My First Love

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Canción:

He's so Fine- The Chiffons (1963)

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Boston, Massachusetts, 1963

Jimin P.O.V.

Estaba en el jardín trasero con mi padre, lo observaba pintar.

-Ya sé porque te gusta venir aquí _le dije a mi padre_

-¿Podrías explicárselo a tu madre? _me sonrió y yo le devolví la sonrisa_

Me gustaba ver a mi padre pintar, mejor dicho, me gustaba escucharlo mientras pintaban, aprendí mucho de él así.

Me contaba muchas cosas, como usando consiguió su primer trabajo vendiendo eno y que le hubiera gustado terminar de estudiar y un día me sorprendió.

-¿Qué ocurre entre tu y Jeon Jungkook? _me miró_

-¿De qué hablas? Nada _lo mire sin entender y con una sonrisa_

-Ah entiendo, me equivoque _volvio a su pintura_

-¿Por qué piensas eso?

-Por nada _respondio con una pequeña sonrisa en el rostro_ solo que tu... hablas todo el tiempo de él.

-¿A si? _sentía mis mejillas enrrojecer y la sonrisa que me estaba dando mi padre no ayudaba_ No lo sé, creo que pienso en sus ojos o tal vez en su sonrisa.

-¿Y que pasa con él?

-¿Qué?

-Tienes que analizar el cuadro completo _lo mire sin entender_

-¿De que hablas?

-Un cuadro, es más que la suma de las partes _tomó el pincel y volvió a su lienzo_ una vaca por si sola es solo eso, un valle por su solo, es unas flores, plantas... y el sol asomándose encima solo es un as de luz.

Lo miraba fijamente, grabandome sus palabras en su cabeza.

-Pero si pones todo eso junto, eso puede ser mágico.

Me miró y pero yo solo baje la mirada, en realidad ni entendí lo que decía, hasta que una tarde, que subi al Sicómoro, rescataba una cometa, estaba muy arriba, más de lo que jamas subí.

Y entre más subía, más me impresionó la vista, empecé a notar lo bien que olía la brisa, como a sol y hierbas, no podía dejar de respirar, de llenar mis pulmones con el aroma más dulce que habia conocido.

-¡Encontraste mi cometa! _baje la vista y me encontré con Jungkook_

-Jungkook, deberías subir _mi vista volvió al paisaje_ es tan hermoso...

-No, no puedo... me luxe... eh, tengo salpullido.

Volteé los ojos y seguí mirando el paisaje, desde ese momento, ese era mi lugar.

Me quedaba ahí por horas, solo mirando el mundo, a veces atardecia en violeta y rosa... y a veces atardecia en naranja intenso incendiando las nubes del horizonte.

Fue en uno de esos atardeceres, que la idea de mi padre de que el todo era más de la suma de sus partes, se movió de mi cabeza a mi corazón.