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El comedor era amplio, tenía grandes y lujosos candelabros colgando del techo, en cada esquina había detalles hechos de oro puro y las sillas tenían un estampado creado con dos tonos de verde acompañados de bordes y apoyabrazos de madera oscura.

Se levantó de uno de esos asientos después de terminar su comida y observó, mientras se levantaba, que el suelo estaba hecho de alfombras con estampados de formas elegantes pintadas de colores dorados.

Llegó a la escalera principal y su cuerpo le obligó a detenerse y apreciar tal estructura cuando, en ese momento, estaba en soledad. No contaba con muchos escalones. Las barandillas hechas de esa misma madera acogedora y oscura, estaban decoradas con estructuras negras y grandes detalles en oro.

De nuevo sus pies empezaron a moverse, llevando a Jisung hacia la escalera mientras sus pupilas se dilataban. Dejando de pensar en todo lo que había inundado su mente durante la comida, aunque dejar de pensar en Minho nunca le sería fácil, esa vez fue algo más liviano, aún cuando los ojos del amor de su vida no dejaban de asomarse en su cabeza.

Los escalones eran de color blanco roto conjuntado con, de nuevo, esa característica madera, estos, poseían una barandilla en el medio. En el inicio de esta, una estatua de un pequeño ángel colgaba una antorcha con una bombilla, como luz. Los primeros escalones terminaban en un pequeño suelo que estaba pegado a la pared, en la que se mantenía un reloj decorado con formas elegantes a su alrededor, decorando el pasar del tiempo.

Un tragaluz se mantenía en el techo, poseía una lámpara en el centro, iluminando la escalera. Tenía líneas y formas que decoraban el cristal por donde entraba la luz, de nuevo había detalles hechos de oro y elegancia por doquier.

Jisung subió por esos costosos escalones, rozando sus dedos por las relucientes y suaves barandillas, oliendo la madera y el barniz recién pintado que se mantenía en ella. Apoyó su cuerpo en el final de la barandilla central, fijando su mirada en el reloj, descifrando con dificultad la hora, aún sabiendo leerla.

Unos pasos se escucharon a su izquierda, mientras fruncía el ceño buscando el significado de la posición de esas agujas. El sonido de esos zapatos era cada vez más cercano.

— Son las once menos cuarto, señor Han. —dijo una voz a sus espaldas—. ¿Ya ha cenado? —Jisung se giró y se percató de que, de nuevo, era él. Su corazón se emocionó mucho más que su cerebro al ver esa sonrisa frente a sus ojos.

— Buenas noches, ¿qué le ha hecho pensar que no soy rápido leyendo la hora como para que deba decírmelo? —preguntó, en un tono curioso, bajando algunos escalones para acercarse al empleado, intentando disimular que no le había ayudado el hecho de que le aclarara la hora.

— Su ceño fruncido y la forma en la que se mordía los labios lo delató, Señor Han. —sonrió, poniendo las manos en su espalda—. Espero que no le haya molestado, solo quería ayudar. —Jisung negó con la cabeza y le indicó con gestos que no era nada de lo que debiera preocuparse, susurrando débilmente un agradecimiento—. ¿Le apetece que le enseñe el exterior del barco? Por ahora solo conoce el interior y lo que le ofrece. Sé que es algo tarde, pero debería saber cómo es el lugar donde va a permanecer hasta su llegada.

— Claro, estaría encantado de eso. —las comisuras de sus labios se elevaron, mostrando sus encías de manera inocente, en una sonrisa con forma de un corazón no muy definido. El empleado pareció perderse en esa expresión.

— ¿Sabe? —dijo el empleado cuando Jisung se puso a su lado y comenzaron a andar—. No he dejado de pensar en su colonia, si le soy sincero.

— ¿Ha estado pensando en un simple olor durante horas? —preguntó, confuso.

Titanic | Fanfic Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora