Provocaciones.

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Había pasado un tiempo desde aquel suceso en los X-Games, suceso en el que Bradley Uppercrust III perdió su dignidad, respeto y su puesto en los Gammas. Suceso en el cual Max Goof gano popularidad, respeto y admiración. Suceso en el que Tank se sintió traicionado por el hombre al que amaba.

Muchas cosas habían surgido entre ellos, cosas no tan buenas para el castaño. Max y Tank se llevaban bien, incluso se podría decir que ahora llevaban una amistad.

Bradley, por su parte, a pesar de haberse quedado sin reputación, sin fraternidad, sin nada, no se quedo cabizbajo. No dejo de ser arrogante. No se mostró derrotado nunca. Porque algunos podrán decir que él perdió la dignidad, que perdió todo, pero eso es algo que para él es imposible admitir. Y estaba decidido en que los dos desgraciados que lo llevaron a estas circunstancias cayeran a sus pies, estuvieran a su merced.

El tiempo no se detenía para nadie, eso claro estaba. Y para el castaño, su tiempo era oro.

De vez en cuando veía a Max o a Tank por los pasillos, hablando animadamente rodeados de gente, realmente los detestaba, pero de una u otra forma lograría que Tank volviera a ser su perro faldero, de una u otra forma lograría por fin tener a Max bajo sus ordenes. Bradley tenía planes elaborados en mente. Quería tenerlos a ambos a sus pies.

Max estaba en una de las salas de descanso, su figura destacando mientras conversaba con un grupo de admiradores. Bradley, al pasar cerca, se detuvo un momento para fijar su mirada en él, dejando que sus ojos se deslizaran lentamente por el cuerpo de Max.

El azabache lo noto, y sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral. Usando una excusa vaga, logro que sus admiradoras se fueran, al estar solo, bradley decidió aprovechar la oportunidad. El castaño volvió a mirar a Max de arriba hacia abajo lentamente, asegurándose de que el azabache lo notara, cosa que hizo.

Bradley se acercó unos cuantos pasos, con una sonrisa insinuante en el rostro.

—Max, siempre admiré cómo te ves tan bien, especialmente cuando te esfuerzas. A veces me pregunto qué tan intenso puede ser ese entrenamiento... o si hay otras formas en las que podrías canalizar toda esa energía.— dijo antes de morder su labio inferior.

Max lo miró con una mezcla de sorpresa y curiosidad, sintiendo la carga de la insinuación en el aire. Estaba completamente desconcertado, pero el calor que sintió recorrer su cuerpo era innegable. Antes de que pudiese responder, bradley ya se había ido.

En otro de esos días, Tank, estaba solo en el gimnasio, sudando mientras entrenaba. Bradley entró, con una actitud relajada pero observadora.

Se acercó a Tank, mirándolo directamente con sus intensos ojos azules.

El pelirrojo se desconcertó al verlo acercarse, puesto que le había dejado las cosas claras el fatídico día en el que bradley lo traiciono, luego de casi morir en las llamas del fuego durante los X-Games, le había dejado mas que claro que no quería saber nada de él, que no quería ni siquiera verlo.

—Sabes, Tank, siempre he pensado que los entrenamientos son una buena manera de liberar tensiones. Tal vez deberías probar algo diferente... algo que también te acerque más a tus límites. — dijo el castaño, con una voz que revelaba mucho más de lo que sentía.

Tank se detuvo momentáneamente, sintiendo la insinuación en el aire mientras Bradley lo observaba con una mirada que parecía decir más de lo que simples palabras podían expresar.

No entendía nada, el hombre por el cual había estado dispuesto a matar, el hombre que tanto había amado el año pasado, el hombre que nunca le había dado ni siquiera la mínima esperanza de que podrían ser algo, estaba ahí, frente a él, insinuandosele. Se confundió demasiado, a tal punto que se paralizó. Sí, bradley aun le atraía, pero el amargo sabor de la traición seguía presente en su corazón.

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⏰ Última actualización: Aug 25, 2024 ⏰

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Jugando con fuego // Maxley y TankleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora