Se detiene, mirando el reloj en su muñeca, faltaba alrededor de hora y media para que iniciara su práctica, el itinerario del día era apretado, tenía demasiadas cosas por hacer, sesiones de fotografías para su nueva colaboración con una nueva marca de lentes, dinámicas que realizar para el equipo de marketing, entre otras; y, por lo tanto, Sergio comenzaba a vestirse con su traje ignífugo y su nomex completo.Acordó con Alice que lo buscara media hora antes, su pequeña fama de impuntualidad le ha traído algunos problemas y varias canas verdes a la pobre mujer, sin embargo, no esperaba que estuviera mucho antes que eso. Comprende que su mala costumbre le deja una mala imagen pero está trabajando en eso, se siente como cuando era un niño y su mamá estaba detrás de la puerta esperando a que salga para llevarlo a la escuela.
—Hé liefje.
Pero no era Alice quien llamaba por él, reconocía perfectamente la voz de Max aún con la paredes amortiguando todo el ruido del exterior, al abrir la puerta, encuentra a su novio vestido con ropa normal —si usar la playera de Red Bull se considera normal—, la gorra de león naranja en su cabeza y en sus manos hay una bolsa de plástico rosa. Supuso que se trataba de algún regalo para él, el logo estaba decorado con una linda letra cursiva y una florecilla en la «i».
Conociendo a su novio, a ser algo demasiado bonito y costoso.
—Max, te esperaba en el garaje—dijo un poco sorprendido—. Pensé que eras Alice.
—Pues que bueno que no soy ella, hubieras visto tu cara, te veías asustado. ¿En serio la gran Alice Hedworth puede provocar tanto miedo?—pregunta con burla, Max.
—No quieres verla enojada.
Los dos se ríen y Sergio se hace un lado para darle espacio para entrar a su driver room, no era una habitación especialmente grande pero era suficiente para que ambos hombres quepen sin problema alguno. Se acomodan en la pequeña cama donde Sergio se relaja antes de cada carrera y es allí donde pregunta que era lo que Max traía en la mano.
—Un regalo—por supuesto, su novio siempre hallaba cualquier momento para llenarlo de regalos, sin embargo, Sergio presiente que esto era bastante diferente a los demás, tal vez era por la forma en que Max retorcía sus manos, siempre lo hace cuando ansiaba pedirle algo pero la vergüenza o la decencia se lo impide, o tal vez eran las pupilas dilatas que consumían sus ojos azules.
Eran indicios claros de que ocultaba algo que necesitaba demasiado.
—¿Y puedo ver ese regalo, corazón?
La respiración de Max se vuelve pesada, sus manos abren la bolsa y saca de ella dos cajas de cartón que hacen que el interior de Sergio se retuerza y sus piernas tiemblen ante el cosquilleo repentino que siente entre ellas.
Maldito cachondo que tenía por novio. ¿Cómo se le ocurre comprar un maldito vibrador y un plug, y pasearlos por todo el maldito paddock? ¿Es que no tiene vergüenza? Desde que confesó su pequeño —gran— secreto y las inseguridades que le provocaban su falta de pene, Max —su decente y caballeroso novio— no ha dejado de intentar estar entre sus piernas, tocando o comiéndose su coño. Ya ha pasado un mes desde eso y ya han hecho demasiadas posiciones que Sergio no cree posible que encuentren otras que no hayan intentado. Tienen bastantes juguetes en el departamento de Mónaco o en su casa en Puerto Vallarta con el que experimentaron, pero esto era nuevo.
No estaban privados en su habitación compartida de hotel, cualquiera puede descubrirlos y Sergio no estaba dispuesto a qué eso sucediera, sin embargo, Max era insistente y no puede decirle que no.
Era igual o peor que él.
—¿Por qué no esperas a la noche, león? Ahora tengo trabajo que hacer y no creo que tengamos demasiado tiempo.
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¿por qué? | chestappen
FanfictionMax no entiende la renuencia de su novio por el sexo, solo es cuando aparece una versión joven de Sergio que logra comprenderlo. {✓} pussyboy