T1. Un hermoso Atardecer

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Podrían imaginar que esta escena ocurrió en algún momento en el que Sara se fue a vivir a la casa de Franco.




-Lista, ¿mi amor?

Franco entró en la habitación que ocupaba ella y la vio por completo. Debía de admitir que Sara era preciosa, era una mujer digna de admirar. Lista con un vestido fresco que le llegaba por encima de la rodilla, unas sandalias verde menta al igual que su vestido y el pelo recogido en una cola de caballo la hacían lucir fresca y más linda que nunca. Franco tenía unos jeans y una camisa justo del color de sus ojos, las botas y el cinto de color café claro... Sara se sentía tan orgullosa de tener un novio tan guapo como él, ella sonrió y asintió...

-Si, vamos... - Tomó de la mano a Franco y le dejó un pico rápido en los labios. Franco no pudo evitarlo, sonrió y la dirigió hasta el jardín...

La atenta mirada de algunos trabajadores de la hacienda hizo que se removiera avergonzada, sus mejillas tomaran un color tan intenso casi imposible de ocultar, Franco sonrió mientras negaba con la cabeza. Entrelazo sus dedos con los de ella mientras dejaba un beso encima de su piel.
Caminaron hasta las caballerizas, y minutos más tarde Franco ordenó ensillar al animal para que pudieran dar un paseo.

-Don Franco, todo listo...- El hombre llegó con el caballo negro y una pequeña cesta de alimentos que colgaba por un costado.

-Gracias, Olegario - Contestó risueño.

Franco se aseguró de que Sara se sienta cómoda mientras ajustó la pequeña cesta de alimentos amarrandolo con fuerza; subió al caballo y emprendió camino.

Si tan sólo alguna vez se había sentido plena en su vida, esto no tenía comparación. Estaba abrazada a la espalda de Franco, el aire hacía volar su cabello y sentir el aroma tan masculino, tan varonil de su novio, sin dudas era uno de sus planes favoritos, además adoraba sentir el trote del caballo y la vista perfecta de un lago a lo lejos...

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Un árbol enorme los cubría del sol, el aire fresco golpeaba sus cuerpos con suavidad y un mantel sobre una pequeña roca les servía para colocar la comida.

-Es hermoso - Miró a su alrededor maravillada - De verdad que lo es.

El sendero de flores incluyendo el pasto verde tenían un color tan brillante y hermoso que para Sara era irreal, incluso los rayos del sol iluminaban el agua cristalina de aquel pequeño lago.

-Pensé que era un lugar al cual debía de traerte. Me pregunté a mi mismo ¿Qué es igual o incluso más hermoso que este sitio?. Al instante tu nombre vino a mi mente, incluso mucho antes de terminar de preguntarme.

Sara tímidamente sonrió bajando la mirada mientras se acercaba a su novio y lo abrazaba escondiendo su rostro en su pecho, era tan adorable.

-Por un momento creí que me llevarías a uno de esos restaurantes que tanto frecuentas... - Franco sonrió y abrió el tuppers que estaba a su costado, se encontró con unos sándwiches, en otros tuppers habían frutas picadas, unas donas con glasé, varios cupcakes, una tarta de manzana y jugo de naranja, en una fina servilleta se encontraban los cubiertos a utilizar. Sabía a lo que se refería Sara, pero esta vez quería algo especial, algo más íntimo.

-No Sara... te quise traer a este lugar porqué cuando lo vi por primera vez me fascinó, me produce tranquilidad, se puede comer rico, disfrutar del pequeño lago y por supuesto estar contigo, a solas.

Sus labios se curvaron en una encantadora sonrisa, lo miró mientras Franco sacaba de la cesta una botella de vino y dos copas, abrió la botella y la observó por unos segundos

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⏰ Última actualización: Aug 22 ⏰

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