15. 🎻 [One-Shot]

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¿Cómo llegó Amelia a la vida de Tom y Jake?

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—¡Pero es muy temprano!

—Son las nueve, mañana tienen escuela y yo tengo que ir al centro de investigación, tengo trabajo. — El par de mellizos bajaron la mirada desanimados. Jake suspiró. — Lo siento, niños, a dormir.

Ambos asintieron, aunque Sophie decidió preguntar algo. Pero su papá lo anticipó.

—No, no pueden faltar mañana. Ni yo ni su padre estaremos hasta la hora de recogerlos de sus entrenamientos.

La azabache bajo su dedo y se resignó a aguantar la clase de matemáticas y Asher... Bueno, él solo tenía mucha pereza por ir mañana.

—Podemos quedarnos solos, tenemos 11 años. No somos niños pequeños.— Asher intentó negociar. Le funcionaba con su padre.

Pero Jake no era como Thomas.

—Podrían tener 26 años y seguirán siendo mis niños.— Acarició la cabeza y rostro de cada uno.— Iran mañana. No hay negociación.

Justo, dando la situación por pérdida, cierta persona apareció abrazando a Jake por detrás, evidentemente cansado.

—¿Porque... La discusión?— Bostezaba, Tom, dejando un besito en la mejilla del peliazul, quien lo miró dulcemente.

—¡Papá! ¡Porfavor! ¡Llévanos a tu trabajo o con la tía Ellie, pero mañana no vamos! Porfa.— Empezó rogando, la mayor de los mellizos.

Bueno, eso es...— Tom notó la advertencia en la mirada de su esposo. ¡Bando equivocado!— Lo siento, niños, si papi dijo que irán, tendrán que ir.

Antes de que pudieran soltar otra queja, argumento o solución. El sonido del timbre, inundó el lugar.

—¡Yo abro!— Dijo Sophie, huyendo a la puerta, luego de haber empujado a Asher para que no le ganase.

—¡Oye!— Se quejó su mellizo.

—¡Sophie debes preguntar "¿quién es?"!

Sophie abrió la puerta, no había nadie, pero un llanto agudo hizo bajar su vista al piso de la entrada techada.

—¡Papi! ¡Papá! Venga rápido.— llamó Sophie, su voz llena de asombro.

El azabache, aún con sueño, llegó a dónde Sophie y vio una pequeña cesta. Dentro, una bebé recién nacida lloraba suavemente, su rostro enrojecido por el frío de la noche.

—¿Qué...?— Parecía que se le había quitado el sueño. No pudo evitar y tomo el cesto cuidado y lo hizo pasar. Sophie cerró la puerta.

—¿Eso es un bebé?— Asher intento ponerse de puntillas para ver el contenido de la cesta.—¿Quién la dejó?

—No lo sé... pobre niña— dijo  Jake mirando a la pequeña criatura con ternura, tomó a la bebé entre brazos. La bebé dejó de llorar momentáneamente al sentir el calor de Jake, acurrucándose en su abrazo.

El policía dejó el cesto en el piso, mirando a la bebé que estaba entre los brazos de su esposo.

— ¿Por qué alguien haría esto? Dejar a una bebé sola en el frío. Y en nuestra puerta.— Comentó, el azabache

—Debio pasar algo muy serio para que hagan esto.— sugirió Jake, llevándola más al interior de la casa, mientras los mellizos lo seguían de cerca.

Jake pensó en cómo alguien podría haber estado tan desesperado como para dejar a una bebé en su puerta.

—¡Papi! ¡Mira! Una nota.— Sophie le pasó una hoja que había en el cesto a Tom. Este la tomó y leyó en voz alta para que su esposo escuchase.

—“Lo siento mucho, más de lo que las palabras pueden expresar. Quisiera poder quedarme con mi hija, pero las circunstancias me obligan a tomar esta decisión. Espero que le puedan dar todo el amor que se merece. La he llamado Amelia, un nombre que siempre me ha parecido fuerte y hermoso. Elizabeth."— Leyó Tom. El peliazul acarició el rostro de la pequeña, que parecía feliz con su tacto.

—¿Nos vamos a quedar con ella?— preguntó Sophie, con los ojos grandes y llenos de esperanza.

—No nos adelantemos. Primero tenemos que asegurarnos de que esté bien.— respondió el azabache, acariciando el cabello de Sophie. — Luego veremos qué hacer.

—Podemos ser tres hermanos, papá. Sophie y yo podemos ayudar a cuidarla.— Asher intento sugerir.

Jake sonrió ligeramente ante la idea, aunque sabía que el proceso no sería tan simple. Además... Ya eran dos niños, uno más... Sería un poquito más complejo y más aún siendo tan pequeña.

—Vamos a hacer todo lo posible.—  Le dijo a los mellizos, más para calmar sus ansias. —Pero primero, vamos a abrigarla y ver algo de comer para ella.

Jake y Tom compartieron una mirada mientras se dirigían a la cocina con la bebé. Era obvio. No tenían nada para una bebé.

—¿Deberíamos...?— Jake empezó.

—No debe tener más de 2 o tres meses. Yo voy, no te preocupes.— el azabache beso la frente de su esposo.

Tom salió con llave y dinero para comprar algo, adecuado, para alimentar a la bebé.

Algo en el peliazul le decía que Amelia, ahora sería parte de esa sus vidas.

🌼 TomJake Family 🌼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora