Entre la Elegancia del Hielo y la Oscuridad del Control

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Nueva York se despliega ante Tory y Jack con todo su esplendor. La ciudad, sin embargo, no puede ocultar las sombras que se ciernen sobre su "relación". Mientras exploran la ciudad, Jack comienza a mostrar un comportamiento cada vez más controlador y agresivo, que afecta profundamente a Tory.

En su segundo día en la ciudad, después de una visita a un famoso museo, Jack y Tory se encuentran en el hotel, preparando la cena. La tensión en el aire es palpable. Durante la comida, Jack comienza a criticar cada aspecto de la vida de Tory, desde su forma de vestir hasta su manera de manejar la situación del viaje.

—Siempre tienes que arruinarlo todo, ¿verdad? —dice Jack, su tono cargado de frustración. —Nunca estás a la altura de lo que espero.

Tory, intentando mantener la calma, responde.

—Estoy haciendo mi mejor esfuerzo, Jack. Este viaje también es importante para mí.

Jack no acepta la respuesta y se vuelve aún más irritable.

—Tu mejor esfuerzo nunca es suficiente. Parece que todo te queda grande.

La situación se torna aún más grave cuando Jack, en un ataque de furia, empuja a Tory contra la pared del hotel. La agresividad de Jack la deja atónita y asustada.

—¡Deja de ser tan inútil! —grita Jack, su voz resonando en el pequeño espacio del hotel.

Tory, temblando, intenta alejarse de la confrontación.

—No tienes derecho a tratarme así, Jack. Necesito que te calmes, no sé qué te pasa últimamente.

Jack no escucha. En un acceso de ira, da una bofetada a Tory. Ella cae al suelo, su rostro pálido y sus ojos llenos de lágrimas.

En medio del caos, el teléfono de Tory comienza a sonar. Es Robby, y ella contesta, buscando un respiro del dolor emocional.

—Hola, Robby —dice Tory con voz temblorosa.

Robby, preocupado, pregunta.

—¿Cómo estás? He estado pensando mucho en ti. ¿Todo bien?

Mientras la conversación avanza, Jack, al escuchar la voz de Robby, se enfurece aún más al cual interrumpe la llamada de manera brusca.

—¡¿Qué estás haciendo hablando con tu ex en medio de esto?! —exclama Jack, tomando el teléfono de las manos de Tory. —Esto es ridículo.

En medio de la pelea, Robby escucha los gritos y el sonido del golpe que Jack le ha dado a Tory. Atónito y horrorizado, intenta calmar la situación desde el teléfono.

—Tory, ¿estás bien? ¿Qué está pasando?

Tory, con lágrimas en los ojos y el rostro golpeado, intenta hablar.

—Rob... Robby...

Antes de que pueda decir más, Jack corta la llamada con un brusco golpe al teléfono.

—¡Ya basta de tus tonterías! —grita Jack. —No tienes que estar en contacto con él. ¡Olvídalo!

Tory, herida tanto física como emocionalmente, se sienta en una esquina, incapaz de articular palabras más.

Días después, Robby intenta nuevamente llamar a Tory, ansioso por saber cómo está. Sin embargo, en lugar de recibir una respuesta, lo que ve en la televisión lo deja paralizado.

Mientras mira las noticias, Robby se encuentra con un reportaje que muestra a Jack y Tory en un evento oficial en la ciudad. Jack y Tory están posando para las cámaras, abrazados y sonrientes, mostrando al mundo que su relación está en un estado ideal. El contraste entre la imagen pública y la realidad de lo que Robby sabe que está sucediendo es desgarrador.

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