09. "Revelaciones"

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Capítulo nueve.

Estaba comenzando a dejarme llevar por la música. Dean tenía razón, después de todo. Sus caricias y esa cercanía que me había puesto en llamas hace unos momentos ahora parecían haber sido más un intento de relajarme que de seducirme. Lo que él quería era que disfrutara del rock, que me dejara absorber por la energía del festival, y finalmente, lo estaba logrando. La excitación del momento se fue evaporando lentamente, como el sudor en mi piel, y comencé a sentir el ritmo de la música en mi cuerpo.

Cuando sus amigos volvieron, la dinámica cambió un poco. Volvieron las risas y los chistes compartidos, pero yo seguía atrapada en mis pensamientos. Por mucho que tratara de concentrarme en lo que decían, mis ojos siempre encontraban el camino de regreso a Dean. Cada vez que nuestras miradas se cruzaban, sentía una descarga eléctrica, una especie de conexión que no podía ignorar. Era como si el mundo se redujera a esos breves segundos en los que él y yo nos mirábamos.

¿Y Alex? Claro, él era mi novio. El "impedimento" al que llamo mi vida amorosa. Pero, a diferencia de Dean, Alex no me hacía sentir de esta manera. Con él, todo era estabilidad, rutina... y paz económica, por supuesto. No podía negar que esa seguridad financiera me daba una tranquilidad que, sinceramente, necesitaba. Pero, ¿era suficiente? Porque ahora, lo único que realmente quería, lo único en lo que podía pensar, era en besar a Dean. Como si ese simple acto pudiera hacer desaparecer todas las dudas, las preocupaciones, y me permitiera vivir en ese momento, sin pensar en nada más.

En ese momento, un par de chicas se acercaron a Dean, interrumpiendo el flujo de pensamientos que me tenía enredada. Eran jóvenes, probablemente un poco menores que yo, con sonrisas nerviosas y emoción palpable en sus ojos. Con un marcador en la mano y un brillo de admiración en sus rostros, le pidieron un autógrafo. Dean, siendo Dean, sonrió con esa mezcla de amabilidad y modestia que comenzaba a reconocer en él, y accedió sin dudarlo.

Eso me devolvió a la realidad de golpe. Era fácil olvidar que Dean no era solo este tipo con quien había estado coqueteando, sino una figura pública, alguien que aún provocaba reacciones como esta en la gente. Mi plan original, si es que se le podía llamar así, era pasar tiempo con él para avanzar en mi investigación, para obtener la información que necesitaba sobre su vida, su carrera, sus secretos. Pero ahora, todo eso se sentía... complicado.

Porque, si había algo que había quedado claro durante esos momentos de cercanía y tensión, era que estar a solas con Dean después de lo que acababa de pasar solo podía significar una cosa: tener sexo. Y aunque una parte de mí lo deseaba más de lo que estaba dispuesta a admitir, la otra parte, la que recordaba a Alex, la investigación y todo lo que estaba en juego, gritaba que me detuviera.

Pero... ¿podría? La idea de volver a estar a solas con Dean, sabiendo lo que podía suceder, me llenaba de una mezcla de ansiedad y emoción. Sabía que si me acercaba a él con la excusa de la investigación, sería un autoengaño. No era solo trabajo lo que me impulsaba hacia él. Era algo más, algo que me hacía temblar de anticipación cada vez que nuestras miradas se cruzaban.

Justo cuando las chicas estaban a punto de despedirse, Kate, con esa energía contagiosa que irradiaba, se acercó a una de ellas y le pidió si podía tomarle una foto con su celular. Sin esperar una respuesta, organizó al grupo con un gesto rápido y eficiente.

— ¡Todos juntos, vamos! — Dijo mientras nos hacía señas para que nos acercáramos.

Dean, siempre el líder silencioso, me rodeó con su brazo, sujetándome por la cintura como si fuera lo más natural del mundo. Su mano descansaba con una familiaridad que me hacía sentir más integrada en el grupo. Me encontraba rodeada por esta banda de amigos que, aunque mayores, comenzaban a parecerme increíblemente accesibles y... ¿acogedores? Sí, eso.

Rockstar's Dilemma | Dean WinchesterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora