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(Primera mini historia del pasado de Arian y Wilder parte 2/2)

No es de extrañar que nuestros chicos tengan dinero al estar en una escuela privada bastante prestigiosa siendo normal que tengan una situación económica bastante acomodada.

Pero digamos que Wilder tenía un poquito más de dinero...

— Dime por favor que ya te eh dicho que tu puta casa parece ciudad — Sincero Arian mirando asombrado ante aquel portón de metal que se habría al paso del auto que los llevaba a su destino.

— Cada ves que vienés dices lo mismo, tu casa es casi igual a la mía — Mencionó Wilder quien estaba recostado en el hombro húmedo del pelinegro el cual miraba por la ventana cual niño pequeño.

El más bajo solo sonrió ante el contacto del más alto — Me gusta más el estilo extranjero que tiene tu hogar, cada que veo cosas de esas me acuerdo a ti — Mencionó Arian sonriendo.

Wilder solo se sonrojo ligeramente en las mejillas por lo dicho quedandose bastante contento.

Wilder provenía de una familia originaria de Suiza siendo el de esta nacionalidad.
Fue durante su infancia que se mudó a canadá y conoció a Arian en el kinder de la zona, a decir verdad a primera vista a Wilder se le hizo extremadamente hermoso el aspecto de Arian y timidamente se acercó a el.

Arian lucia una blanca piel de porcelana extremadamente suave y bien cuidada, un cabello negro asemejándose al azul oscuro el cual brillaba de manera hermosa y natural, unos ojos de azul cielo que hizo que Wilder quisiera volar en ellos, unos labios pomposos con un color asemejádo al rojizo, de una figura sana y delgada luciendo un pantalón corto hasta las rodillas y una camisa blanca ancha con un logo de helado en ella.

El pequeño peli marrón ansiaba darle un saludo y entablar una amistad con el asique cuidadosamente se acercó hasta donde estaba el pelinegro jugando con bloques de construcción y con sus mejillas ruborizadas le extendió la mano y sonrió nervioso.

— ¡B-Buenos días! S-Soy Wilder tame- ¡Tanner! — Tartamudeo para después avergonzado corregir el error que había cometido, estaba algo tembloroso como buen mocoso llorón que era temiendo que el niño lo ignorara.

El mencionado solo dejó sus juguetes aún lado y saco algo de sus bolsillos para ser específicos una servilleta con la cual agarro las manos de Wilder y empezó a limpiarlas.

Wilder bastante confundido y lagrimeando no sabía porque la acción del niño hasta que miro hacia abajo mirando sus pequeñas manos llenas y sucias de chocolate.

Tierra trágame y escúpeme en Puerto rico.

Wilder estaba hasta morado de la vergüenza que pasó incluso con lágrimas amenazando con salir de sus ojos los cuales estaban cristalinos de lagrimear.

¿Que se acordaba el de que se comió como 3 chocolates enteros? Un descuido nada más.

Se hundía en su miseria mientras el pequeño limpiaba sus manos, hasta que miro una escena llena de empatía por parte del pequeño.

El niño terminaba de limpiar las manos de Wilder con una sonrisa dulce en su rostro — ¡Soy Arian helix! Un gusto Wilder — Dijo con una gran sonrisa el pequeño infante de 4 años de manera animada — Perdón por limpiar tus manos sin permiso, no me gusta tocar cosas muy pegajosas — Mencionó el pequeño para luego terminar de limpiar las manos del contrario soltando una y estrechando la otra — ¿Te gustaría ser mi amiguito? — Sonrió Arian entre cerrando sus ojos dando un aspecto más dulce y amigable a su rostro.

El pequeño Wilder solo asintió con una sonrisa feliz al conseguir lo que queria, de una manera extraña pero linda entre ellos lo cual se volvió común.

Volviendo hasta ahora en la casa de Wilder ya estos se encontraban entrando a su habitación ya algo húmedos debido al chapuzón que se habían dado anteriormente, el más alto se dirigió a su armario lanzando cosas hacia la figura de Arian que estaba detrás de el dando así una toalla que cayó en su cabeza.

— Si quieres puedes bañarte en mi baño, nadie entra demás de yo asique siéntete cómodo de usarlo — Dijo en un tono tranquilo Wilder mientras sacaba algunas prendas de ropa limpias que tenía en su armario para su amigo empapado.

Arian se miro de pies a cabeza ya con la toalla en su mano y miro a Wilder — ¿No crees que ya me moje completo? ¿Necesito más agua? — Dijo riendo de manera sarcástica y chistosa.

El más alto rio ante el comentario y sonrió ladino — Si no fuera por las llaves apuesto que ni con esa calor te hubieras bañado — Respondió.

El mencionado se llevó una mano al pecho en un signo de indignación fingida y volteo hacia otro lado — ¡¿Insinuas que no me baño?! Que dolor en tus palabras willd... — Aquel apodo hizo reír a Wilder mucho más volteando hacia el lado donde estaba Arian acercándose a el.

El más alto lo abrazo por los hombros como acostumbraba a hacer de manera cariñosa haciendo que Arian voltear a verlo de una manera molesta — ¿Se arrepiente señor willd? — Pregunto su amigo más bajo.

Wilder apoyo su cabeza en el hombro de Arian como también acostumbraba a hacer y le habló de manera suave y dulce — Si mi señor Aryn, pero bañate que hueles a cloro — Mencionó Wilder sacando la actitud molesta de Arian con una carcajada de parte del pelinegro.

— Pff! Bien, pero luego sigues tu señorito "Me dio miedo que estuviste en la piscina 20 segundos dejándome solo" —  Y empezó a a reír a lo desgraciado con un Wilder sonrojado por aquellos dicho que parecía chiste pero era anécdota.

— ¡Fueron 25! ¡Y ya bañate! — dijo el peli cafe dejando el abrazo de lado y empujando por la espalda a Arian hacia el cuarto de baño donde ya este adentro seguía riendo por la reacción del más alto.

Paso media hora y ambos ya estaban en sus pijamas para dormir, lo de dormir no era cierto pero bueno.

Arian pasaba bastante tiempo en casa de Wilder por lo que este se tomó la humilde molestia de comprarme sus propias pijamas para que cada ves que el pelinegro pasara la noche allí se sintiera más en casa y comodo.

Ya después de un rato decidieron jugar algunos juegos de mesa que tenía Wilder en su armario.

Me gustaría aclarar un punto importante aquí, ambos son pesimos jugando este tipo de juegos, el único al que le sabían era al Monopoly y a las cartas.

Nada más.

— ¿Ese es un 9 o un 6? — pregunto Arian después de tirar el dado.

— ehh, ¿No es un 8? — Comentó Wilder...

Y tu te preguntaras, ¿Que juego estaba jugando? Ni idea, ni siquiera se tomaron la molestia de leer la caja donde decía el título de este quedando como tontos sin saber diferenciar un simple número.

Sip, pesimos.

Pero a pesar de ello ambos tuvieron una noche sensacional y divertida siempre que pasaban tiempo juntos era así.

Si, siempre lo era...





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