El destino adora jugar, sin comprender que los humanos son más frágiles ante lo inesperado que tiene.
El día siguiente había llegado, Aspros fue el primero en levantarse, viendo su reloj eran apenas las 4:30 de la mañana, soltó un suspiro mientras se levantaba de la cama y se estiraba en esta, giro su cabeza hacia la izquierda donde se encontraba Defteros dormido, ambos dormían en la misma cama. Luego de la muerte de sus padres vendieron la casa de estos y varias de sus cosas, solo tomando lo esencial para irse a vivir con sus tíos, Abel dio su habitación a ellos, acomodándose con Caín y terminando con que los pequeños también dormían junto a sus tíos. Aunque al principio si se había quejado de compartir cama.
"Compartiste cuna con Defteros como para que vengas a decir eso."
Le había respondido su tío Abel cuando comenzó a lanzar indirectas de no querer compartir habitación, soltó un bostezo y comenzó a mover despacio a su gemelo, recibiendo un gruñido de respuesta para luego ver cómo sus ojos se abrían poco a poco.
–Vamos Def, tenemos que alistarnos antes de que el tío Caín despierte.– Dijo Aspros, haciendo a un lado la cobija para levantarse bien y caminar hacia su ropero para tomar la toalla y dirigirse al baño.
–Ya voy...– Soltó Defteros en un bostezo, estirándose de igual manera y caminar al ropero también.
Saco su toalla, su uniforme y el de Aspros, dejándolos en la cama, también buscando su ropa interior encontró algo extraño, debajo de sus boxers negros y los boxers rojo de su hermano había un bote pequeño transparente de color café, lo tomo con un ligero temblor de sus manos, no tenía etiquetas pero se alcanzaba a observar unas pastillas dentro, no había muchas. Las miro durante unos segundos con ojos abiertos, tanto de sorpresa como de miedo.
"Creí que lo habían dado de alta..."
Escuchó unos pasos acercarse a la habitación así que guardo rápidamente el frasco, saco su ropa interior cerrando el cajón lo más tranquilo posible y se dirigió hacia su toalla, Aspros entro a la habitación con la toalla en la cintura, Defteros no lo miro solo paso a su lado, no quería verlo a la cara en ese momento luego de lo que acababa de descubrir. Entro al baño, cerrando la puerta con seguro, dejo la toalla en la tapa de el baño, levantó la cabeza y se miro al espejo que estaba colgado arriba de el lavamanos, miro su reflejo durante unos momentos recordando los anteriores escenarios vividos que tenían que ver con esas pastillas.
"No de nuevo... ¿Por qué ahora?"
Defteros todavía no terminaba de asimilar lo que habia ocurrido el día anterior, primero Saga gritando de la nada y ahora Aspros con esas pastillas de nuevo, debía mantener escondido aquello lo más que pudiera o caería en ese juego otra vez. Pero debía cuidar primero a sus hermanos pequeños, también debía cuidar a sus tíos de eso, ya hacían mucho por ellos como para darles otra noticia.
Se desvistió y entro a la ducha, el agua fría le dio la bienvenida para quitar aquellos pensamientos mientras que su cuerpo temblaba ante el tacto de el líquido, como si un montón de cuchillas se le clavaran, después de hacer un par de giros logro sacar agua tibia, lavándose el cabello y el cuerpo. Pero recordar que esas pastillas estaban en su habitación con su hermano, no lo dejaba tranquilo, tenía que calmarse o si no, lo más probable es que preocuparía a sus tíos.
–Def– Hablo Aspros al otro lado de la puerta del baño, –Date prisa, debes cambiarte y luego debemos hacernos el desayuno, iré despertando al Tío Caín.
Aspros se alejo de la puerta de el baño, Defteros salió de la ducha, colocándose la toalla en la cintura, camino rápidamente hacia su habitación cerrando la con seguro, no quería arriesgarse.
Por otra parte, Aspros entro de forma sigilosa a la habitación de sus tíos para no despertar a sus hermanos pequeños, se acercó a la cama donde se encontraban los cuatro durmiendo. Su Tío Caín estaba dormido en el lado derecho boca arriba con una pijama de color morado, en medio estaban Saga y Kanon tomados de la mano mientras continuaban en sus tranquilos sueños y su Tío Abel en el lado izquierdo durmiendo de lado, era una escena muy fraternal. Se acercó hacia donde estaba el albino, tocando su brazo repetidas veces de forma calmada.–Tio Caín..
Dijo en un susurró, unos intentos después el mayor logro despertar, mirando a su sobrino se estiró, soltando un bostezo mientras salía de la cama.
–Deja me cambio.
Aspros asintió, saliendo de la habitación.
Camino hacia la cocina donde Defteros estaba haciendo sus almuerzos, Aspros se acercó a la tetera para calentar agua, agarro una taza y las demás cosas para hacerle el café a su tío, aunque el silencio era extraño para Aspros, apesar de que no hablaba mucho con su hermano por las mañanas sabía que algo iba mal por el silenció que se sentía.Aunque se debatió mentalmente en si preguntar o no durante un rato, al final no hizo nada, la tetera comenzó a soltar aquel silbido agudo dando a finalizada su decisión, el menor untaba de forma temerosa la mantequilla en el pan que tenía en manos, todavía tenía en mente esas pastillas que le preocupaban demasiado, hace apenas un año esas pastillas se habían ido. ¿Por qué de nuevo?, ¿Por qué ahora?... ¿Por qué no le había dicho?
Por suerte, Caín entro a la cocina vestido de traje haciendo que su mente regresará a la realidad, el mayor tomo la taza llena de café dada por Aspros, agradeciendo mientras le daba un sorbo.–Bien, pensé prisa para irnos, en el camino les comprare algo de desayunar. Abel llevará a Saga y a Kanon de paseo en cuanto el día sea bueno, vamos.– Hablo de forma rápida Caín, tragando todo el líquido de la taza, dejándola en el fregadero.
Defteros termino de guardar los almuerzos mientras Aspros iba por las mochilas, Caín tomaba las llaves de el auto y en pocos minutos ya todos se encontraban saliendo de la cochera.
El camino a la escuela fue tranquilo, aunque Defteros seguía dándole vueltas a lo visto, no quería ver de nuevo los ataques de bipolaridad por parte de su hermano mayor. Él había sido víctima de las cosas que su hermano podía hacer por aquello, apoyo su cabeza en la ventana, quizás se lo contaría a sus tíos en cuanto el problema con Saga estuviera resuelto. Aspros por otro lado pensaba en ese mismo asunto pero de diferente manera, sus pastillas se iban acabando, tenía que conseguir dinero lo antes posible, su medicamento ya era poco y era caro, así que conseguirlo no sería fácil, rezaba porque no se acabará antes de conseguir más. Quería decirle a su hermano pero este ya había sufrido de sus cambios de humor, no quería hacerlo pasar por eso de nuevo.
–Llegamos, se portan bien y ponen atención.– Informo Caín, parando el auto cerca de la acera frente a la escuela.
–Adios Tío Caín.– Se despidió Defteros, abriendo la puerta para salir.
–Nos vemos Tío.– Dijo Aspros mientras cerraba la puerta de el auto.
Los gemelos caminaron hacia la entrada de la escuela, teniendo las miradas tanto de chicas como de chicos sobre ellos, Aspros sintió como el ego comenzaba a subir, inflando el pecho con orgullo, su hermano por otra parte no le gustaba ser el centro de atención, prefería pasar desapercibido pero por como era su hermano y lo reconocido que era, no ser normal era difícil. Al llegar a su salón cada uno fue hacia su grupo de amigos, Aspros fue donde se encontraban Sísifo, Hasgard y El Cid, Defteros fue con Asmita, saludo a Degel quien estaba con Kardia, pero el tercero se encontraba hablando con Manigoldo, el cuál estaba senado delante de Albafica.
–Hola Defteros.– Saludo el rubio con una pequeña sonrisa. Degel lo saludo con un movimiento de mano.
–Hola Asmita, Degel.– Saludo de igual manera el mencionado.
–Te noto inquieto, ¿Paso algo?– Pregunto Asmita, volteando la cabeza hacia el moreno.
"No ves pero sientes."
–Se podría decir que... Bueno, si ocurrió algo...– Asmita ladeó la cabeza a un lado, teniendo su atención. –Ayer uno de mis hermanos pequeños grito, no sabemos la razón pero logramos que durmiera antes de que se volviera a asustar... Y también...
–También, ¿que?
–Encontre unas pastillas en los cajones de Aspros...– respondió, apretando sus labios en señal de inquietud.
Continuará...
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Esquizofrenia
FanfictionEran cuatro Se volvieron seis De nuevo cuatro De nuevo seis De la nada ocho Porque dos estaban en la mente de uno