Alma Perdida [Errorink]

Capítulo 10: Nightmare

Aunque el esqueleto de tentáculos había desaparecido por un tiempo tras su enfrentamiento con Error e Ink, no fue porque lo hubieran derrotado. Nightmare se alimentaba de los pensamientos negativos, y necesitaba tiempo para recuperar energía y fuerza después de que las rocas cayeran sobre él durante la batalla.

Su furia aumentó, sí, pero debía mantener la calma.

Antes de que sus oponentes se marcharan, había visto algo interesante: la forma en que el glitch permitía que el guardián se le acercara tanto fue una completa sorpresa. Error nunca dejaba que nadie se acercara a menos de un metro de él. Había algo entre esos dos esqueletos, y Nightmare lo averiguaría.

Fue entonces cuando, espiando a escondidas, vio algo que lo dejó boquiabierto: Error besaba a Ink, usando una barra de chocolate entre los dos. La situación le resultó cómica y entretenida, pues había descubierto la debilidad del "Gran Destructor".

—Parece que el más fuerte de nosotros se ha debilitado... —murmuró, esbozando una sonrisa burlona mientras se cubría el rostro con una mano y levantaba la mirada.

—¿Con quién hablas, jefe? —preguntó Killer, quien apareció de la nada detrás de Nightmare, solo para recibir un leve golpe en la nuca por su interrupción. Este fiel secuaz siempre seguía al esqueleto de tentáculos a donde fuera, fascinado por su aura dominante, su mirada fría y su actitud imponente. Desde su primer encuentro, Killer había admirado a Nightmare más que a Error, quien supuestamente era el más fuerte.

—Deja de aparecer así. Un día de estos voy a terminar matándote —la profunda voz de Nightmare hizo que un escalofrío recorriera la columna vertebral de Killer. Solo con escucharlo, este sentía que podría arrodillarse ante él.

La historia entre ambos era más antigua de lo que parecía. Killer había conocido a Nightmare antes que al Destructor, y había sido manipulado por él en su propio Universo. Desde entonces, su relación había crecido. Lejos de odiar a Nightmare por todo lo que lo obligó a hacer, Killer desarrolló una admiración profunda, lealtad y una sensación de seguridad. Habría hecho cualquier cosa que su ahora jefe le pidiera.

Retomando el asunto, Nightmare se acercó a Killer con una sonrisa maliciosa y, tras contarle lo que había descubierto, lo envió a informar a los demás Sanses. Cuando los "Bad Guys" supieron la noticia, no pudieron evitar sentir una mezcla de lástima y asco al enterarse de los sentimientos de Error hacia el guardián.

En ese preciso momento, todos comprendieron que se les presentaba una gran oportunidad para destruir a Error y, de paso, eliminar al guardián. De lograrlo, tendrían una ventaja crucial para dominar otros universos y sumergirlos en la oscuridad. Cada uno de ellos tenía sus propias motivaciones: rencor, envidia, furia, o incluso dolor. De alguna manera, encontraban cierto consuelo al trabajar juntos, aunque sus diferencias y trastornos personales los mantuvieran distanciados. A pesar de todo, ocasionalmente lograban reunirse y actuar como un equipo, o más bien, como una extraña versión de "amigos".

Después de que Error se distanciara del grupo, decidieron que Horror sería el encargado de los aperitivos, aunque siempre traía entrañas y extremidades de otros monstruos. No era la mejor opción, pero al menos cumplía con su cometido. Dust, por su parte, se pasaba hablando solo, creyendo que se comunicaba con su "hermano", lo que hacía que tuviera crisis frecuentes y a menudo disociara. Killer simplemente obedecía las órdenes de su jefe, llevándole algo de comida al resto cuando era necesario, mientras que Nightmare, con asuntos mucho más importantes, no se molestaba con esos detalles. Y las veces que intentaba traer algo, todo terminaba cubierto con ese líquido negro viscoso que lo envolvía. El cual, por cierto, era amargo. Killer lo sabía muy bien; lo había probado una vez como parte de una apuesta.