- La muchacha se sentó en el frío límite del elevado paseo, sus pies bajaron hasta tocar el cristal debajo de ella y cuando sacó la cabeza para mirar el suelo ante ella, vio lo que tanto había ansiado buscar, su reflejo.
- ¿Y qué pasó papa? – preguntó una infantil voz entusiasta.
- Lo encontró – el hombre ante ella sonreía mientras sujetaba el libro entre sus manos callosas.
- ¿Encontró donde estaba su alma? – su padre asintió.
- Su alma se encontraba entre los tres confines del tiempo, el pasado, el presente y el futuro. Ella había sido elegida para ser el reloj del tiempo. Por ello se detuvo todo, pero en cuanto vio que sus pies iban más allá y se hundían en el espejo, el mundo volvió a su cauce porque ella había vuelto a donde le pertenecía.
- ¿Papa existe El confín del tiempo?
La niña conocía la historia de cabo a fin. Era su historia favorita. Ella ansiaba que llegase el domingo, el día que su padre estaba menos cansado del trabajo para contarle la historia. Repetitivamente hacia las mismas preguntas, porque conocía las respuestas y aquello la entusiasmaba.
Su padre sonrío sabiendo que ella ya conocía la respuesta y se acercó dejándole un dulce beso en la frente.
- Existe en los corazones valientes, aventureros y honestos.
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El confín del tiempo
FantasyUna tierra eternamente en guerra. Pueblos disputados desde hace diez décadas por una sola razón, olvidada. Enemigos declarados por todos lados. Y un objeto perdido en las profundidades del océano.