capítulo 20

204 20 0
                                    

20
Naruto

Pasar la noche con dos mujeres tensas y muy nerviosas acabó siendo muy interesante. Sakura mantenía una calma antinatural, algo de por sí desconcertante, pero Hinata fue la mayor sorpresa. Me había acostumbrado a su actitud callada; sin embargo, esa noche no dejaba de parlotear. Sin parar.

Le explicó a Sakura los planes que tenía para el salón y para «nuestro
dormitorio»; le hizo interminables
preguntas acerca de la historia del
yoga y preguntas generales acerca
de todos los miembros de la familia
Sannin y del personal de la oficina;
y después siguió con cualquier tema que se le pasara por la cabeza. Habló por los codos. Además, no se sentó en ningún momento. Se movía de un lado para otro, gesticulando para enfatizar sus ideas. Cogió, cambió de sitio y colocó todos los objetos de la
estancia en al menos dos ocasiones.

No dejaba de darle palmaditas a Sakura en el hombro para asegurarse de que estaba bien, y me cambió la compresa fría que tenía en el cuello cada veinte minutos. No creo que llegara a la temperatura ambiente en ningún momento. Mientras la tenía a mi espalda, parloteando, Tuve que admitir que me gustaba bastante la forma en la que sus dedos me masajeaban la nuca o cómo me apoyaba la cabeza en su abdomen mientras me acariciaba el pelo. Esas caricias me relajaron tanto que el dolor de cabeza empezó a remitir pronto pese a la cháchara.

De todas formas, su comportamiento me resultaba desconcertante. Incluso Sakura me miró con una ceja enarcada en más de una ocasión. Tras asegurarme de que Hinata no podía oírnos, me encogí de hombros y le di la única excusa que tenía sentido para mí.

-A ella tampoco le gustan las
tormentas.

Mi explicación pareció satisfacer
su curiosidad.

A eso de las diez, la tormenta amainó un poco y los truenos se espaciaron bastante, alejándose, aunque la lluvia seguía golpeando los cristales.

Sakura se puso en pie. -Voy a ponerme los auriculares, a subir el volumen de la música y a cubrirme los ojos con un antifaz. A lo mejor consigo quedarme dormida antes de que la tormenta arrecie de nuevo.

Hinata también se levantó. -¿Seguro que vas a estar bien? Puedo dormir en el diván para que no estés sola.

Sakura negó con la cabeza y la besó en la mejilla. -Estaré bien. Saber que estáis al otro lado del pasillo me calmará. No puedo estar sola, nada más. Normalmente, mis padres se quedan conmigo si Sasuke no está. Sai y Ino están tan liados con los niños que detesto molestarlos. Habéis sido mi salvación esta noche. -Se inclinó y me besó en la mejilla-. Gracias, Naruto. Sé que ya estás harto de verme en el trabajo. Te lo agradezco de verdad.

-Sin problemas.

-Si me necesitas, solo tienes que venir a buscarme -se ofreció Hinata.

-Intentaré no hacerlo.

Subió las escaleras, dejándonos a solas Hinata y a mí. Analicé su lenguaje corporal. Decir que estaba tensa era quedarme muy corto. Si se tensaba un poco más, sería ella quien acabase con dolor de cabeza.

-Oye... -Se sobresaltó y me miró con los ojos como platos. -¿Qué pasa?

-Nada. ¿Por qué lo preguntas?

Resoplé. -No has parado en toda la noche.

Siguió revoloteando por la habitación, ordenando unos documentos que ya estaban más que ordenados, apilando los periódicos que yo intentaba leer y recogiendo los vasos para llevarlos a la cocina.

-No sé a qué te refieres. ¿Tienes
hambre?

-No.

-Puedo prepararte un sándwich.

Todo por amor  (naruhina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora