame, pero tenía mucho trabajo –
- Necesitas dejar la obsesión que tienes por el trabajo –
- Como si pudiera -
Caminamos por el lugar saludando algunos invitados, junto con mi madre nos acercamos hacia dónde está mi hermano, puedo ver que está charlando alegremente con una joven, no logro ver quien es, esta de espaldas a mí.
Antonio al verme sonríe y le habla a joven que esta con él, ella voltea hacia donde estoy, cuando estoy junto a ellos, puedo ver a la mujer más detalladamente, es extremadamente hermosa, su cabello negro sedoso, sus ojos color café son tan bellos que brillan, sus labios perfectamente dotados, su sonrisa que me deja pasmada, su risa es mi muerte, es una bella melodía que hace muchos años no escuchaba.
- Hola Claudia – extrañaba escuchar su voz
- Diana –
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En mi siguiente vida
RomanceDos jóvenes enamoradas que viven felices, su amor no era mal visto, eran respetadas por muchos. Pero todo cambia cuando una de ellas es acusada de traición, cosa que la llevará a luchar en la arena, condena que deberá cumplir toda su vida, a menos q...