Carta a mí mismo | Minho

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En días como hoy prefiero esconderme del mundo.
Me encierro en mi habitación y no veo a nadie, no saludo a nadie.
No reconozco sus nombres y me cuesta enfocar sus rostros, pero siento la mirada decepcionada juzgandome fuertemente por sentir. Es en noches como esta donde fumo. Fumo sin parar, prefiero hacerlo así. Nunca me sacio, siempre quiero más. El humo que suelto no es suficiente para sacar la ira de mi pecho, el dolor de no ser comprendido.

A veces me gusta imaginar que el humo recorre cada rincón de mis entrañas llevándose consigo la vergüenza y obligándola a salir a rastras. Mientras fumo, pienso.
Fantaseo con que algún día alguien se dará cuenta de lo poco importante que soy para mí mismo, así no sentirán culpa al lastimarme. Aunque realmente no la sienten, pero es más llevadero imaginar que sí.
También pienso en vivir solo. Siendo honesto, mi nevera estaría vacía todo el tiempo, no consumiría más de una comida al día. No porque no pueda, sino para evitar la culpa y la vergüenza. Mi repisa estaría repleta de cajas de cigarrillos, vacías y llenas, haciéndole compañía a las cuchillas sin filo que me juzgan desde el óxido que alguna vez fue el fluido más lastimero y espeso que mis muslos pudieron ofrecerle al alivio. Una cosa por otra, el trato debe ser justo.

Cuando fumo pienso en mis manos, mi cabello que se enreda con solo el pasar de la brisa costera, mi rostro lleno de cráteres generados por el filo de mis propias uñas y los extensos relieves en mi brazo izquierdo, casi desde el hombro. Las pecas en mis manos dejan de ser hermosas y mis labios carnosos se vuelven secos y sin vida. Mis dientes se ensucian mucho más rápido.
A veces me imagino con la boca llena de sangre que corre desde mis encías hasta la punta de mis pies, que no son para nada estéticos. Me toco los labios y siento que el líquido escurre entre mis dedos.

Debería asustarme, pero de alguna manera siento satisfacción.
Todos están a la expectativa de mi próximo dolor para entretenerse, ¿Por qué no podría yo entretenerme, igualmente, con mi dolor? El ser es tan egoísta que no me permite satisfacerme de mi propia carne o la ausencia de esta.

Suena psicótico, loco, alarmante.
Lo sé.

Mi cerebro se quema conforme mi cigarrillo se desgasta.

Tengo poco tiempo, tal vez, pero dentro de mi inconsciente soy tan insignificante como aquel encendedor que olvidé en mi bolso.
Cuando fumo me imagino lejos, como un viaje astral.

Mis recuerdos comienzan a ser borrosos y mi cuerpo falla. Tal vez no recibe muy bien las sustancias, pero nunca son suficientes para mí. No me gusta el alcohol, sin embargo sería capaz de ahogarme en el con la esperanza de finalmente poder decirles a todos la verdad dentro de mí sin tener que recordarlo al siguiente día por la mañana mientras me convenzo a mí mismo de que a todos le pasa, porque es una gran mentira y sé muy dentro de mí que soy un gran mentiroso y estafador.

Sería avaricioso preocuparme por mi físico en este punto.

Mi cabello también es algo que no me colabora para nada. Se enreda mucho más y el color se ha caído bastante rápido, me veo fatal. Se siente seco a veces y grasoso otras, es una bestia con vida propia.

No me gusta, seguramente nunca llegue a gustarme del todo.




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⏰ Última actualización: Aug 22 ⏰

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