9 "recuerdo "

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En la mañana, en la casa de Pip

Un sonido agudo resonó por la habitación, sacando a Pip de sus sueños. Se levantó de un brinco, alarmado, y apagó rápidamente el molesto despertador.
Sabía que debía hacerlo con rapidez, no tanto por él, sino por su inquilino, un "joven demonio"con muy poca paciencia que se irritaba fácilmente con cualquier ruido.
Pip soltó un pequeño bostezo y, aún medio dormido, se dirigió al baño.
Tras una ducha rápida, se cambió de ropa y dedicó algunos minutos a ordenar su hogar.
Era una rutina casi automática para él, una mezcla de disciplina y molestia y un poco de nerviosismo por no molestar a su compañero.
El sol apenas comenzaba a filtrarse por las cortinas, bañando la sala con una luz dorada y cálida.
Pip miró su pequeño reloj de pared; faltaban unos minutos para que su inquilino se despertara. Siempre se aseguraba de tener todo en orden para cuando eso ocurriera, temiendo una vez más desatar su mal humor
El silencio de la mañana fue interrumpido por el crujir de las escaleras.
Pip se tensó, sabiendo que aquel sonido solo podía significar una cosa: su inquilino había despertado.
Con pasos cautelosos, se acercó a la cocina para preparar un té, esperando que el aroma relajante pudiera mitigar cualquier mal humor. Sin embargo, no pudo evitar sentir una punzada de..... En el pecho , preguntándose qué tan exigente sería aquel día y aunque solo han pasado unos tres días desde que se mudo ,fue muy estresante para Pip.

Pip se había acostumbrado a estar solo desde muy temprana edad, un hecho que pocos conocían. Y el chico con el que ahora vivía, Damián, no era la excepción.
Pip tenía una rutina estricta cada mañana: se bañaba, ordenaba la casa, preparaba su desayuno y se iba.
Sin embargo, Damián hacía todo lo contrario. Dejaba un caos a su paso y esperaba que Pip le sirviera el desayuno como si fuera su sirviente.

Esto enfurecía a Pip por dentro, pero su naturaleza tranquila lo obligaba a ocultar cualquier indicio de molestia. No soportaba las discusiones, mucho menos las peleas. Así que sonreía con su calma habitual, pretendiendo que nada le importaba.

-Ya estoy aquí! ¿Dónde está mi desayuno? —demandó Damián, con un tono cargado de desdén.

-Ya casi está listo —respondió Pip, manteniendo la calma.

-¿Casi? Yo lo quería ahora mismo —exigió Damián con una mirada fulminante.

-Solo espera un momento más, ya está listo.Damián golpeó la mesa con fuerza, derramando un vaso que estaba cerca.

-¡Eres desesperantemente lento! —gritó, mientras se ponía de pie

- Se me quitó el hambre. Me voy a mi habitación, no me molestes—Con pasos pesados, Damián se dirigió hacia la puerta, pero la voz serena de Pip lo detuvo.

-Bien, entonces nos vemos en la tarde.

-Jaja, voy a salir. —dijo Damián, con una risa burlona.

-¿A dónde? —preguntó Pip, sin dejar de prestar atención a lo a lo que hacía

-¿Qué carajo te importa? —Damián se giró de repente, con un brillo peligroso en los ojos. Del cual Pip ni siquiera se percató...


-Me importa porque eres mi responsabilidad —dijo Pip, con una firmeza que rara vez mostraba.El rostro de Damián se ensombreció.

-¿Responsabilidad? ¿Quién te dio el derecho de controlarme?

[The One I Loved the Most] "Lo Que Más Amé" ( Bunny) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora