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—Wei Ying.

El mencionado sintió un escalofrío involuntario al oír su nombre siseado con una voz tan apática y susurrante. Casi no quiso darse la vuelta, pero la persona volvió a gritar segundos después, un poco más fuerte.

—¡Wei Ying!

Se giró y se arrepintió al instante. Caminando detrás de él estaba su compañero de clase, Jiang Wanyin. Como una piedra inmóvil, el chico que tenía a todo su grado colectivamente aterrorizado. El tipo que, si los rumores eras creíbles, era un violento líder de una banda de un solo hombre cuya misión personal consistía en aterrorizar básicamente a cualquiera que cayera bajo su mirada.

Y Wei Ying, al parecer, acababa de caer bajo su mirada.

El estudiante de primer año se heló en su camino, con el corazón cayendo en picada. Un millón de maneras diferentes en las que Wanyin podría matarlo o al menos causarle un gran dolor físico y una vergüenza visceral, rondando por su mente. No, eso no podía estar pasando. Era demasiado joven para morir y demasiado sensible para sobrellevar cualquier otro tipo de humillación. ¿Por qué tenía que destacarlo, cuando Wei Ying trataba de vivir su vida de tal manera que no fuera una molestia para nadie?

—Hola —dijo apenas se posicionó en frente suyo. Parecía estar sudando. ¿Un subidón de adrenalina antes del asesinato? —. Ven a mi casillero después de clase. Quiero decir... ¿podrías?

Wei Ying sintió ganas de vomitar. La última persona a la que se le había pedido que fuera al casillero del castaño después de clase, Jin Zixuan, había acabado chantajeado, amenazado y traumatizado por la experiencia. Pero no podía decirle que no. De hacerlo, Wanyin probablemente se saltaría la extorsión y difundiría lo que tuviera sobre él a toda la escuela. Pero, ¿qué cosa podría tener? Wei Ying nunca hizo nada malo. Apenas hizo nada.

En lugar de dar una respuesta, el menor se limitó a chillar. Wanyin pareció tomar eso como una afirmación.

—Bien —habló, luego hizo crujir sus nudillos—. Nos vemos entonces.

Estoy muerto, pensó Wei Ying mientras el otro se alejaba. Será mejor que confiese a mi madre el cinco que obtuve en español.

Caminó insensiblemente hacia su siguiente clase del día. Cuando vio a un individuo en especial sentado en su lugar habitual en la última fila, se apresuró a acercarse, medio derrumbado junto a su escritorio.

—Zixuan —gritó, su voz saliendo como un graznido —. Cuando Jiang Wanyin te pidió que fueras a su casillero la semana pasada, ¿qué sucedió realmente?

Zixuan se estremeció al instante.

—Fue terrible. Me presenté porque no es como si me fuera a cruzar con ese tipo, en cuanto me miró, supe que se había acabado el juego. ¿Sabes esos ojos que pone, esa mirada asesina? Intenta tenerla a centímetros de tu rostro y dirigida hacia ti. De todos modos, él empujó un sobre en mis manos y me pidió que lo abriera. Lo hice, dentro había fotos mías —Jin bajó la voz —. Como, fotos horribles. De la vez que tuve que disfrazarme de Lee Hyori porque perdí una apuesta con Huaisang. De esa forma supe que me iba a chantajear. Así que le pregunté qué quería de mí, dijo... —el castaño se estremeció de nuevo —. Dijo: "Quiero que renuncies a tus derechos".

Wei Ying frunció el ceño. Ciertamente no sonaba bien, pero no lo entendía del todo.

—¿Qué quiso decir?

—¡No iba a pedirle explicaciones, hombre! Pero lo interpreté como que quiere que sea su esclavo, o algo así. Simplemente grité: "Lo que quieras, pero por favor no me mates" y salí corriendo —pausó —. ¿Por qué lo preguntas?

—Porque me pidió que fuera a su casillero luego de clases.

El Jin hizo una mueca.

—Haz todo lo que te pida. Accede a cualquier petición, o quién sabe lo que te hará.

—¡Pero no quiero ser su esclavo! ¿Y si... no sé... me pide que robe una tienda o algo así? ¿Qué te ha pedido que hagas?

—Todavía nada. Pero estoy seguro de que aguarda al momento adecuado. Sea lo que sea, va a ser malo. Es todo lo que puedo decir.

Sus palabras no hicieron mucho para que Wei Ying se sintiera mejor. Pasó toda la asignatura mutilando sus uñas y tratando de pensar en formas de explicar a su madre cuando terminara en la cárcel después de ser presionado como lacayo de Wanyin. Ese iba a ser su fin.

Después de química, se dirigió obediente mente al área de casilleros, específicamente a los designados para el tercer año.

Un estudiante se volvió para mirarlo. Ahí estaba: la cara del asesino. Y en su mano había un sobre. Era rojo bermellón, el mismo color de la sangre. Wei Ying empezó a temblar.

Jiang Wanyin se mordió el labio por un momento y luego extendió el sobre.

—Ábrelo —pidió.

Wei Ying no podía ni imaginar qué fotos tenía Wanyin de él, no porque hubiese muchos escenarios para elegir, sino porque no recordaba haber hecho algo particularmente horrible en lo que alguien pudiera pillarle. A no ser que Wanyin mantuviera una cámara oculta en su habitación, seguramente no podía haber nada, ¿verdad?

Pero aparentemente tenía que haberlo, si el Jiang tenía un sobre, igual que con Zixuan.

"Haz todo lo que te pida", la voz de su compañero hizo estragos por su cabeza. "Accede a todo".

—¡Lo haré! —grito, regresando el sobre hacia su propietario. Realmente no importaba lo que había dentro. Realmente no quería saberlo.

Wanyin parpadeó, parecía sorprendido.

—¿Lo harás?

—¡Sí! ¡Me parece bien!

—Tú... ¿ni siquiera vas a mirarlo?

—No hace falta. La respuesta es sí.

—Oh —el mayor volvió a coger el trozo de papel que había estado decorando con esmero la noche anterior, me entusiasmaba en demasía que su dedicación no fuera en vano.

Poco a poco, sus mejillas empezaron a adquirir un tono carmesí. Oh no, le he hecho enfadar, temió el Wei. ¿Qué hago? Pero después de un momento, volvió a hablar.

—Bien. Eso es genial.

Sí, totalmente genial que ahora tengas otro subyugado que te ayude a llevar a cabo tus ruines acciones. Mientras tanto, mi vida ha terminado. Maravilloso.

Wanyin sacó su móvil y lo abrió en la ventana de contactos.

—Necesito tu número de teléfono.

—¿Es necesario?

Él le lanzó una mirada.

—¿Cómo se supone que voy a contactar contigo fuera de clase si no tengo tu número?

Eso, por supuesto, tenía sentido, ya que lo más probable era que sus peores crímenes se llevaran a cabo fuera de la escuela, pero la idea de Jiang Wanyin teniendo los medios para ponerse en contacto con él cuando le apeteciera solo aumentó los nervios de Wei Ying. Tal vez podría fingir que no respondía a ninguna llamada porque estaba dormido o en la ducha. En todo momento.

Cuando el castaño terminó de introducir los datos, abrió la boca como si quisiera decir algo más, pero Wei Ying lo detuvo antes de que pudiese hacerlo.

—Creo que eso concluye nuestros asuntos por ahora —chilló el Wei—. ¡Tengo que irme!

—Pero... —Wanyin empezó a decir. El menor no espero a que terminara. Giró sobre sus talones y corrió por el pasillo hasta tropezar con un contenedor de basura y, finalmente, salir por la puerta principal.

Bad Image [Chengxian]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora