El vuelvo duro alrededor de ocho horas y media. Tiempo que se me hizo realmente eterno, admito haber ido al baño del avión unas dos o tres veces a dejar mis órganos en el escusado. Definitivamente viajar en avión no es lo mío.
Nota mental: Evitar a toda costa los viajes en avión.
Al bajar del avión, rápidamente me dirigí a la salida del aeropuerto. Por suerte entendía perfectamente el inglés, ya que era el idioma más hablado en la capital de Ontario, y casi todo, carteles, avisos, absolutamente todo, estaba en ese idioma.
Por suerte, la universidad a la que me dirigía, era una universidad muy conocida. Había estudiantes de todo el mundo, sí que no me preocuparía por tener que esforzarme a entender a cualquier persona hablándome en francés.
Ya fuera del aeropuerto, tome un taxi, el cual me dejo justo en la entrada de la universidad. Y lo que mis ojos vieron, era realmente sorprendente. No solo alardeaban en su página, al decir que tenían espacio para un estado entero. Solo desde afuera podía verse como ocupaba muchísimo espacio a sus alrededores.
—Serian veinte dólares—me dijo el taxista.
—¿Qué...? Pero si solo han sido unas cuad—
—Veinte dólares, dije—no me dejo terminar.
OK, el acento canadiense podría ser un poco irritante, o era este capullo que se quería pasar de listo y por eso ya me caía del culo. Una de dos.
Aun así, no proteste. Saqué mi billetera y le tendí un billete.
—Puede quedarse con el cambio—le dije.
Su cara se deslumbro por completo.
Fue hacia la parte trasera, abrió la maleta del auto y saco mi equipaje, colocándolo a mi lado.
—¡Que tenga un excelente día!
Mi única respuesta a eso fue una sonrisa realmente sarcástica.
Con eso último, entro a su auto y se perdió de mi vista rápidamente.
Capullo.
Me gire nuevamente a hacia la entrada de la universidad, volviendo a apreciarla. Y repito, era enorme.
Había una enorme entrada, con dos grandes puertas, abierta de par en par. Por suerte no había nadie a los alrededores, lo cual me ocasionaba cierto alivio. Estar entre tantas personas sin conocer sería realmente incómodo.
Camine hacia ella y me adentre a los enormes pasillos del interior. Todo estaba completamente vacío.
Por suerte, no muy lejos encontré un enorme cartel, donde estaba dibujado el mapa de toda la universidad, así que saqué mi celular y lo fotografié.
Debía dirigirme hacia la oficina del director. Se supone que el me llevaría a mi lugar de residencia, era algo que iba incluido en el paquete, junto con la beca. Además, que la universidad me pagaría los primeros tres meses de la residencia. Nada mal, si me preguntan.
Seguí caminando por los pasillos mientras ojeaba la foto en mi celular, y la verdad era que no entendía una mierda. Los pasillos y callejones eran realmente confusos. Así que empecé a ojear cada salón que me encontraba, donde por supuesto me di cuenta de que, si había estudiantes, solo que estaban en clases.
En este punto lo único malo sería que el timbre del receso sonase, pero eso es relativamente imposible.
A veces detesto mis pensamientos como no tienen idea...
Ya que si, eso fue exactamente lo que paso.
El timbre sonó. Rápidamente todo el pasillo estaba repleto de personas, quedando yo en medio, con mi enorme maleta, y mi mochila. Sentí como mis mejillas se incendiaron al instante.
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Destinos Efimeros.
RomanceLuchar contra lo efimero muchas veces podria ser agoador, pero aceptarlo casi nunca esta en nuestros verdaderos planes. Unicamente con el tiempo lo asimilas, y entiendes que la palabra "Efimero" tiene un gran peso sobre los seres humanos. Aunque el...