Franchesco
Mi cuerpo dolía por todos lados, maldito Heng, como me las iba a pagar. De futbol se lo mismo que la maternidad de gallina y me he ofrecido en bandeja de plata para ser su saco de boxeo, de él y los cavernícola de los amigos.
El único punto positivo era que Ángeles, mi adorable y encantadora hermana fue la única que me socorrio. Su mirada no era de una mujer enamorada y entregada, pero si, de una chica empática, solidaria y en su ser, reflejaba el alma buena que tenía.
Entre a mi apartamento y ahí estaba ella, que mujer tan intensa, pero necesaria en este momento.
- ¿ Qué te paso? - corrió a mi Cristina con su cara de terror.
- ¡Fútbol! - grite con sarcasmo.
- ¿Desde cuándo tú juegas fútbol? - me ayudó a acomodarme en el sofá y a retirar la maleta que tenía cruzada en mi pecho.
- En la empresa - cada que me movía sentía morir - como un recibimiento algo así - ella quitaba mis zapatos y acomodaba todo a mi alrededor para poder descansar.
- pero pareciera que jugaste con troglodita y no con personas - su cara era de horror - mira tu cara y ... - retire mi camisa y creo que no se desmayó porque la misma impresión no la dejo.
- Pero que demonios fue lo que te hicieron Frank? - Ni yo mismo sabía, bueno si, todos los balones que caían sin piedad en mi.
- futbol mujer, cosa de hombres. - bufé para evitar dar explicación.
Ella se sentó a mi lado y trataba de asimilar todo lo que pasaba, y la entendía. Nunca había mostrado interés en aquel deporte, lo mío eran las corridas de carros, pero ahora para poderme acercar a mis " queridos hermanos" tenia que adaptarme a todo eso, incluso al fútbol.
Estaba pensando como mejorar mis técnicas, tampoco sería el hazme reír de ellos, tome mi laptop y mientras Cristina cocinaba buscaba escuela donde entrenar. Mi celular sonó y era la persona que menos quería hablar ahora.
¡Mamá!
Suspiré y lo deje timbrar tres veces, al ver que no le contesté llamo al teléfono del apartamento, Cristina iba a contestar y con la mirada le hice entender que no deseaba hablar, pero era mi madre la mujer más insistente del mundo, llamo al celular de la mujer frente a mi.
- Y ahora que hago? - su celular sonaba sin cesar y su angustia era evidente.
- Dile que no estoy contigo y ya - subí los pies a la mesa acomodando mi cuerpo de una mejor manera.
Ella viro los ojos y corrió hacia la cocina para hacer su mejor actuación frente a mi mamá.
Llegó la noche y Cristina dormía, estaba acurrucada a mi lado, la habitación estaba oscura y solo la luz de la luna reflejaba el rostro de la mujer que dormia en mis brazos.
- ¡Heng, heng, heng! - Exclamé - Me las vas a pagar chistosito.
Fue la última palabra que mencione, luego me rendí y dejé descansar mi cuerpo y dormí.
Ángeles
- Mamiiiiiiii - grite al ver entrar aquella peli negra a mi oficina.
- Princesa de mi vida - corrí a sus brazos y su aroma me envolvió.
Nos sentamos, en aquel sofá que tenía en mi oficina para atender personas importantes. Cómo mi mamás y hermanos.
- Dime qué no estás de entrada por salida - mi puchero ya daba aviso.
- No, vine solo por dos días mi princesa, tu mamá no me deja más días - ambas reíamos porque era de saber que mi mamás no sabían estar separadas.
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¿TE PUEDES QUEDAR? TEMPORADA 2
RomanceLa historia continúa, dándole el desarrollo a todas las incógnitas de la primera temporada. Quédate en esta divertida y romántica historia.