Capitulo 3.

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Llegó a su casa y a la primer persona que vió fue a su mamá, estaba haciendo unas galletitas. Vió a su papá tratando de comer un poco de mezcla directo del recipiente y a su mamá pegándole en las manos con la cuchara. Amo que, aunque mis papás no estén juntos, tengan una relación de amigos.

– Los veo muy entretenidos me parece.– digo con una sonrisa.

– Muy, ¿Querés una galleta?– me enseña una fuente llena de galletas. Agarro las que me dice que son apto cibo.

– ¡Ey me dijiste que todavía no estaban listas!– le reclamó mi papá, mamá se rió y le encajó una galleta en la boca para que se callara.

– ¿Tenés hambre?– negué con la cabeza.

– Che ma ¿Viste que se mudo alguien a la casa de al lado? Escuché ruidos antes de irme.

– No tengo idea, pero podés ir a ver y llevarles galletas.– me dice entusiasmada.– Ojalá no sea como la sobrina, una bicha.

El señor Rodríguez era un viejito muy bueno que vivía ahi desde hace más de 70 años, pero murió el año pasado cuando le entraron a robar a su casa y le apuntaron con un arma, no le resistió el corazón. Siempre me dijo que iba a vivir para verme crecer y lo hizo. Desde ese momento la casa quedó sola y abandonada.

– Andá y fijate, capaz sea alguien agradable.

– Quizás vaya más tarde.

Me fui a mi pieza, en un rato voy a ir a ver que onda. Ojalá haya gente de mi edad, las amistades nuevas nunca vienen mal. Agarré mi celular y ví llamadas perdidas de Marti, abro WhatsApp.

Cami.
Mar, qué pasó? Necesitas algo? Acordate que nos vemos a las 16hs.

Marti.
No hace falta! Fui sola y te elegí un disfraz hermoso, vas a quedar divina. Te lo dejo más tarde, besis.

¿¡Qué?! La amo a Marti y a su buen gusto, pero tenemos estilos muy diferentes.

🕰️

Salí de mi casa, con galletas en mano, directo a la casa de al lado. El viento estaba fuerte y tan frío que me dieron ganas de volver corriendo a mi cama y dormir hasta el día siguiente. Al llegar a la puerta vecina pude escuchar como alguien cantaba mientras regaba las plantitas de la entrada.

– ¡Guadalupe! ¿Qué haces acá?– no estaba entendiendo nada.

– ¡Hola vecina!– me dijo con la sonrisa más grande que he visto.– Hace un tiempo que estoy buscando un lugar para mudarme y encontré este lugar.

– Pero... No sabía nada, nunca me contaste.– digo un poco confundida.– ¿Los demás lo saben?

– Los chicos saben, no te dijimos nada porque era una sorpresa ¡Sorpresa!– la miro seria.– No te enojes Cam, vamos a ser vecinas– dice feliz.

– No estoy enojada pipi, pero me ofende un poco que todos lo sepan menos yo.– me crucé de brazos, haciendo un mini puchero.

– Para compensar un poco vas a ser mi primera invitada ¿Querés pasar?– me dice haciéndose a un lado, invitandome a entrar.

– Es lo menos que merezco.– le digo sonriendo.– Mi mamá me mandó a traer esto.– le enseño las galletas.– Para la nueva vecina.

– Lo genia que es Andre, ya voy a pasar a agradecerle el gesto.–

Guada puso las galletas en un plato, preparó café y hablamos durante toda la tarde. Cuando me dí cuenta ya eran pasadas las 17hs y supuse que Marti ya había mandado el disfraz.

• C E N I C I E N T A • giamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora