Una navidad de 7

296 41 1
                                    



Jagger

Me giro en la cama buscando a Genevieve, pero para mi sorpresa, no está. Por un instante me siento aturdido y confundido porque estoy seguro de que hace un rato la sentí a mi lado. Son las risitas infantiles en la otra habitación que me hacen saber dónde se encuentra y con quiénes está. Antes de ir con ellos, voy al baño.

Hope es la primera en verme cuando me asomo en la habitación y juro que sus ojitos brillan y  su sonrisa se hace más grande. Esa ya conocida calidez que me envuelve cada vez que alguno de ellos me ve de esa forma se hace presente y se instala en mi pecho a mayor medida cuando la tengo entre mis brazos y ella me besa la mejilla. Dice ser una niña grande, pero sigue sintiéndose igual de pequeña que sus hermanas, igual de pequeña que antes, cada vez que está en mis brazos.

—Buenos días, papi.

—Buenos días, vida.

Fijo la vista en Genevieve, que tiene los ojos un poco llorosos y me da una media sonrisa.

—Estoy bien —dice cuando me ve dudar —. Estoy bien. Mamá y yo siempre queremos hacer la cena hoy, para que se lo hagas saber a tu madre y a los demás.

Asiento.

—Dulce... está bien no estar bien, tú sabes eso.

Me da una sonrisa y luego frunce los labios. Le doy un beso rápido que hace a Hope reír y darle uno en la mejilla.

—Papá Lucien está feliz.

—¿Sí? —asiente —¿Cómo lo sabes?

—Lo vi. Pero yo estaba dormida.

—Soñaste con él —le hace saber Genevieve y Hope asiente.

—Dijo que nos amaba y que dejó regalos para todos. Mamá los tiene —dice y se baja de mis brazos para subirse al sillón donde está sentada Genevieve que sonríe cuando mi hija... nuestra hija le da otro beso en la mejilla —. Te amo, mami Vee.

—Yo también te amo, mi amor.

Hope centra su atención en sus hermanas, igual que Jared, y le dice que no las toque porque podrían despertarse. Cuando me aseguro de que de verdad hemos pasado a segundo plano para ellos, me agacho frente a Genevieve y tomo su mano. Sus ojos verdes y tristes se fijan en los míos y una sonrisa ladeada aparece en sus labios.

—Dulce —susurro —. No debemos hacer nada si no quieres. Podemos pasar el día nosotros junto a Marjorie y está bien. —Sacude la cabeza y sienta a Luke sobre sus piernas. Él sonríe al verme, me llama papá y estira su manita para tocarme la nariz.

—Papá nos hizo prometer un día antes de... todo que haríamos la cena navideña, Jag. Duele, pero estamos bien, era algo que sabíamos iba a pasar —asiento —. Además, es la primera navidad de los bebés. A él le hubiera gustado que la celebráramos.

Asiento dándole la razón. Sí es lo que Lucien hubiera querido y me atrevo a confirmarlo porque tuve la dicha de poder desenvolver mejor mi relación de suegro-yerno con él. En esa cena que tuvimos un día antes de su muerte tocó una vez el tema de «cuida a mi hija», donde me hizo prometer que lo haría incluso si Genevieve no lo necesitaba. Me dijo una vez más que no fuera idiota y me hizo saber que estaba bien si le pedía matrimonio a Genevieve sin que él estuviera presente, que de todas formas ya había visto el anillo y que ya sabía cuál sería la respuesta. Dijo que no me sintiera presionado a hacerlo, que tomara mi tiempo. 

Me habló de su esposa, me hizo saber que mis hijos los hacían felices y que la llegada de los bebés los había alegrado más. Me pidió que por nada en el mundo permitiera que Genevieve y Marjorie perdieran su esencia luego de su muerte, porque al contrario de sentirse tristes, ellas ahora podían sentirse en paz y libres sin tener el peso de su enfermedad sobre sus hombros.

Extras Inefable Donde viven las historias. Descúbrelo ahora