10. Cada uno zanja la fiesta a su manera.

37 7 25
                                    

NARRA LUCAS

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

NARRA LUCAS

Me abro paso entre la multitud, apenas registrando las caras conocidas a mi alrededor, cuando de repente Mikel aparece frente a mí con una sonrisa despreocupada.

—¿Dónde te habías metido, tío? —me pregunta, dándome una palmada en el hombro.

Respiro hondo, intentando no dejar que mi mal humor se filtre en mi respuesta.

—Estaba hablando con mi madre por teléfono —medio le miento, evitando su mirada inquisitiva.

Mikel asiente, aunque parece que no está del todo convencido.

—¿Todo bien? —pregunta.

—Sí, todo de puta madre —replico, aunque la tensión en mis palabras dice todo lo contrario.

Él me observa por un momento, como si intentara leer algo más en mi expresión, pero al final asiente y deja el tema. No tengo ganas de hablar, no sobre esto y mucho menos de admitir que estoy hecho un lío por culpa de Zoe.

Acepto la cerveza que Kevin me tiende sin pensarlo demasiado. El frío del botellín contrasta con el calor que me arde por dentro. Me uno a mis compañeros de equipo, decidido a dejar todo lo demás atrás aunque sea por un rato. Las risas, los empujones amistosos y las bromas sobre el partido deberían ser suficientes para distraerme, pero ni siquiera el alcohol logra calmar la tormenta devastadora que se desata en mi cabeza y que me priva de la paz que necesito.

Entonces, de la nada, aparece Madison acompañada de otras animadoras. Su expresión lo dice todo antes de que abra la boca.

—¿Me quieres explicar por qué demonios me dejaste plantada en la playa? —me suelta, cruzándose de brazos.

Sé lo que viene a continuación y no tengo fuerzas para lidiar con ello. Ahora no.

—Fui tras Zoe —admito, sin rodeos.

—¿Tras Zoe? ¿En serio, Lucas? —su voz es fría y puedo ver el dolor en sus ojos. Antes de que pueda seguir recriminándome nada, decido tomar una salida rápida.

La atraigo hacia mí y la callo con un beso, uno intenso y decidido. Siento la sorpresa en su cuerpo al principio, pero luego se relaja y se cuelga de mi cuello cuando me abro paso a través de sus labios. Su lengua se mueve dentro de mi boca, sabiendo cómo tiene que chuparme, cuándo morder, cómo hacerme olvidarlo todo... Madi es buena besando. Muy buena.

En cuanto nuestro beso se vuelve más tórrido, oigo los vítores a nuestro alrededor. Todos en la playa empiezan a animarnos como si fuera una escena sacada de una película de adolescentes. Me separo de ella, observando cómo el cabreo en su rostro se transforma en algo más suave. Pero mientras sonrío y los demás aplauden, no puedo evitar sentir un vacío. Fingir que todo está bien con un beso frente a todos no me hace olvidar lo que realmente quiero, lo que realmente me atormenta, joder.

PROYECTO TOUCHDOWNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora