Sorpresa A Media Vida | Kookv

Siete: Papá oso

JUNGKOOK

“Como si quisieras quedarte con nosotros”

La frase seguía retumbando en mi mente como el eco más profundo de una cueva sin fin. Porque, bueno, era la primera vez que alguien me preguntaba tal cosa, era la primera vez que alguien indirectamente me hacía saber que me necesitaba.

Taehyung lo quería, yo lo sabía, como no iba a hacerlo. Sus expresiones corporales lo delataban tanto que me causaba ternura y, para mí, me era inevitable no quedarme sabiendo que al llegar a casa encontraría dos pares de ojos mirándome con tal anhelo, que mi corazón dolía por no complacerlos.

“No importa lo que yo quiero, si tú no me permites quererlo”

Fue lo que le contesté a Taehyung esa noche.

“¿Me pedirías permiso de todas maneras?” me contestó, y su voz salió en un hilo delgado de súplica y orgullo, porqué así era él.

“Lo haría, claro que lo haría”

“Hazlo”

Y le supliqué como solo un hombre sabe. Le supliqué por un segundo más, por un apice de su voz, por una mirada. Le supliqué aunque no necesitaba hacerlo y él lo sabía, Taehyung sabía que si yo no suplicaba, de todas formas me dejaría hacerlo...

Me dejaría quedarme.

Los días pasaron como un rayo de sol en primavera; tan cálidos y radiantes, sin un rastro de lluvia o lágrimas. Solo éramos nosotros tres, soñando en las noches y riendo en las mañanas.

Después de aquella conversación en el estacionamiento, Taehyung me buscaba con más constancia o bueno, buscaba mis brazos, aquellos que lo habían consolado hace unas noches y claro que a mí no me molestaba hacerlo, la verdad es que me encantaba. Me había fascinado con verlo a él, pidiéndome unos segundos para hablar, a veces eran cosas importantes, como su familia y la universidad, otras veces solo me hablaba de cuánto amaba a Seonwoo y de todas las cosas que quería hacer en un futuro.

“Me gustaría crear mi propia línea de ropa, pero no cualquier línea de ropa. Quiero una sofisticada y exclusiva”

Taehyung me había contestado un martes en la tarde mientras hacíamos el almuerzo. Recuerdo que ese día me había sentido curioso por sus sueños, por sus anhelos. La primera vez que me respondió, me dijo que él soñaba con brindarle a Seonwoo un mundo lleno de posibilidades, un lugar donde él pudiera ser feliz. Y me conmovió escucharlo, tanto que mi corazón se encogió al saber que ahora Taehyung se dejaba en segundo lugar por seguir sus responsabilidades con Seonwoo y era maravilloso, claro que lo era, al fin y al cabo Taehyung estaba llevando tanto peso en sus hombros que él ni siquiera se daba cuenta de ello. Pero Taehyung seguía siendo Taehyung, él seguía siendo ese chico con sueños y metas, y yo no quería que Taehyung se abandonara a si mismo.

Me encantaba imaginarlos, a Taehyung y a Seonwoo en un futuro siendo felices en su vida llena de posibilidades y sueños, pero en aquellas imaginaciones mías, Taehyung cumplía sus sueños también. Quería recordarle a Taehyung que su vida seguía su curso, que él podía conseguir eso que tanto anhelaba. Así que comenzamos a tener conversaciones más seguido de las cosas que queríamos con todas las fuerzas de nuestro corazón. Teníamos conversaciones de como nos sentíamos, de lo que odiabamos. Hablábamos de todo.