Agua Salada

2. La vida de Kirinmaru

Lo más cercano era una botella de Jack Daniels y un vaso bajo. Se sirve un trago y de nuevo va y se sienta en el sofá... parece que esta noche estará llena de recuerdos.

Kirinmaru bebe de un trago el contenido... ¡Qué porquería! Deja a un lado el vaso y retira la tapa de la botella, la cual al lanzarla a la mesa rueda hasta que cae al suelo. Le da una patada para lanzarla debajo del sillón y 'por inteligente' se golpea el pie con la pata de la mesa.

Vaya suerte de miércoles.

Observa la botella en sus manos... ¿Qué sigue? ¿Morir como el propio Jack Daniels? Que haciendo berrinche por olvidadizo, golpeó su caja fuerte con el pie ya que no recordaba la combinación de ésta, derivando dicho acto en una fractura que se infectó y terminó en una gangrena que se extendió por toda su pierna.

Mejor deja el drama también. Mueve su pie, flexiona su pierna para poder tener acceso al lugar del golpe, palpa y bueno, al parecer no hay fractura. De haberla muy seguro estaría invocando todas las legiones de demonios que existen.

Suspira, frustrado, pensando si debería seguir usando hielo. Al final los moretones y esas heridas no desaparecerán con agua en estado sólido.

Ríe para si mismo... Cuando era un mocoso estúpido, este tipo de cosas le hacían incluso sentirse mejor, como si ser el 'tipo malo' de la preparatoria fuera realmente algo de lo cual enorgullecerse.

El viejo (su padre), tenía razón al final.

Es jodido llegar a ser adulto y darles entera razón a las personas mayores que te "fastidiaban" cuando no eras más que un mocoso tonto y rebelde.

Supone que está envejeciendo... Recuerda a su padre, sentado frente a su escritorio, con alguna bebida alcohólica a su lado, viendo fijamente al vacío por horas y horas.

Al final sólo quedan los recuerdos de los pocos aciertos y muchos errores de cuando eres joven.

Reconoce que le dio muchos problemas al viejo, desde que ingresó a la secundaria. Solía escaparse de la escuela, faltar a clases, gastar el poco dinero que llevaba consigo en cigarrillos y alguna bebida barata.

Recuerda a los camaradas de por aquél entonces... Un hippie anciano, un sucio indigente a los ojos de la sociedad, rondaba los setenta y tantos años, recogía envolturas de frituras y vaya a saber cómo, las convertía en pequeñas bolsas o carteras. Tenía una armónica y ese fue probablemente su primer acercamiento a la música.

Al paso de los días conoció a otros rebeldes sin oficio, un poco mayores que él, pero que de igual manera fingían estudiar para obtener el poco dinero que sus padres les daban... Uno de ellos le enseñó a tocar la guitarra.

Realmente no tiene idea de cómo hizo para aprobar al final todas las materias de la secundaria. Supone que su padre y algún donativo a la institución, tuvieron algo que ver... De cualquier modo, en preparatoria las cosas no cambiaron.

Bueno, realmente si cambiaron... Era muy popular con las chicas.

Ahora ríe un poco de esa necedad de las féminas de fijarse en el tipo rebelde, agresivo, mal humorado, desobediente y conflictivo, que a simple vista es un vago sin futuro.

Pocas veces vio a su madre, incluso hoy en día no sabe nada de ella. Resulta que cierto día ella obtuvo un trabajo, que aunque bien remunerado, absorbía la mayor parte de su tiempo y la mantenía viajando por todo el país; días, semanas o meses enteros... Pero el viejo era un tradicionalista que quería mantenerla en casa y que ella se dedicara únicamente a las labores domésticas y a acompañarle a eventos importantes como si fuese un maldito adorno.

Las pocas veces que estaban juntos, sus padres discutieron tantas veces, hasta que ella se fue...

Un niño de 10 años debería irse con su madre, ¿no?... Pero es difícil cuando tu padre es un prestigioso abogado que la amenazó con mil represalias legales.