En la espesa niebla de la mañana, cuando el sol apenas se asomaba detrás de la colina, y los gallos de la pequeña granja de los Corpeth todavía dormían. Me encamine en silencio fuera de los altos muros de la aldea, el espeso bosque me recibió en calma mientras la brisa mecía los árboles y la fosforescencia del bosque se extinguía conforme caía la mañana.
Según los viejos libros de la biblioteca, era un espectro que se observaba en pocas plantas, en pocos lugares del mundo. Como explicarles a los científicos que escribieron esos libros, que dos siglos más tarde todos los árboles y plantas del mundo brillaban al caer la noche, como decirles que el mundo que les tomo años investigar ya no existía.
Me sumergí en el bosque hasta que no logre observar ni un atisbo del muro de mi aldea, ya había amanecido completamente, pero la espesura de los árboles apenas permitía pasar unos pocos rayos de luz a través de estos, durante una semana había seguido el rastro de un ciervo que rondaba la aldea, siempre que lograba encontrarlo el muy astuto conseguía escabullirse. Pero me negaba a dejar que escapara de nuevo. Estaba totalmente decidida a clavarle una flecha en el corazón.
Llevaba mi aljaba colgada a la espalda y sostenía con fuerza el arco en mi mano izquierda, avance un par de kilómetros más antes de encontrar un rastro de eses frescas y unos metros después un par de huellas de ciervo.
Avance medio kilómetro antes de encontrarlo, el bosque se había despejado dejando un pequeño prado a la vista, estaba repleto de flores de un perfecto color violeta, demasiado hermosas y delicadas, a simple vista no parecían peligrosas, pero lo eran, tan mortales como los Workrofts que rondaban la tierra y asesinaban sin ningún rastro de compasión.
Y justo en el centro de aquel hermoso campo de flores estaba él, aquel ciervo que había rastreado durante días se hallaba tendido en el suelo, sin rastro de vida.
Un pensamiento fugaz paso por mi mente, pensé "en lo hermoso que debería ser aquel prado si pudiera observarlo desde el cielo" unos segundos más tarde estaba levitando sobre el campo de flores. A veces perdía el control sobre mi telequinesis, la mayor parte del tiempo sucedía cuando estaba bajo situaciones de estrés o como en este caso, simplemente me hallaba distraída. Jeremy, me repetía constantemente lo importante que era estar alerta en todo momento, decía que tenía que controlar mi telequinesis antes de poder usarla en batalla.
Concentre todos mis pensamientos en bajar y cuando por fin tenía mis pies sobre la tierra logre relajar mi mente. Volví la vista hacia el ciervo antes de regresar por el mismo camino.
La caminata de regreso fue un poco más corta y no lograba quitar de mi mente aquel campo de flores, nunca me había alejado tanto de la aldea, y aunque había visto varias veces aquellas flores, nunca tantas.
La entrada de la aldea se alzaba ante mí, los muros eran de tres metros de altura hechos de piedra en su totalidad. Y las puertas de madera se encontraban abiertas de par en par igual que cuando salí esta mañana, aunque a diferencia de esta mañana todas las personas ya se encuentran despiertas realizando sus labores diarias.
Nuestra comunidad funciona con reglas claras, cada familia cumple una función fundamental y cada una debe contribuir a la aldea. No contamos con una moneda, la paga por nuestras tareas es una buena comida caliente y un lugar donde dormir. Es una vida sencilla, sin lujos ni comodidades.
El camino central que recorre la aldea está rodeado por los edificios principales, el de almacenamiento, cocina, comedor y otras áreas de convivencia, tenemos una escuela donde se le enseña a los niños lo básico para trabajar y mantener en pie la aldea.
Las aldeas de todo el continente responden ante la capital, lo que queda de humanidad responde ante la capital y a sido así desde hace dos siglos. La capital suele enviarnos suministros semanales a todas las aldeas del continente, desde hace dos semanas no hemos recibido ningún cargamento o noticia de la capital, lo cual nos ha llevado a depender de los animales de cría y los que logramos casar.
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Guerra, magia y sangre.
Ficção GeralLa Humanidad fue destronada de la cima de la cadena alimenticia, el mundo fue arrasado por un gran enemigo que acabo con todo. Pero la humanidad se puso de pie y logro vencerlo, ¿o no? Luego de un siglo de extensa paz, la humanidad se verá asedi...