Viaje por una beca.

23 1 0
                                    

"La vida es un viaje de mochilero, tal vez sepas a donde vas, pero nunca a dónde llegarás."

Hoy es el día más importante de mi vida.
Soy Daniel, tengo 25 años, y hoy viajaré a la Ciudad de México ya que me he ganado una beca para estudiar mi licenciatura en una escuela privada.
Esto sería algo bueno para una persona ordinaria, pero yo no soy una persona ordinaria, crecí en un orfanato ya que mis padres murieron a causa de un incendio, las personas que venían a adoptar nunca se fijaban en mí, yo tenía 7 años cuando llegué aquí y las parejas siempre desean adoptar un bebé lo más pequeño posible.
Ya entenderán porque esta beca es lo más grandioso que me ha pasado en mi vida.
Había estado viviendo en el orfanato estos años sin estudiar, ya que ya había terminado mis estudios hasta la preparatoria y se supondría que ya no tendría por qué vivir aquí, pero me dejaron estar aquí ya que notaban que yo era un muchacho muy trabajador y yo les ayudaba mucho con los demás niños.

Ya tenía mis cosas preparadas; libros, ropa, dinero que había ganado y ahorrado, una linterna, mi pasaje, etc.
Todo guardado en una maleta.
Entonces escucho un claxon de un auto, me acerco a la ventana y era el taxi del aeropuerto. Era hora.
Tomé mi maleta y mi mochila donde llevaba algunas cosas importantes, me miré al espejo y me vino un pensamiento...

Mis padres han muerto, he vivido aquí casi 8 años de mi vida ya que nadie me quiso adoptar, he luchado por ser el mejor y mi oportunidad de ser grande ha llegado.

Bajé las escaleras y ahí estaban todos los niños del orfanato y las encargadas, todos me abrazaron, me besaron y me decían que tuviera cuidado, que me iban a extrañar, que me querían mucho y que por favor regresara.
Me sentí importante, se me salieron algunas lágrimas por la emoción. El señor del taxi subió la maleta a la cajuela, yo me subí diciendo adiós con la mano, el taxi arrancó y salí del orfanato.
Sentí que perdía algo dentro de mí.

El pavimento estaba mojado ya que había llovido, yo estaba volteando hacia la ventana y pensaba...

¿Qué aventuras me estarán esperando allá? Tal vez nuevos amigos, un lindo lugar donde vivir, un buen trabajo... Todo eso me emocionaba.
El orfanato no estaba muy lejos del aeropuerto entonces llegamos rápido.
Me bajé junto con mi equipaje y entré.
Creo que nunca había estado en un aeropuerto, era algo grande y muy nuevo para mí. No sabía exactamente qué hacer, así que le pregunté a una señorita que trabajaba por ahí y ella me dio instrucciones de qué hacer.
Hice todo el procedimiento y me dirigí a la sala donde mi avión despegaría, sala 5 Guadalajara a Ciudad de México.
Busqué un lugar para sentarme, deje mis cosas y me senté en unos sillones que había ahí.
Saqué un cuaderno que traía en mi mochila y un lápiz, y empecé a dibujar un avión que estaba ahí. Era muy grande, de sólo pensarlo me daban escalofríos, nunca había abordado un avión, no sabía cuales eran las posibilidades de tener un accidente o cualquier cosa que no fuera del todo buena.

- Pasajeros del vuelo 354, Guadalajara a Ciudad de México, ya pueden abordar.

Una señorita había hablado por un micrófono, guardé mi cuaderno y mi lápiz, tomé mis cosas y me dirigí a la entrada del avión, era el momento, el viaje había comenzado desde que dejé el orfanato, de ahí ya no había vuelta atrás.

Abordé el avión, donde había una señorita aeromoza con una canasta llena de chocolates para regalar a los pasajeros.

- Buen día. - me dijo sonriente.

- Buen día. - dije con una sonrisa y tomé un chocolate.

Ya había muchas personas en el avión, busqué mi asiento H5... H5... Aquí está, en la ventanilla.
Dejé mi mochila en el compartimento superior y me senté.
Me sentía muy nervioso, nunca antes había viajado en avión, esta era una experiencia completamente nueva para mí.
Respiré profundo, abroché mi cinturón y miré hacia la ventana.
El piloto habló por el micrófono, se presentó, dijo el número de vuelo, dio el nombre de el copiloto y aeromozas.
Después las aeromozas dieron instrucciones sobre los materiales de los asientos, y cuando terminaron el avión se empezó a mover.
Sentía muchos nervios, tenía miedo pero estaba muy muy emocionado, el
avión despegó y sentí una sensación rarísima, sentía mis órganos flotando mientras mi corazón latía con rapidez.
El avión ya estaba volando, miré hacia la ventana y podía ver la ciudad desde arriba, era increíble, por primera vez en mi vida no soy el que esta allá abajo mirando hacia arriba al avión que va volando, sino soy el que está acá arriba mirando hacia abajo a la ciudad desde otro ángulo, era impresionante.
Me dio tanta emoción que quise llorar.

Cuando era niño, antes de que mis padres murieran, le había dicho a mi madre que cuando yo creciera iba a comprar un avión y la iba a llevar a todas partes.
Eso nunca pasó, pero era como si estuviera sucediendo, como si mi madre y mi padre estuvieran ahí conmigo, en el avión, y los tres pudiéramos ver los edificios, los carros, las casas, los jardines, la ciudad entera... De alguna manera, en ese momento yo estaba en el cielo... Con ellos.

Almas vagabundasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora