15. "Adios investigación"

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Capítulo quince.

Pasaron cuatro días que se sintieron como una vida entera. Alex, con su inusual dedicación, había hecho todo lo posible para mantenerme alejada del mundo. Llamó al trabajo, asegurando que estaba enferma y necesitaba descansar; también le dijo lo mismo a Emily, manteniéndome en una burbuja de cuidados y aislamiento.

No iba a mentir: se había comportado como un príncipe. Me traía el desayuno a la cama, me llenaba de atenciones y dulces palabras que me hacían recordar por qué alguna vez me había enamorado de él. Pero en el fondo, sabía que todo eso era temporal, una fachada que se desmoronaría tan pronto como decidiera salir por esa puerta.

Esa mañana, me desperté sola. El lado de la cama donde Alex debería estar estaba frío y vacío. Un alivio sutil, pero culpable, recorrió mi cuerpo al darme cuenta de que no tendría que enfrentarlo inmediatamente. Aproveché para levantarme y estirar las piernas, sin saber cuánto tiempo llevaba encerrada en esa casa.

Mientras me preparaba un café en la cocina, el timbre sonó, rompiendo el silencio de la casa. Mi corazón dio un vuelco. ¿Quién podría ser? Cuando abrí la puerta, allí estaba Emily, con el rostro marcado por la preocupación.

La puerta se abrió lentamente, y antes de que pudiera reaccionar, Emily ya estaba dentro, observando la casa con una mirada crítica. Se giró hacia mí, sus ojos reflejando preocupación y algo más... algo que no podía identificar, pero que me hacía sentir incómoda.

—Sophie —dijo, su voz tensa—, ¿qué está pasando?

Su pregunta me dejó sin palabras. No había forma de suavizar la verdad, y la idea de enfrentarla, de admitir lo que había estado sucediendo, era aterradora. Pero Emily no era de las que se dejaban engañar fácilmente.

—Estoy... bien —respondí, tratando de sonar convincente mientras me alejaba hacia la cocina, como si poner algo de distancia entre nosotras pudiera ayudar.

Emily me siguió, cerrando la puerta tras de sí con un golpe suave pero decidido. Se quedó en el umbral de la cocina, observándome mientras yo me sentaba a la mesa, intentando ignorar la inquietud que su presencia provocaba.

—No estás bien, Sophie. Sé que algo pasó —insistió, su voz más suave ahora, pero igual de firme—. No puedes quedarte aquí. Tienes que volver a casa conmigo.

—Emily, por favor, no empieces... —comencé a decir, pero ella me interrumpió, dando un paso adelante, acortando la distancia entre nosotras.

—Sophie, ¿no ves lo que está pasando? —preguntó, con una mezcla de frustración y tristeza en su voz—. Estás dejando que Alex te controle, te manipule... ¿y por qué? ¿Para qué? Sabes que esto no puede terminar bien.

Sentí un nudo en la garganta, y las lágrimas comenzaron a acumularse en mis ojos. Quería gritarle que no entendía, que no era tan simple, pero las palabras se atoraron en mi garganta. En cambio, me mordí el labio, mirando fijamente la taza de café frente a mí.

—Él me necesita, Em. No puedo simplemente dejarlo así... —intenté justificarme, pero incluso para mis propios oídos, sonaba débil.

—¿Necesitarte? —Emily casi soltó una risa amarga—. Sophie, lo que necesitas es alejarte de él antes de que te haga más daño. ¿Qué crees que está pasando ahora mismo? ¿Te crees sus promesas? ¿Que va a cambiar?

Hubo un silencio tenso, en el que sentí su mirada fija en mí, desafiándome a responder, pero yo seguía sin saber qué decir. Entonces, Emily dejó caer la bomba que me hizo tambalear.

—Dean preguntó por ti.

El nombre de Dean resonó en la habitación como una campanada. Todo mi cuerpo se tensó al instante, y las lágrimas que había estado conteniendo comenzaron a rodar por mis mejillas. Me sentí atrapada entre dos mundos que se desmoronaban a mi alrededor.

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⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

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