Capítulo 14

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Ella sabe al igual como huele.

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Esperaba un viaje de veinte horas por carretera en el Mazda aparcado en el garaje de Lisa, o quizá un viaje más corto en avión en clase turista con un algodón discretamente metido en la nariz para evitar que me bombardeara el olor a sangre humana.

Pero definitivamente no esperaba un Jet privado.

—Querida —pregunto bajándome las gafas de sol hasta la punta de la nariz—, ¿somos ricas?

Su mirada solo me quema un poco.

—Solo estamos vetadas en la mayoría de las aerolíneas de propiedad humana, cielo.

—Oh, cierto. Por eso nunca he volado antes. Todo está volviendo a mí.

 Es difícil exagerar lo poco que les gusta a Mick, Bambam y a Ken-Doll-Eunwoo la decisión de Lisa de llevar a su novia vampira a casa de Emery. A la luz menguante del crepúsculo, prácticamente palpitan con tensa preocupación y objeciones tácitas.

O habladas, tal vez. Dormí la mayor parte del día, y es muy posible que mientras yo estaba metida en el armario para mi coma de mediodía, ellos se pelearan a gritos varias veces. Me alegro de habérmelo perdido, y también de haber pasado el tiempo despierta organizando cosas técnicas con Félix.

«Si alguien intenta matar a Lisa» me dijo, mostrándome un USB con forma de patito de hule «es tu deber dar la vida por tu Alfa.»

«No voy a meterme de cuerpo entero entre ella y una bala de plata.» Sostuve el interceptor GSM a contraluz para estudiarlo. Ingenioso. «O lo que haga falta para que los maten.»

«Solo una bala normal. Y si te casas con alguien de una manada, la Alfa de la manada se convierte en tu Alfa. Si te casas con un Alfa, ella definitivamente se convierte en tu Alfa.»

«Ajá, claro. ¿Me pasas ese microcontrolador de allí?»

No me entristece que Félix no viniera a despedirnos al pequeño aeropuerto ejecutivo, porque los demás destilan suficiente angustia existencial. Labios apretados, poses de gorila, ceños fruncidos. Mick sacude repetidamente la cabeza mientras sostiene a Chispitas como si fuera un niño que eructa, porque sí: Chispitas es, según alguien que ha sido regañada varias veces en las últimas dos horas por meter plastilina en los enchufes, "un valioso miembro de la familia" al que "le encanta ver cómo los aviones hacen whooosh". Sana es la que menos se opone a la operación, lo cual es de agradecer. Sin embargo, la que está más contenta es Yoon, y solo por las promesas que le ha hecho a Lisa: regalos, caramelos y, en un esfuerzo logístico que sobrepasa con creces sus capacidades, robar una Y del letrero de Hollywood.

Y de Yoon —me susurra conspirativamente, porque su fe en mis habilidades con el alfabeto es, como poco, dudosa. Luego se va corriendo a someter a Chispitas a mimos indescriptibles que lo hacen ronronear, pero que si yo lo hiciera, causarían una desfiguración permanente en mi bello rostro.

—Vamos —me dice Lisa después de inclinarse para besarle la frente. La sigo escaleras arriba y me despido de Yoon con la mano antes de desaparecer en el interior. No se parece tanto a los lujosos jets del uno por ciento, más como a una mezcla entre una bonita sala de estar y la primera clase de un tren Amtrak.

—¿Está el piloto? —pregunto, siguiendo a Lisa hasta la parte delantera del avión. No es un espacio especialmente estrecho, pero las dos somos altas y cabemos apretadas.

—Sí. —Abre la puerta de la cabina.

—¿Quién...?

Me callo cuando se sienta en el asiento del piloto. Aprieta botones con movimientos rápidos, se pone unos auriculares grandes y habla en voz baja con el control de tráfico aéreo.

The Wolf's Bride | Adaptación Jenlisa (G!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora