Más allá de la amistad - Occhiamin

Más allá de las palabras.

Flor y Nico habían pasado toda la semana en sus rutinas, entre programas y compromisos, pero algo había cambiado entre ellos. Después de la charla en la que se confesaron sus sentimientos, todo parecía estar teñido de una nueva emoción. Por eso, cuando el fin de semana llegó, Nico sintió la necesidad de hacer algo especial para Flor.

Decidido a sorprenderla, pensó en cocinar una cena en su casa. Sabía que no era precisamente un chef y que la cocina no era su fuerte, pero la idea de hacer algo personal para ella lo motivaba. Sin embargo, después de una hora en la cocina, con ingredientes desparramados por todos lados y un par de intentos fallidos, decidió que lo mejor sería no arriesgarse. Agarró su celular y pidió comida de uno de sus restaurantes favoritos, sabiendo que a Flor le encantaría.

Flor llegó a la casa de Nico y, al entrar, encontró una mesa preparada con esmero. Había velas encendidas, una botella de vino tinto descorchada, y una suave música llenando el ambiente. Sonrió al ver el esfuerzo de Nico, quien la recibió con un abrazo cálido y una sonrisa un tanto nerviosa.

—Intenté cocinar, pero mejor me quedo con lo que sé hacer bien, que es pedir comida —dijo Nico con una risa ligera, mientras la invitaba a sentarse.

Flor se rió también, recordándole en broma que ya sabía que él no era de los que cocinan, ni siquiera para calentar agua. La conversación fluyó naturalmente mientras disfrutaban de la cena, hablando de todo un poco, riéndose y disfrutando de la compañía mutua.

Después de la comida, la atmósfera se volvió más íntima. Se miraron a los ojos, sin necesidad de decir nada más. Nico se acercó, y el beso que compartieron fue suave al principio, pero lleno de una pasión contenida. De manera casi natural, la noche se fue desenvolviendo hacia algo más profundo.

Cuando finalmente se encontraron en la cama, fue como si el tiempo se detuviera. La conexión que sintieron no era solo física; había algo más, una comprensión mutua, una complicidad que los hacía sentir como si se conocieran de toda la vida. Todo fluyó con una naturalidad asombrosa, como si sus cuerpos y sus almas se entendieran a la perfección, sin necesidad de palabras. No fue solo la primera vez en términos físicos, sino la primera vez que se sentían completamente conectados con alguien de esa manera.

Después, mientras yacían juntos, envueltos en la calidez de la noche, sintieron que habían cruzado una frontera invisible. Aunque habían decidido ir despacio, sabían que lo que compartían era único, algo que iba más allá de cualquier relación anterior. Había una intimidad, una complicidad que no podían explicar del todo, pero que ambos sabían que no era común.

Nico acarició suavemente el cabello de Flor, mientras ella descansaba su cabeza en su pecho. Ninguno de los dos quería romper el silencio que había caído sobre ellos, un silencio que no necesitaba ser llenado porque ya lo decía todo.

La relación que habían comenzado tenía un potencial inmenso, y ambos estaban dispuestos a explorarla, a su propio ritmo, pero sabiendo que lo que tenían era algo verdaderamente especial.