5. Fiesta en casa de Kevin.

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NARRA LUCAS

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NARRA LUCAS

Estoy sentado en el sofá de la casa de Kevin, rodeado del bullicio típico de una fiesta universitaria. La música atronadora se siente en todo mi cuerpo. Los bajos son tan intensos que hacen vibrar el sofá en el que estoy sentado y las luces de neón parpadean en colores vivos, creando un efecto caleidoscópico en las paredes bastante hipnótico de ver. La habitación está llena de una mezcla de olores: cerveza derramada, algo de comida rápida y un toque de perfume barato que se ha mezclado con el sudor de aquellos que bailan en la pista de baile improvisada.

Tengo una cerveza en la mano y ya he bebido más de lo que suelo beber en estos contextos. El alcohol me va haciendo efecto y empiezo a sentirme más relajado, menos preocupado por todo el drama de esta semana.

Madison se acerca a mí con esa seguridad que la caracteriza y sin mediar palabra, se sienta en mi regazo, rodeando mi cuello con sus brazos. Me sonríe con esa sonrisa que siempre sabe cómo encender las llamas. No tengo la claridad mental suficiente para rechazarla esta noche y tampoco tengo claro que sea lo que me apetece hacer. El alcohol ha hecho su trabajo y me dejo llevar por el momento.

—¡Vamos, capitán! —grita Jake desde el otro sofá de la sala, junto a otros compañeros del equipo que nos observan con sonrisas en los rostros. Las animaciones y vítores hacen eco en la sala. La atmósfera es densa y cargada, llena de una energía que parece palpable.

Madison se inclina hacia mí, sus labios encuentran los míos en un beso que es tan intenso como impetuoso mientras enreda su lengua con la mía de forma salvaje. No hay espacio para pensar en nada más que en la necesidad del contacto físico. Sus manos se deslizan por mi cuerpo con una familiaridad que la embriaguez intensifica y me olvido de Zoe, de las discusiones, de las clases, del puto proyecto de literatura y de todo lo que me ha estado atormentando estos días atrás.

Los vítores y el ruido de la fiesta parecen desvanecerse en el fondo. El mundo exterior se vuelve borroso mientras nos dejamos llevar por el deseo y Madison lame y chupa mis labios con los suyos. Los murmullos de aprobación y las risas alrededor solo sirven para aumentar la intensidad del momento. Me pregunto si esta es la forma en que debo escapar de mis problemas, si estos momentos de desenfreno son la solución a lo que siento y aunque tengo clara la respuesta, no me apetece parar a pensarlo demasiado. No estoy aquí para ser racional. Esta noche no.

Después de lo que parece una eternidad en este estado eufórico, finalmente nos separamos, con nuestras respiraciones entrecortadas. Madison me mira con una mezcla de satisfacción y desafío. No puedo evitar notar la forma en que sus ojos azules brillan bajo la luz parpadeante de la fiesta.

A pesar de la diversión momentánea, una parte de mí sigue atrapada en el trasfondo de mi mente, preguntándose si esto realmente me está ayudando a escapar o si solo está añadiendo más problemas a mi vida, pero por ahora, en medio del bullicio y las risas, dejo que el alcohol me arrastre a decidir por mí y trato de disfrutar del momento, olvidando por completo la mirada fría de Zoe y las dificultades que nos han llevado a este punto.

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