Veintiséis

96 20 0
                                    

Fourth corrió por la vereda con la gente caminando en su contra, cruzando calles, esquivando vendedores ambulantes y perritos callejeros

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Fourth corrió por la vereda con la gente caminando en su contra, cruzando calles, esquivando vendedores ambulantes y perritos callejeros. En un pestañeo perdió de vista al chico, y comenzó a desesperarse de verdad.

Avanzó casi dos cuadras, pero fue en vano. Sería difícil hallarlo si ya lo había perdido entre tanta gente, y pensó que quizá él necesitaba estar solo o regresar a su casa.

Fourth metió las manos en los bolsillos de su pantalón y caminó de regreso lentamente. Extrañamente, tras haber recorrido solo media cuadra, su instinto le hizo entrar por el pasillo junto a una casa de animales rescatados, el cuál daba al patio trasero dónde las personas podían ver la mascota que quisieran adoptar.

¡Y bingo!

Sentado en una banca alrededor de un árbol de copa verde y frondosa, el peli-negro abrazaba un pequeño conejo blanco. Al ser día de semana y temprano en la mañana la gente no colmaba el lugar -tristemente casi nunca lo hacían-, por lo cuál después de saludar con amabilidad a una encargada y señalar al muchacho como avisando que venía con él, caminó despacio hasta el chico.

—¿Te molesta si me siento?

El contrario no respondió con palabras, ni siquiera levantó el rostro. Solo negó con la cabeza en la misma posición en la que estaba. Tal vez ni siquiera había notado que era él.

» —Chico, lo siento mucho, no quise...

—Eres un i-idiota—murmuró en medio de un espasmo. Fourth se dió cuenta en ese momento de que estaba llorando mientras le daba caricias al pequeño animal sobre su regazo.

—Lo sé...—temeroso, puso una mano sobre la espalda del chico y al ver que éste no rehuía al toque, deslizó el brazo alrededor de sus hombros para atraerlo a sí mismo.

Cuando el peli-negro se dejó mimar por el mozo de la cafetería y se hechó en su pecho, el conejo no desaprovechó la oportunidad y se dió a la fuga dando saltos.

—Fourth—lo miró desde abajo, por la posición en que se encontraba—, ¿no vas a perder el empleo?

Ninguno de los dos supo que el llanto había pasado, más bien estaban concentrados en otra cosa.

—Qué bien huele tu cabello—murmuró como toda respuesta, cerrando los ojos. La fragancia era exquisita: olía a miel y flores.

Le recordó a su infancia, por alguna razón. Aunque odiaba la miel y las flores le daban mucha alergia, recordaba que a su mamá le gustaba poner un florero en medio de la mesa como decoración y cuando enfermaba de la garganta ella le obligaba a comer una cucharada de esa cosa espesa y amarillenta.

—N-no evadas mí pr-pre-pregunta—bufó.

—No lo estaba haciendo, tonto.

—¿Y e-entonces?

—No me van a despedir, descuida—sonrió.

—¿Se-se-seguro?

—Muy seguro, chico—se rió, con la nariz entre sus hebras negras—. ¿Quieres que te acompañe hasta tu casa?

El peli-negro lo miró. A los ojos, marrones como una avellana, esos ojos que acompañados por los rulos locos que casi pasaban de las orejas lo transportaban a cinco años atrás. Cuando solo eran dos pequeños niños ilusos, que juraron promesas difíciles de cumplir y soñaron con un reencuentro.

Y vaya reencuentro.

—Estoy bien—dijo finalmente, saliendo de su ensoñación—, puedo ir solo.

—¿Estás seguro?

—En v-verdad, es-estaré bien—le sonrió, poniéndose de pie—, de-de-debe haber mucho movimiento en el ba-barr-barrio, la po-policía y los médicos... Pu-pu-puedo lidiar co-con eso.

—Lo siento mucho por tu tío, parecía un buen hombre.

El chico más alto sonrió para Fourth una vez más, y no lo dijo, pero sí. Su tío era un gran hombre e iba a extrañarlo mucho.

Buenas buenas, solo diré que hoy es lunes de maratón jijiji💗

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Buenas buenas, solo diré que hoy es lunes de maratón jijiji💗

© ʟᴀsᴠᴏᴄᴇsᴅᴇᴍɪ_ᴄᴀʙᴇᴢᴀ

𝗠𝘂𝘁𝗲 ♡ 𝗚𝗲𝗺𝗶𝗻𝗶𝗙𝗼𝘂𝗿𝘁𝗵 ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᶜⁱᵒ́ⁿ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora